El Tío Sam también quiere su parte de Chapo, así que algunos de sus fiscales ya planean pedir la extradición del que, hasta la semana pasada, fue el hombre más buscado del mundo. Pero ¿nuestro gobierno debería extraditarlo o no?¿Qué significaría esto?¿por qué es una decisión tan importante?

Según La Jornada, Robert Nardoza, portavoz de la fiscalía estadounidense en Brookly, afirmó el día de ayer que su despacho planea solicitar la extradición, pero éste sólo es uno de varios fiscales estadounidenses que buscarán que el Chapo sea juzgado en una corte norteamericana.

Por otro lado, recordemos que el Chapo tiene cuentas que pagar en nuestro país, para empezar, una condena que no ha terminado de purgar.

El Chapo enfrenta un considerable número de cargos en al menos seis jurisdicciones estadounidenses. Una de ellas es Nueva York, lugar donde quieren que sea juzgado por delitos relacionados al narcotráfico.

Chicago también lo quiere juzgar. Jack Riley, jefe de la oficina de la DEA en esa ciudad, afirmó que pugnará por que el famoso capo sea enviado a su estado para ser juzgado.

Sin embargo afirma que el 14 de febrero del año pasado, la Comisión de Crimen de Chicago (CCC) designó a Guzmán como el «enemigo público número 1 de la ciudad», ese título ya fue merecido por otra persona, líder de un importante grupo criminal: Al Capone.

El presidente de la CCC, J.R. Davis, afirmó:

«Comparado con Guzmán, Al Capone parece un aficionado. Guzmán encabeza la más grande y poderosa organización criminal en México […] si pensaban que la mafia italiana era lo peor del crimen organizado, piénsenlo dos veces. El Chapo Guzmán se los come vivos»

En una entrevista con el Chicago Sun Times durante el año pasado, Riley afirmó:

«Jamás habíamos visto una organización criminal tan centrada y con tanto sentido de los negocios, pero tan salvaje y tan violenta»

4 al capone

La DEA tiene cargos federales contra el Chapo, ya que convirtió a la ciudad de Chicago en una de sus principales núcleos de distribución dentro de los Estados Unidos.

Arizona tiene cargos contra este capo desde 1993, y California desde 1995, ambos estados lo buscan por narcotráfico y lavado de dinero.

Otros estados que tienen cargos contra él son: Texas, Illinois, Florida y New Hampshire.

Según Reforma, si el Chapo pierde un eventual juicio de extradición, la PGR puede entregarlo sin que los procesos en nuestro país hayan concluido en sentencia con base en la figura de «extradiciones temporales».

No obstante, un juicio de extradición puede durar más de un año.

Michael McCaul, congresista de corte republicano por el estado de Texas, expresó:

«Creo que la secuencia normal es que México, siendo una nación soberana, realice el primer proceso […] Sin embargo, hay una historia ahí. Él ya se escapó de prisión en 2001 y hay corrupción en ese país […] Le pediría a los mexicanos que consideren la posibilidad de extraditarlo a Estados Unidos, donde se le conducirá a una prisión de súper máxima seguridad de la que no podrá escapar y será llevado ante la justicia con una sentencia de encarcelamiento de por vida»

¿Qué deberíamos hacer, encerrarlo o extraditarlo?

 Pero bueno, después de enterarnos de todos los fiscales que pedirán la extradición ¿qué debería hacer el país? Para Reporte Índigo, las líneas en el gobierno se han dividido en dos bandos (como ha sido, en el último año, en los temas relacionados con la seguridad), por un lado están los que quieren seguir con el cooperacionismo con Estados Unidos (que nos sabe mucho a panismo) y el otro lado quiere distinguirse de esta estrategia.

Según este rotativo, la detención realizada por nuestra Marina fue hecha con base en una investigación de la Agencia de Investigación Criminal de la Procuraduría General de la República. Pero, no obstante, la información clave para localizar al Chapo fue obtenida por la DEA.

Esta decisión es importante, ya que definirá o, por lo menos, hará más explícita la estrategia de seguridad de Enrique Peña Nieto y el proceder que se realizará con casos similares, veremos si se distinguirá del camino sostenido los útlimos 12 años por el panismo o no.

 ¿Qué hubiera hecho el general Óscar Naranjo?

¿Recuerdan a Naranjo, el colombiano que dirigía la Policía Nacional de su país y se desempeñó como asesor en la administración peñista hasta este año? Pues bueno, éste señor recomendaba no despegarse de la comunicación con los Estados Unidos y que se aminoraran los trámites burocráticos para extraditar criminales a nuestros vecinos del norte.

De seguir como asesor, probablemente ya se hubiera iniciado el proceso para la extradición. Él afirmó:

«La entrega de narcotraficantes al país vecino nos pone en sintonía con lo que sucede en el mundo de la justicia, la cual empieza a ser global»

Pero ¿la justicia es meramente un trámite burocrático? ¿qué hay de las víctimas y sus familiares? ¿qué significa justicia entonces? Según Milenio, Joaquín El Chapo Guzmán e Ismael El Mayo Zambada, líderes del cártel de Sinaloa o del Pacífico, son los responsables de 67 % de homicidios relacionados con el crimen organizado que se registraron en los primeros cuatro años del sexenio de Felipe Calderón, debido a la expansión de su organización criminal. Estamos hablando de una considerable cantidad de mexicanos asesinados por la organización dirigida por este señor ¿qué pasa con la voz de las víctimas y sus seres queridos? ¿cómo recibirán justicia? ¿ya acabó la violencia del narco o, como dicen muchos, ésta solamente va a aumentar? ¿atrapar una cabeza entonces es hacer justicia o sería mejor buscarla de otra manera más orgánica, por ejemplo, no atrapando a cabezas meramente sustituibles sino eliminando las circunstancias que permite al crimen organizado existir como hasta ahora existe?

Para Reporte Índigo, la extradición del capo significaría para las agencias de Estados Unidos la obtención de un gran cúmulo de información sobre la operación de los cárteles, tomando como referencia las negociaciones durante los juicios que se han dado en casos similares.

Por otro lado, admitir la extradición sería admitir que nuestro sistema penal no es óptimo y nuestras cárceles no son seguras, ya que uno de los argumentos utilizados por los estadounidenses es que «ya se nos escapó una vez» ¿no sería esta una buena oportunidad para que Peña Nieto mostrara un verdadero cambio y optimara la manera en que funcionan las cárceles haciendo una purga de toda la corrupción que existe ahí? El caso del Chapo podría ser paradigmático en este sentido.

No extraditarlo también podría significar que los estadounidenses ya no sean tan felices y cambien sus relaciones con nosotros…. como ven, es una decisión importante.

***Vía La Jornada, Reforma, Sin embargo, Reporte Índigo, Milenio

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