Ahora que la economía europea y de varias partes del mundo no está en su mejor momento, vale la pena echarle un ojo a la forma en la que Noruega ha hecho las cosas, a tal grado que ahora es la nación con el mayor fondo soberano del mundo.
En estos momentos, la moda es que los países europeos reduzcan sus gastos. Con Noruega pasa todo lo contrario, pues gracias a la inteligencia para invertir sus ingresos obtenidos por sus reservas de gas y petroleo, ahora tiene el fondo soberano más grande y saludable del mundo, que se calcula que alcanzará el millón de millones de dolares para el año 2020.
(La verdad sí nos da envidia).
Una de las claves para lograrlo, es que por allá no son tan atrabancados. Por ejemplo, cuando Facebook anunció su inclusión a la bolsa de valores, los analistas noruegos se llevaron su tiempo para analizar las ventajas y desventajas de invertir en la red social y finalmente compraron acciones de forma prudente. Al igual que muchos perdieron dinero casi al instante, pero no se volvieron locos y no vendieron inmediatamente.
“En tiempos de turbulencia tenemos la posibilidad de sentarnos a esperar que pase”, comenta Yngve Slyngstad, presidente ejecutivo del Fondo de Pensiones de Noruega.
La bolsa de valores noruega tiene un toque más académico, de ahí la costumbre de tomarse las cosas con calma, nada que ver con las ventas de pánico que se ven en Wall Street cuando los mercados se vienen abajo. Y es que por mandato gubernamental, la misión de la bolsa de valores en Noruega es edificar y fortalecer con calma y mucho cuidado la riqueza que ayudará al país cuando sus reservas de gas y petróleo se acaben.
“Eso fue lo que ocurrió en el periodo 2008-2009. Muchos otros inversionistas se vieron forzados a vender. Nosotros tuvimos el privilegio de no sólo sentarnos en nuestros activos, sino de acumular más”, agregó Slyngstad.
Se calcula que semanalmente las ganancias e impuestos derivados del petroleo y el gas le dan al gobierno US$1.000 millones semanales, dinero que invierten sabiamente y sin que les entre la loquera por gastarlo inmediatamente. Además, en promedio el fondo noruego alberga el 1% de las acciones mundiales y en Europa son dueños del 2% de todas las compañías registradas.
Otro mandato gubernamental establece que todos los movimientos noruegos deben realizarse de forma abierta y transparente, y también influye en las compañías en las cuales invierte para que se comporten de la misma forma.
“Como propietarios a largo plazo necesitamos asegurarnos de que las compañías sean rentables a largo plazo, y no sólo buenas para los inversores y los accionistas, sino para la sociedad entera”, añadió Slyngstad.
Uno pensaría que en estas circunstancias, los noruegos no tendrían por que modificar nada, pues la crisis europea ni siquiera la sienten, aun así, ya hay voces que sugieren que el fondo noruego debe ser modificado, una de ellas es la de Bruno Gerard, profesor de gestión de activos de la Escuela de Negocios de Noruega.
“Va a ser imposible mantener la administración de este inmenso flujo de dinero dentro de una organización. Todo está muy bien manejado, pero… un pequeño error en un fondo grande puede tener consecuencias enormes. El daño sería mucho menor si tuviéramos varios fondos más pequeños”.
¿Un sólo fondo o dividirlo en varios? Eso es lo que ahora se plantea en Noruega no por necesidad, sino como prevención.
Hay quienes dicen que el fondo noruego ya tiene muchas acciones, y lo mejor sería invertir parte de las ganancias en investigación e infraestructura del país, aunque también ven el riesgo de sobrecalentar la economía al gastar demasiado. Por lo pronto, siguen fieles al estilo noruego de pensar muy bien las cosas y hacerlo sabiamente.
Mientras en el resto del continente se rompen la cabeza viendo cómo salir de este bache económico y ya luego preocuparse por los años venideros, en Noruega lejos de disfrutar su prosperidad ya previenen el futuro sin petróleo, algo para lo que muy pocas naciones están realmente preparadas.
Ahora que en México estamos metiendo reformas de todo, sería bueno que nuestros dirigentes y empresas le echaran un ojo al modelo noruego, nomás por no dejar. Igual y dejan de andar dando tumbos y metiendo iniciativas nomás para parchar otras, o para fregarse a la bancada de enfrente.
En fin, bien por Noruega.