Mala semana para ser un miembro de la flamante familia Lozoya. Primero, al buen Emilio le andan pidiendo que ya pague lo de la tanda, ahora, a la hermana le tumban su intento de no ir a la cárcel.
… y no sólo eso: el mismo juez que bateó a Gilda Susana Lozoya (nombre de la hermana del exdirector de PEMEX), pidió a las autoridades que, por favorcito, ahora sí vayan por ella. Es decir, reiteró la orden de aprehensión que hay en su contra.
La orden de aprehensión contra Gilda Susana Lozoya se liberó desde el pasado 4 de abril, así que, en efecto, las autoridades se están tardando en apañar a la susodicha, la cual no iría al bote nomás por el apellido que se carga, sino por el delito de operaciones con recursos de procedencia ilícita y asociación delictuosa.
En todo lo anterior se metió la hermana de Emilio Lozoya por andar prestando su cuenta para que su carnalito hiciera las tranzas relacionadas con el caso Agronitrogenados. Ya saben, donde el exfuncionario (en su calidad de director de PEMEX) autorizó que la paraestatal comprara una planta en calidad de chatarra.
“Ahh, es que le gusta lo vintage”… cuál. Lo que se supone que pasó fue que compró la planta a un sobreprecio y, además, recibiendo un buen billetín por permitir tan poco rentable transacción para el gobierno.
Pero, regresando con el caso de Gilda Susana Lozoya… pues, según advirtió el juez, ya hasta pasó el plazo permitido para que la susodicha meta un recurso de queja. Por ello, ya no hay nada que trabe la posible detención de la lady.
De acuerdo con las investigaciones, la hermana de Lozoya habría recibido en una cuenta a su nombre la no menor cantidad de 3 millones de dólares. Tanta lana le cayó de parte de Altos Hornos de México (AHMSA), empresa a la que PEMEX le compró Agronitrogenados a sobreprecio… con el aval de Emilio Lozoya, por supuesto.
Por este caso, Alonso Ancira, dueño de AHMSA, ya quedó en libertad… ya que se comprometió a reparar el daño (a regresar el dinero, pues). Coooosa que, según la FGR, no ha hecho Emilio Lozoya y, por ello, no ha sido beneficiado de todas las maravillas que se le prometieron si, además de pagar, era capaz de señalar a más exfuncionarios metidos en tranzas: el criterio de oportunidad, le llaman.