Un día como hoy en 1966 tendría lugar un hecho que cambiaría para siempre la historia del Rock. Un momento revolucionario en el que un joven norteamericano se abriría paso en el panorama británico y las viejas concepciones de lo que hasta entonces significaba tocar la guitarra tendrían que ser re-evaluadas a partir de este punto. Eso sucedió el día que Jimi Hendrix conoció a Eric Clapton

Hay que poner algo de contexto. Para 1966 Eric Clapton era el indiscutible monarca y héroe de la guitarra. Curtido en las filas de los Yardbirds y en la banda de John Mayall, Eric “Manolenta” Clapton, formaba parte del primer supergrupo de la historia: Cream, un trío completado por Jack Bruce al bajo y Ginger Baker en la batería, los tres mejores músicos de Inglaterra, la crema y nata del Rock eran ellos. Su reputación era tal, que se les veneraba como deidades. Fue muy famoso ese graffiti aparecido en las calles británicas que manifestaba “Clapton Es Dios”.

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Del otro lado del mundo Jimi Hendrix, un joven guitarrista zurdo afroamericano, aún estaba en búsqueda de explotar todo el potencial que tenía dentro de sí. Había acompañado a otros artistas como los Isley Brothers y en la banda del propio Little Richard, quien no soportaba que Jimi quisiera robarse el show pues era tan extravagante como él. Armó su propia banda Jimi James and the Blue Flames y trataba de sobrevivir tocando en Nueva York.

La entonces novia de Keith Richards de los Rolling Stones, Linda Keith, fue quien se podría decir que realmente “descubrió” a Jimi Hendrix, percibió su talento y quiso ayudarlo. Lo presentó con Richards y también lo recomendó con el manager de los Stones, Andrew Loog Oldham quien no se interesó por el guitarrista. Así que Linda le pasó el tip a Chas Chandler, recién salido de las filas de los Animals y ahora interesado en convertirse en manager. Chandler estaba clavado con la canción “Hey Joe” de Tim Rose, y estaba seguro de que si encontraba al intérprete correcto, el tema sería todo un éxito. Como si fuera una epifanía, ante sus ojos estaba Jimi Hendrix tocando esa misma canción, pero en una salvaje y emocionante versión, lo cual fue suficiente para convencer a Chandler de que había encontrado a la estrella que buscaba. Seguro de que Jimi sería todo un hit en Londres, le preguntó si querría dejar Estados Unidos e irse con él. Hendrix, de 24 años, aceptó gustoso; no tenía nada que perder pues en Nueva York no estaba pasando nada. Sin embargo tenía una condición para ir a Londres: tenía que llevarlo a conocer a Eric Clapton pues era muy fan de Cream.

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Chandler aceptó la condición y de inmediato volaron a Londres. A su llegada, el 21 de Septiembre de 1966, Jimi fue instalado en el sótano del cantante y tecladista Zoot Money, quien casualmente vivía con Andy Summers, quien a su vez apenas estaba incursionando en la música con el grupo Soft Machine, quien 20 años después se haría famoso como guitarrista de The Police. Los tres músicos vivían juntos y Jimi prontamente estaba palomeando con ellos en sesiones casuales. Chas se encargó de correr la voz y presentar a Jimi con todo el mundo, hablando de las maravillas de su talento.

El 1 de Octubre, dio la casualidad que Cream daría un concierto en el London Polytechnic, así que Hendrix haría que su ya establecido manager cumpliera la promesa que le había hecho. Así que ambos asistieron al show. Jimi Hendrix nunca se separaba de su guitarra excepto para dormir. Hasta sus últimos días era común verlo empuñar el instrumento y llevarlo a todas partes. Cream ofreció su show como era habitual y Chas llevó a Hendrix tras bambalinas para presentarlo con Clapton y el resto de la banda. Después de los habituales saludos, Jimi tuvo la osadía de pedir lo impensable, algo que nunca nadie antes se había atrevido a sugerir siquiera: pidió que lo dejaran palomear con Cream.

La descabellada petición fue recibida con sorpresa por los músicos. Ellos eran los dioses del Olimpo del Rock y de pronto llegaba este desgarbado muchachito estadounidense a pedir tocar con el mejor grupo de Gran Bretaña. Sin embargo, para sorpresa de todos, Jimi no fue rechazado, al contrario, los músicos aceptaron gustosos (quizás como un favor hacia Chandler a quien conocían bien en el circuito británico) y subieron a Jimi Hendrix al escenario con ellos.

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Siendo que sólo había un amplificador de guitarra, Jimi preguntó si podía conectarse en el amplificador Wem de bajo que usaba Jack Bruce y tenía dos entradas de instrumento. El bajista le dio permiso y una vez que todos los músicos estuvieron conectados le preguntaron a Jimi qué le gustaría tocar. “¿Qué tal si tocamos ‘Killing Floor’?” sugirió Jimi, aludiendo al popular tema del bluesero Howlin’ Wolf. Los Cream conocían a la perfección el tema y le dijeron a Hendrix que él comenzara.

Entonces todo cambió: Jimi Hendrix, con su Stratocaster blanca, comenzó a ejecutar el tema con una velocidad inaudita, sus dedos recorrían el brazo de la guitarra como relámpagos, atacando las notas con gran precisión. Bruce y Baker de inmediato se pusieron a la altura del reto y siguieron el ritmo convocado por Hendrix. Clapton por su parte, el gran Dios británico de la guitarra, se encontraba minimizado, sudaba copiosamente pues no podía siquiera igualar la técnica y velocidad de este músico que había sido llevado hasta su templo sagrado para destronarlo. Clapton era Ícaro cayendo al vacío con las alas de cera derretidas por el sol, Goliath vencido por David.

Perturbado por esta afrenta a su reputación, el músico abandonó el escenario a media canción. Nerviosamente encendió un cigarrillo que fumaba con ansiosas bocanadas. Chandler se acercó a Clapton, quien sudando y tembloroso le espetó: “¡Tú sabías que eso pasaría!, ¡nunca me dijiste que era TAN pinche bueno!”.

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A partir de entonces se comenzó a correr la voz de que un nuevo mesías de las seis cuerdas había llegado a Londres. Muy pronto, los músicos más notables de la escena británica se presentaban en sus shows para ser testigos del nuevo fenómeno. Jeff Beck, Pete Townshend, Peter Green, John Lennon, Paul McCartney, Mick Jagger, Brian Jones, todos se volvieron sus fans, y de pronto fueron obligados a ponerse a la altura de Hendrix quien reescribió las reglas del juego del Rock en una sola tarde. Incluso el propio Clapton se vio afectado por Hendrix al grado que comenzó a dejar su cabello crespo igual que el de Jimi en un afán de no dejarse opacar por él.

Todo el mundo tuvo que ponerse a trabajar al doble para no quedarse atrás ante la avanzada de este músico que llegó a Londres degollando a su Dios y dispuesto a conquistar su territorio.

El resto, es historia.

FB: IvanNieblas

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