La priista Claudia Ruíz Massieu fungió como titular de las Secretarías de Turismo y Relaciones Exteriores durante la administración del presidente Enrique Peña Nieto. Sin embargo, probablemente se le recuerda más por su participación —y posterior triunfo— en el irrisorio #RetoGuacamole, unas semanas antes de renunciar al cargo de canciller y ser reemplazada por Luis Videgaray Caso. Aunque se rumoraba que, como jugando a las sillitas, Ruíz Massieu ocupara otro puesto en el gabinete —por ejemplo, en la entonces vacante Secretaría de Cultura— la exdiputada federal se quedó chiflando en la loma; como el chinito, nomás milando.
Desde el pasado 4 de enero no se supo más de Claudia Ruíz Massieu, quien de acuerdo con versiones periodísticas fue una de las principales opositoras a la visita de Donald Trump a México. Dicen que la política es el arte de comer caca sin hacer gestos y Ruíz Massieu lo tiene muy claro. Aunque la cara de la excanciller lucía ese día algo desencajada, trató de guardar la compostura y no se salió del guión de una transición respetuosa. La excolaboradora del presidente Peña Nieto fue recompensada el pasado 2 de marzo con la Secretaría de Organización del Partido Revolucionario Institucional.
Sin embargo, el nuevo cargo de la ganadora del #RetoGuacamole sólo es temporal, ya que se tiene previsto que se haga en el corto plazo con la Secretaría General del partido tricolor, el segundo cargo en importancia dentro de la cúpula del PRI, una vez que se de la salida de Carolina Monroy. Ese puesto también fue ocupado por José Francisco Ruíz Massieu, padre de la exlegisladora federal.
El anuncio fue realizado por Enrique Ochoa Reza, dirigente nacional del PRI, quien consideró que Ruíz Massieu “es una pieza fundamental porque organiza al partido en los estados de la República” y que ella estará metida de lleno en el trabajo para ganar las tres elecciones de este 2017: Coahuila, Nayarit y Estado de México. De acuerdo con la sección Bajo Reserva del periódico El Universal, Ruíz Massieu no estaba muy convencida de integrarse a la estructura de mando del PRI hasta que don Enrique Ochoa, su buen amigo, la convenció de ser la segunda al mando.