Nada tan anticlimático como un empate ¿cierto? Y es que la narrativa del bax nos dice durante meses que “sólo habrá un ganador… y por supuesto que algunos dirán que “robaron” a Canelo, mientras otros afirmarán que los jueces robaron a Golovkin. Tal vez ese sea el mejor termómetro para darnos cuenta de la gran pelea que tuvimos, en donde Golovkin buscó pero no conectó lo suficiente, mientras que Canelo se fajó pero nunca logró dominar, ni mucho menos poner en evidencia a GGG. Se trató de una pelea bastante apretada y en donde, después de doce rounds, me atrevería a decir que nadie puede señalar a un ganador absoluto.
El problema no es el empate en sí, sino las tarjetas de la polémica jueza Adelaide Byrd que por alguna razón vio ganar al mexicano de forma contundente con un 118-110. Y sí, el boxeo es un deporte de apreciación pero lo visto por la jueza contrasta por completo con lo visto por el resto del mundo y una GRAN pelea termina siendo empañada por un pésimo jueceo.
Y es aquí donde uno se pregunta si los boxeadores no se pudieran ir a los penales. Y lo digo en serio, pocos deportes suelen solapar un empate. Más cuando se trata de la definición de un título, por lo que, no sé, se me ocurre que el boxeo debería tener uno, dos, o tres rounds de desempate para evitar la evidente frustración en las caras de Canelo, Golovkin y los millones de aficionados que vibramos con el agarrón a doce rounds.
Y es que, una cosa es lo que vieron los jueces y otra, el pedazo de pelea que Saúl Canelo Álvarez y Gennady Golovkin nos regalaron ayer. Y para muestra, estas fotos que capturan la dinamita que explotó sobre el ring.
Por ahora, la revancha está pactada y será cuestión de tiempo para conocer los detalles. ¿Será en mayo o en septiembre? La rivalidad ha nacido con una batalla digna, en donde Golovkin mostró porqué es el campeón unificado de peso nedio y, también, en la que Canelo ha demostrado su crecimiento, desarrollo y valentía, que lo consolida en la elite del boxeo mundial.
