El pasado 20 de enero el empresario neoyorkino Donald Trump asumió su cargo como el cuadragésimo quinto presidente en la historia de Estados Unidos. Cual vendaval, la administración del magnate irrumpió violentamente desde sus primeras horas en el cargo. Con su llegada desapareció el apartado dedicado al cambio climático en la página oficial de la Casa Blanca para ser reemplazado con un contenido sobre extracción petrolera y la accesibilidad del sitio en idioma español quedó suspendida.

El 21 de enero Trump firmó la primera orden ejecutiva de su mandato: el desmantelamiento del Obamacare, un programa social instaurado por el expresidente Barack Obama que dotó de seguro médico a más de 15 millones de personas de los sectores más desprotegidos. Dos días después, el 23 de enero, el presidente de Estados Unidos firmó una orden ejecutiva para reactivar la Mexico City Policy, una norma que prohibe que organizaciones no gubernamentales utilicen dinero federal para promover acciones de salud reproductiva en el extranjero.

Mr. Trump también firmó la salida de su país del Acuerdo Transpacífico (TPP), al cual calificó durante su andanza como candidato presidencial como “terrible” para los trabajadores estadounidenses. Después de haber firmado la salida del acuerdo, el inexperto político republicano declaró: “lo que acabamos de hacer es una gran cosa para el trabajador americano”. En su corta gestión, lo mismo ha tensado las relaciones bilaterales con México, su vecino y uno de sus principales socios económicos, y buscado congeniar con Rusia.

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La orden ejecutiva para construir el muro fronterizo entre Estados Unidos y México, con toda la polémica que ha arrastrado la decisión, llegó el pasado 25 de enero. La firma de la orden coincidió con la visita que el canciller Luis Videgaray y el secretario de economía Ildefonso Guajardo realizaron a la Casa Blanca para reunirse con el equipo de Trump (aunque dicen que en política no existen las casualidades).

El momento más tenso y ríspido en la relación bilateral durante las dos semanas de la administración de Trump llegó ante la versión de una supuesta intervención militar estadounidense para combatir el crimen organizado ante la incapacidad de las Fuerzas Armadas mexicanas, presunta amenaza que después fue matizada por el gobierno mexicano.

El 29 de enero, Trump estableció comunicación con el presidente de Rusia, Vladimir Putin, para mejorar las relaciones bilaterales y cooperar en la lucha contra el terrorismo. A este episodio se suma el desplante que, vía telefónica, el presidente de Estados Unidos le atizó al primer ministro de Australia el pasado 1 de febrero.

Al respecto, el presidente Trump pronunció las siguientes palabras:

Créanme, no se preocupen cuando escuchen sobre las duras llamadas telefónicas que estoy teniendo. Simplemente no se preocupen

Virtualmente todas las naciones del mundo se están aprovechando de nosotros. Eso no va a pasar más

El mundo está en problemas, pero vamos a enmendarlo, ¿de acuerdo? Eso es lo que hacemos, yo arreglo cosas

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El presidente Donald Trump firmó una orden ejecutiva el pasado 27 de enero para prohibirle la entrada a su país personas que pudieran representar una potencial amenaza terrorista. Las fronteras de Estados Unidos se cerraron a partir de esa fecha, y durante 90 días, para personas originarias de siete países: Siria, Irak, Irán, Libia, Somalia, Sudán y Yemen. La polémica medida ha sido fuertemente criticada y devino en varias protestas a lo largo del territorio estadounidense.

La revista The New Yorker criticó las primeras semanas de la administración de Trump, principalmente sus medidas en materia de inmigración, a través de la portada de su número de aniversario. En la tapa de la publicación se puede vislumbrar el brazo de la Estatua de la Libertad sosteniendo una antorcha con la llama recién apagada.

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La publicación alemana Der Spiegel fue más allá y en su portada colocó una imagen en la cual se puede apreciar al nuevo presidente de Estados Unidos con una mueca colérica sosteniendo en una mano un cuchillo ensangrentado y en la otra la cabeza cercenada de la Estatua de la Libertad.

FOTOS: GETTY IMAGES

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