Los primeros días de cualquier banda se caracterizan entre muchas cosas por tocar en lugares muy pequeños por una suma aún menor de dinero (si es que lo hay). Prácticamente cualquier oportunidad para practicar los batacazos y guitarrazos en vivo y darte a conocer, es una que no puedes desaprovechar. Pero también esto da lugar a situaciones incómodas que con el paso del tiempo se convierten en comedia. Este es justamente el caso de Slipknot, cuando (¿por error?) le abrieron a una anónima banda de jazz.
Hagamos un ejercicio de imaginación: un par de abuelitos decide que es tiempo de hacer algo diferente que no sea quedarse en casa todo el tiempo. Su convicción de salir y romper la monotonía de los últimos 7 años, hace que le llamen a uno de sus nietos para que les ayude a encontrar una actividad divertida pero adecuada para su edad y sus gustos. Su nieta, se echa un clavado a la oferta de entretenimiento y encuentra una función de jazz a una hora razonable para que sus abuelitos puedan ir.
Llega el día de la función, se ponen sus mejores prendas de cashmere con olor a naftalina y se aventuran a su tranquila y agradable función de jazz. Ya ahí, ven que unos niños raros llenos de tatuajes vestidos de negro con máscaras bien darks se empiezan a cuadrar en el escenario. Sus caras de confusión se pueden ver desde el polo norte. Sin saber qué diablos está pasando, una de las bandas más macizas de dark metal de la historia empieza a tocar un set mega ponchado…
Honestamente, la culpa es de los cuates que enlistaron a Slipknot sin conocer ni una nota de la música que tocaban para abrir un concierto de jazz. Pero esto no quita podernos imaginar ese momento tan especial. Todo esto lo platicó Corey Taylor en una entrevista reciente para la BBC Radio 1, al recordar esta tocada de los primeros días de la banda en su ciudad natal de Des Moines, Iowa. “Todos nos miraban como si tuviéramos mierda en nuestras manos y se las hubiéramos arrojado. Estaban tan sorprendidos con la locura”, dijo Taylor.
