La victoria de Donald Trump en las elecciones celebradas el pasado 8 de noviembre será oficializada este lunes 19 de diciembre por el Colegio Electoral. Aunque algunos todavía guardan dentro de sí la esperanza de que el cónclave que termina por elegir al presidente de Estados Unidos cambie de opinión en un acto de constricción de último momento, todo apunta a que, a pesar de las presiones del equipo de Hillary Clinton, el magnate neoyorkino será ratificado en su puesto en la Casa Blanca.
A seis semanas de una de las contiendas electorales más cerradas en la historia estadounidense, en medio de una expuesta y documentada polarización de su sociedad y atrapados dentro del tufo que supuso la posible intervención de Rusia en las elecciones, 538 personas determinarán oficialmente quién será el nuevo presidente de Estados Unidos. El sistema del Colegio Electoral, considerado como una ventaja para el Partido Republicano por el actual mandatario estadounidense, Barack Obama, podría tener hoy una de sus sesiones más tensas.
Y a todo esto, ¿qué es el colegio electoral?
A diferencia del sistema electoral de nuestro país, donde se determina como ganador de los comicios al candidato con la mayoría de los votos populares, el complicado engranaje estadounidense se define con base en votos electorales. En este confuso sistema de votación indirecta, los electores emiten su sufragio por el candidato de su preferencia, aunque realmente le indican a los electores de su estado hacia dónde deben dirigir su voto.
Cada uno de los estados tiene establecido un número de electores, el cual es definido con respecto al número de su población; en total suman 538 miembros del Colegio Electoral, lo que significa que aquel aspirante presidencial que junte un mínimo de 270 votos a favor se convierte en el ocupante de la Casa Blanca. Este sistema es tan antiguo como la democracia estadounidense y con él se buscaba mediar entre la voluntad del voto popular y la del Congreso; sin embargo, nunca en su larga historia el Colegio Electoral se ha opuesto al resultado de los comicios.
De acuerdo con Alexander Hamilton, uno de los padres fundadores de Estados Unidos, la intención de tener este sistema es que, en última instancia, el Colegio Electoral pueda servir de resguardo constitucional para prevenir que candidatos poco calificados o bajo influencia de potencias extranjeras puedan llegar a la Casa Blanca. De ahí que el equipo de Clinton, encabezado por John Podesta, reclame la interferencia del Gobierno de Vladimir Putin en sus elecciones presidenciales y busquen dar la vuelta a los resultados a través del sistema electoral.
¿Entonces todavía hay esperanza?
Aunque Hillary Clinton obtuvo casi 3 millones de votos más que el empresario neoyorkino, Trump consiguió más votos electorales, alzándose al final de la contienda con un total de 306. ¿Qué significa esto? Que 37 de los compromisarios del magnate tendrían que echarse para atrás y votar en su contra: ya sea por Hillary o por un candidato republicano más apto. ¡Entonces sí se puede!
¿Qué nos dice la historia al respecto? Solamente nueve electores en la historia de la democracia de Estados Unidos han cambiado el sentido de su voto o han votado en blanco. ¡Entonces no se puede!
Peeeeerooooo…
El republicano Christopher Suprun, elector por Texas, ha dejado muy en claro que no votará por Donald Trump por no considerarlo calificado para hacerse cargo del puesto. Suprun comparó la inmediatez con la cual el empresario neoyorkino ha respondido a las críticas que le realizan en el programa Saturday Night Live, en comparación a la tardanza que ha mostrado para posicionarse en temas más importantes como el ataque que sufrió la comunidad de la Universidad de Ohio tras un atentado.
Ya sólo faltan otros 36 electores que se sumen a la iniciativa…
En el hipotético—e improbable—caso de que existiera una rebelión sin precedentes contra Donald Trump y ninguno de los dos candidatos lograra el mínimo fijado de 270 votos electorales, la decisión finalmente sería tomada por el Congreso… el cual está en manos del Partido Republicano.
