Como dijo Pulp en su clásico de 1995 “Common People”, “…and then dance and drink and screw, becacuse there’s nothing else to do”. Con esa filosofía desde un inicio decidí asistir pasara lo que pasara al festival ceremonia. No conocía a la gran mayoría de los actos que se iban a presentar. Nicolas Jaar, él solo valía la pena el viaje, su disco Space is only Noise del 2011 es una obra maestra. Recomiendo ampliamente escucharlo con audífonos antes de dormir. Por lo que pasar una tarde de septiembre en el ‘Ceremoña’ bailando, tomando y cotorreando porque no hay otra cosa que hacer sonaba como un gran plan.
Llegó la semana del evento, que siempre no es en Xochimilco, que se traslada a suelo choricero, donde se llevaron a cabo dos memorables MxBeats, uno con los Beastie Boys y otro con Primal Scream. Xochimilco sonaba muy interesante, sobre todo con el video que publicaron para presentar el festival, en medio casi de una selva, con un escenario hippie como del señor de las moscas. Entiendo que fue un tema complicado para los organizadores, al final debido al momento coyuntural (todo es coyuntural en esta vida) de la Ciudad de México se tuvo que cambiar de sede el festival. Un día antes tuvimos escenas en el centro de la ciudad que parecían sacadas del video “Out of Control” de los Chemical Brothers. Supongo que el gobierno no se podía dar el lujo de que algo, por más mínimo que fuera, fallara en el festival.
Convenciendo amigos para acompañarme me decían, está muy lejos, qué hueva ir a Toluca. Pinches hippiesters, que no fuera Coachella porque toman un avión de 4 horas y luego manejan otras 3. Otra era el clima. En esta ciudad llueve todo el año menos dos días en marzo y dos en noviembre. ¿Si la lluvia no molesta a Justice por qué me debe de molestar a mí? Al final conseguí a 5 incautos y nos lanzamos a la aventura. Llegamos rápido, una hora de la Condesa al sitio. Al bajarnos del coche no llovía nada. El cielo estaba gris, con una sudadera y una chamarra no sentí nada de frío. Unas botas eran básicas para sobrevivir, me sentía como en Glastonbury pero en Toluca.
Con ese clima no se antojaba nada una chela, pero la buena noticia es que había de todo. Me pedí un whisky con agua sin hielo. Muy rico para entrar en calor. De verdad se agradece. En el Corona Capital es horrible que sólo hay chelas, está bien una, dos… tres, pero ya a la cuarta se te antoja algo diferente. Iniciaba Toro y Moi, supongo que Toro es el del afro y Moi ha de ser uno que se llama Moisés. Comenzó una lluvia moja pendejos que le llaman, no para empaparte pero sí cómo chinga. El escenario principal estaba retacado, el público disfrutando de la música bajo la lluvia. Había un muy buen techo detrás de la consola. No me cayó ni una gota de agua. Toro y Moi se me hizo estilo una banda que me gustaba llamada Tahiti 80. La chaviza lo gozaba.
Siguió Purity Ring. Muy modernos, un dúo canadiense con unos beats muy profundos, supongo. Puuuuum vibraban las bocinas encima de una voz tipo Björk. Música muy moderna, y creo que es lo interesante de ‘Ceremoña’. Que traen propuestas que no verías de otra manera en nuestro país, que los grandes promotores ni siquiera saben que existe. Tal vez no sean los artistas del momento, pero puede que sea el sonido del futuro como dice Giorgio Moroder en el disco de Daft Punk. Igual toda la música en el año 2300 va a sonar a Purity Ring, no sé. Se me hace como música para robots. Estoy seguro que en el siglo XVIII todo mundo pensaba que la música clásica era el fin de la música.
Las chelas no pasaban con la frecuencia deseada y las filas para los chupes eran largas. La cola es el deporte nacional de los festivales. Creo que hay gente que se la pasa más tiempo haciendo cola para comprar boletitos, para que te den tu chupe, o para la comida que realmente viendo una banda. Había oído en algún lugar que habría pulque en el festival. Nos lanzamos en una búsqueda frenética y lo encontramos en un changarrito en la esquina más remota del Centro Dinámico. Había el clásico natural y curados de todos los sabores y colores a $60 pesos por vaso. Pedí uno sabor guayaba-piña bastante rico, cero baboso. Todo listo para Nicolas Jaar.
Sale al escenario, el Neoyorkino que vivió su infancia en Chile y grabó en Berlín, se presenta con un perfecto español “Hola México, estoy muy contento de estar aquí” o algo así. Comienza su set obvio en downtempo, con sonidos muy ‘orgánicos’, creando una atmósfera justa para el clima y el lugar. Detrás de él unas proyecciones muy ‘locochonas’ con figuras y colores. A mí me encanta lo que toca, no soy una persona muy “electronicosa”, pero si fuera a un antro esto es justo lo que quisiera escuchar. Sólo siento que a veces le falta dejar más correr los beats. Fue una montaña rusa de una hora, primero para abajo, creando ritmos, metiendo soniditos, luego viene el clásico aguántame el explotón, llega el explotón, todo para arriba unos segundos y vuelve a empezar abajo. Me hubiera gustado más que dejara un rato lo que llamé el “para arriba”, era muy corto pero muy cool. Nadie bailaba, se me hace que eran los fans de Panda Bear, a mí me duele el cuello al momento de escribir esto, el sonido era impecable. Aplausos a la organización, es evidente que invirtieron en tener audio de muy alta calidad. De lo que pude reconocer, echó por ahí un remix bastante deck a “Instant Crush” de Daft Punk, su éxito “Mi mujer”, y la que le da título a su disco que dice la letra “grab a calculator and fix yourself “. Yo digo que es el Nick Cave del techno, esta canción es el ejemplo perfecto.
Terminó Jaar, caminamos hacia atrás y en la carpa tagDF instalaron una pantalla gigante. Justo a tiempo vimos salir al Canelo hacia el ring en una bata como de encaje. Parece que con la misma bata sale a pelear y se va a la cama. Pedrito Fernández estuvo en el Ceremonia, entonamos un aguado himno nacional unas 500 personas que se juntaron a ver la pelea. Estuvo de huevos la pelea, ya no llovía nada y la gente apoyando al Canelo los primeros rounds y ya en los últimos preocupados por que no lo fueran a matar. Dicen que el Canelo esta inflado por Televisa, quiero ver que Televisa infle a uno de ustedes y aguanten 12 rounds con Mayweather. Dicen que se vio a Justice de incógnito viendo la pelea hasta atrás de la banda. #Sinconfirmar
Como en el décimo round de la pelea empezó Grizzly Bear, que diga Panda Bear, perdón Animal Collective. Esos no sé si estén inflados por Televisa pero no entiendo por qué son tan famosos, no me gustan nada. Tengo una teoría de que si una banda no la has escuchado es porque no te va a gustar. Pero si no las escuchas ¿cómo sabes qué bandas sí te van a gustar? Es un círculo vicioso. Yo no ubicaba mucho de Animal Collective y ya sé por qué. Tal vez no soy lo suficientemente sofisticado para apreciar su música neopsicodélica – experimental – freak folk – art rock – noise pop – ambient – avant garde que dicen tocar. Los fans se veían felices, hubo un par de momentos de verdadera catarsis, donde Animal Collective lleva a su público a una especie de trance.
Se echaron un cover de Stevie Wonder “I Just Call to say I Love You” pero en versión estresada. Yo no podré estar de acuerdo con tus gustos musicales, pero siempre defenderé tu derecho a que los bailes. En efecto es un Animal Collective, su música no tiene alma, son animales.
Ya no me quedé a Justice. Conclusión: me la pasé de huevos, estilo “son mis vacaciones”. Había chavas guapas pero obvio la mayoría acompañadas. En general como todo en esta vida era un dude fest. También noté mucha gente con sudadera de jerga. Creo que por fin llegó el momento en que esa moda regresará. No queda más que felicitar a la gente de 8106 y Sicario por organizar un evento tan divertido. No es fácil competir con los grandes, hay que buscar talento por debajo de las piedras. Tal vez hubo fallas, hay cosas que se podrían mejorar, pero sin duda lo hacen con una gran pasión y pensando siempre en la gente. Sin duda nos vemos en el Ceremoña 2014.
Por @hombregratis
Fotos por @halofive excepto principal por @theozcorp