“Hasta dónde llega la mente de cada persona, es muy sorprendente, nunca nos había pasado esto”. Así el testimonio de un integrante del equipo de Salud de Alta Verapaz (Guatemala) que fue retenido durante un par de horas por un grupo antivacunas, que hasta destruyó los contenedores de vacunas contra COVID-19 de AstraZeneca y Moderna.
Todo esto pasó en la región de Maguilá de Fray Bartolomé de las Casas en Guatemala, en medio de la jornada nacional de vacunación contra COVID-19.
COVID-19 y los antivacunas en Guatemala
Además de retener al personal médico, el grupo de antivacunas se dio a la tarea de vandalizar una camioneta y destruir los termos o los contenedores donde el equipo de vacunación llevaba las dosis de AstraZenea y Moderna…
“Hubo percances físicos con algunos de los compañeros, el chofer de nosotros, y nos dijeron que llamáramos a nuestro encargado de distrito y que si no llegaba él, iban a quemar el carro y posteriormente nos iban a linchar como personal de salud (…)
Nos asustamos todos, nunca pensamos que íbamos a llegar a esa altura, no todas las comunidades son iguales”.
Uno de los integrantes de este equipo médico compartió su testimonio en un video publicado por el Ministerio de Salud de Guatemala para contextualizar el problema.
Resulta que la mañana del 4 de octubre de este 2021, tres brigadas de vacunación de Alta Verapaz salieron rumbo a la comunidad de Semuy Sincheu. Sin embargo, no llegaron a su destino porque en el camino fueron interceptadas por gente de la región de Maguilá de Fray Bartolomé de las Casa —que, de hecho, ya los estaban esperando.
Este grupo de antivacunas se encargó de retener al personal médico con el fin de que ni ellos ni los vecinos ni las vecinas, ni nadie recibiera la vacuna contra COVID-19.
Incluso antes de destruir los contenedores de las vacunas, el grupo amenazó con aplicar las dosis al mismo personal de salud… ya luego pensó que sería una mejor idea desecharlas para que la vacuna contra COVID no llegara a más personas.
“Arrojaron los viales al suelo y los quebraron hasta con piedras”. Chale. Lo mismo pasó con el medicamento que el personal de salud llevaba para la comunidad de Semuy Sincheu.
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¿Qué pasó después?
Tras las agresiones físicas, verbales y hasta la amenaza de linchamiento, los antivacunas cedieron, pero sólo fue hasta que la gente del Ministerio Público platicó con ellos.
Esto a pesar de que el propio personal de vacunación intentó explicarles que las dosis NO eran obligatorias y que la decisión de aplicarlas era libre e individual. Aún así, los antivacunas se negaron a entender.
Al final, para este grupo de plano las brigadas de vacunación ya no tendrán permiso para promocionar las vacunas en su zona.
Así las cosas en esta región de Guatemala, donde el Ministerio de Salud Pública y Asistencia Social tiene más chamba como: garantizar la seguridad del personal médico en comunidades rurales y ver de qué manera responder ante los antivacunas.