De acuerdo con datos del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), la inflación general anual se ubicó en 7.77%. En el 2021 la inflación anual fue de 7.45%.
¿Esto qué implica? Que arrancamos el 2023 con un aumento a los precios de muchos productos que son esenciales, como alimentos, o no. Para hablar de algunos productos que arrancaron este nuevo año siendo más caros, platicamos con Cuauhtémoc Rivera, presidente de Alianza Nacional de Pequeños Comerciantes (ANPEC).
Arrancamos el 2023 con productos más caros
El presidente de la ANPEC explica que con un aumento de la inflación, arrancamos este 2023 con un aumento al Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) para algunos productos y con un aumento en el costo de productos que encontramos en la tiendita de la esquina como galletas, botanas en general y agua embotellada.
Lo primero que Rivera nos explica es que este nuevo año arranca con las galletas, de las marcas más conocidas, costando entre 1 y 3 pesos más que el 2022.
Luego, las botanas como papas fritas, aumentaron también entre 1 y 3 pesos en comparación con el 2022. Pongamos un ejemplo: una bolsa de papas de la marca más conocida, cuesta este 2023 un peso más que el año pasado.
Lo que sí se disparó fue el agua embotellada.
“El agua embotellada es un mercado medio caprichoso. Por ejemplo, si nos vamos a Tijuana el garrafón cuesta hasta 55 pesos cuando el precio de base, el fijo, con el que arranca en el mercado es de 41 pesos en promedio“, nos dice el experto.
Y hay otros productos que encontramos en los pequeños comercios que también aumentaron de manera considerable, por ejemplo, los cigarros, refrescos y cervezas.
De acuerdo con la nueva publicación de la Secretaría de Hacienda, en 2023, el IEPS —Impuesto Especial sobre Producción y Servicios— incrementa un 7.9% conforme a lo que vimos el año pasado.
En 2022 los cigarros tenían un IEPS de $0.54 por cada cigarro, en 2023 eso será de $0.59. El presidente de la ANPEC explica que la cajetilla de cigarros aumentó hasta 5 pesos y quien compra una, solo paga 5 cigarros en realidad, el resto es el pago de impuestos.
En el caso de los refrescos, el aumento es similar. En 2022 se pagaban $1.39 por cada litro de chesco. Para el año entrante, el impuesto se actualizó a $1.50 por cada litro de bebida azucarada.
Y esto no es resultado de la magia
Cuauhtémoc Rivera, presidente de la ANPEC, explica que los aumentos en inflación y por tanto en precios no surgen de la nada, todo tiene una explicación y es consecuencia de lo vivido en el pasado.
El experto recuerda que la pandemia de COVID-19 paralizó al planeta y la economía entró en una recesión por ahí del 2021. Una recesión no es otra cosa que una disminución o pérdida generalizada de la actividad económica de un país o región. Y es que estuvimos en cuarentena, en casa, sin poder salir, por mucho tiempo.
En México por esta situación se perdieron más de 4 millones de negocios y otros millones tantos de empleos.
“El 2022 lo podemos llamar como el año de la reactivación económica no lograda, porque hablamos mucho de la reactivación y un poco como hablábamos de la nueva normalidad y volvimos al verde total, pero no se logró la reactivación. La gente se movió pero no traía dinero, ni posibilidades de consumo. El 2022 lo cerramos con varias quincenas con una inflación en materia de alimentos muy elevada y la inflación repunta en diciembre hasta 7.77%.”, nos explica.
¿Entonces qué esperamos para este 2023? El experto habla de dos escenarios: uno optimista ‘ilusionado’ y uno optimista ‘razonado’.
El primer escenario nos habla de que todo está dado para que este año nos va a ir mejor en cuanto a inflación, poder adquisitivo, etc. Por otro lado voces expertas en todo el mundo ya bosquejan una recesión mundial en la etapa post pandémica: una inflación sostenida que eleva el precio de las cosas y mina el poder de compra de las personas.
La gente comprando lo mismo, obtiene 40% menos de productos.
Lo que sí ha pasado con los pequeños negocios, por ejemplo, es que se han diversificado y se han adaptado a las condiciones. Cuando había pandemia y cuarentena, muchos le apostaron a las ventas a domicilio, a las ventas por internet, a las entregas de productos en puntos medios como el metro o cualquier punto de referencia.