En diciembre no todo es Navidad
Aunque no te desagraden tanto las festividades navideñas, lo cierto es que éstas pueden tornarse aburridas pues siempre son lo mismo: Cena Godín, Regalos, Ponche, Villancicos, Árbol de Navidad, Reuniones Familiares donde la abuelita llora y el tío se emborracha, etc.
¿Ya te fastidiaste y andas en busca de algo nuevo o quieres pasar un diciembre fuera de lo común? Entonces puedes intentar festejar Festivus.
¿Festi… qué?, se preguntarán muchos de nuestros lectores. La verdad el concepto no es muy conocido en México, sin embargo, los fans de hueso colorado del sitcom Seinfield seguro ya saben de qué hablamos.
Siguen sin tener ni idea sobre qué les hablamos, no se preocupen, ahí les va una explicación clara y sencilla: Festivus es la costumbre de reunirse cada 23 de diciembre alrededor de un palo metálico.
Y ya.
¿Qué, pensaban qué era algo más especial? Pues aunque no le encuentren chiste, esta práctica sí es popular en varias regiones de Estados Unidos, donde incluso lo celebran figuras políticas o instituciones universitarias.
Se preguntarán a quién se le ocurrió semejante payasada. Todo fue surgió en 1966, después de una ocurrencia del Daniel O’Keffe, padre de Dan O’Keffe, uno de los escritores de la exitosa serie Seinfield. Gracias a este programa y a la referencia que se hace de dicha celebración en uno de los capítulos, Festivus se popularizó.
En el capitulo The Strike, Frank Constanza, padre de George, va a una juguetería un día antes de Nochebuena para comprar una muñeca. El problema es que sólo quedaba una y tanto él como otra persona la agarran al mismo tiempo y terminan peleando por ella. Finalmente la muñeca se rompe, por lo que Frank decide intentar el Festivus y así oponerse a las tradiciones navideñas.
Aquí lo mejor de ese capítulo:
Si no les dio risa es porque están muertos por dentro.
Hace un momento les dijimos que Festivus consiste en colocar un palo metálico para que las personas se reúnan alrededor de él, pero no les mencionamos otras características, igual de raras, que en conjunto le dan vida a esta celebración.
Esta fiesta surge como una celebración más o menos contraria a la Navidad. Es una reunión o cena entre familiares y/o amigos que se celebra el 23 de diciembre, sólo que aquí no hay lugar para los foquitos de colores, los árboles de Navidad, las figuras de Santa Claus, ni para nada que aluda a los buenos deseos.
Nada más hay un palo de aluminio y una consigna clara: Regalar algo que no te gusta, y que piensas que tampoco le gustará a quien lo reciba.
(Chin, creo que al menos en este último punto, en mi familia hemos estado celebrando el Festivus de forma involuntaria).
Si nos regimos por lo expuesto en Seinfield, entonces un buen Festivus comienza con la llamada “Exposición de quejas”.
Es simple. Ni los invitados y mucho menos los anfitriones, se esfuerzan por tener buena cara. Al contrario. Unos y otros pueden decirse sus verdades y sacar todos esos rencores que traen guardados de todo el año. ¿Alguien te cae gordo? ¿Cierta persona te decepcionó? Éste es el mejor momento para decírselo en su cara.
Para esto no hay reglas. Puedes hacerlo en el momento qué quieras y cómo quieras, pues este es el chiste del Festivus.
Para finalizar la velada viene un momento cumbre llamado “Duelo de fuerzas”, donde el jefe de familia decide probar su fuerza y reta a uno de los presentes a un duelo. Ambos deben luchar en el suelo, hasta que uno gane.
A raíz de este capítulo, la audiencia poco a poco fue adoptando esta celebración, sobre todo en Estados Unidos, y de ser una celebración inventada se volvió algo real. Raro, pero real. Su lema es “A Festivus for the rest of us!”.
Ahora Festivus se encuentra en varias listas de celebraciones. Incluso unos soldados en Irak llegaron a celebrarlo. No obstante, hay quienes aseguran que si bien fue gracias al programa Seinfield que esta tradición se popularizó, sus orígenes datan del siglo III a.C. pues los ciudadanos romanos celebraban algo similar. .
De ser así el Festivus es más antiguo que la propia Navidad.
¡Quihubo!
Gracias a su aprobación, han salido al mercado diversos productos alusivos al Fesivus, como palos metálicos, alimentos especiales para la ocasión, postales, libros y más objetos referentes al tema. Aunque la verdad esto es una contradicción, pues en realidad una de las funciones de esta celebración es combatir al consumismo.
Precisamente, uno de los libros que se han publicado sobre el tema es Festivus, the Holiday for the rest of us, escrito por Allen Salkin, en donde se menciona paso por paso como celebrar el Festivus al pie de la letra.
Les pasamos algunos consejos incluidos en el libro, por si se animan a celebrar:
- Lo primero es conseguir el poste metálico, que puede ser tomado de una lámpara, escoba, barra de un cortinero, etc. Lo importante es que el palo se encuentre en el punto central de la casa donde se lleve a cabo la festividad.
- En cuanto a los alimentos, se recomienda que los platillos y golosinas sean rojos, pues eso dicta la tradición. Carne, pasta y albóndigas con salsa de tomate, etc. El libro de Allen Salkin trae varias opciones para que nuestro Festivus sea todo un festín.
- No te preocupes por una adecuada presentación de las botanas. No es necesario que vacíes las frituras en un recipiente elegante. Lo mejor será que abras la bolsa y entre todos la compartan.
- No hay un momento especifico para que todos se digan sus verdades. Puede ocurrir en cualquier instante. Si prefieren, pueden escribirlos de forma anónima en un pequeño papel, revolverlos en un sombrero e irlos al azar en voz alta.
- Para el “Duelo de Fuerzas” lo mejor es despejar el área y quitar muebles o adornos delicados. Al ser una competencia de fuerza nuestros objetos más valiosos podrían pagar las consecuencias.
Aquí un video que nos da más tips sobre cómo realizar un buen Festivus:
Para más información de esta alocada celebración, pueden visitar FestivusWeb dando clic aquí o visitando la comunidad en Facebook I celebrate Festivus.
La verdad no suena descabellado organizar este año un Festivus nomás por cotorrear y tener el placer de decirnos nuestras verdades. ¿Quién se ánima?