En la cromosíntesis aditiva, el blanco es el resultado de la mezcla de los tres colores cuya combinación en distintas proporciones da como resultado toda la gama de tonalidades conocida. La mezcla es en toda su intensidad. Quizás por eso “Blanco” es como se conoce al noveno disco  de The Beatles: un trabajo en el que los cuatro elementos de la banda compuesta por Ringo Starr, George Harrison, John Lennon y Paul McCartney dejaron libre toda su creatividad (más los tres últimos, a decir verdad) para crear una obra que, en su totalidad, es un atasque intenso de géneros y sonidos.

A continuación un muy breve repaso de cada uno de los temas que dan forma al White Album, incluyendo algunas de las nuevas mezclas contenidas en la reciente edición con motivo del 50 aniversario del disco. Por cierto, vale la pena escuchar esta nueva edición en su totalidad, ya que además de traer demos conocidos por todo buen fan de The Beatles, hay tomas alternas, tracks que no se incluyeron en el disco y demás… un agasajo al oído.

Back in the U.S.S.R.

Primera pieza del disco. Rock & roll puro, con claras influencias de The Beach Boys y evidentes honores a Chuck Berry. Un tema definitivamente mccartniesco (hasta en la batería… Ringo abandonó el barco): pegajoso, bailable y con una letra sin complicaciones. Sólo súbete a la nave y date una vuelta por la Unión Soviética. Bueno, tampoco tan simple el asunto.

Dear Prudence

Es muy conocida la anécdota de esta canción: dedicada a la agüitada Prudence, hermana de la actriz Mia Farrow a quien los Beatles conocieron en sus meditaciones con el  Maharishi Mahesh Yogi en India. Pero más allá de eso, tenemos en los oídos una canción con toda la ácida festividad hippie de la época. Relajada al inicio, explosiva al final. Acaba la fiesta – después de “salir a jugar”, en palabras de Lennon – regresa la calma.

Y ponemos el cover de Siouxsie, nomás porque está chido.

Glass Onion

Básicamente una burla a los fans aferrados en descifrar el significado oculto de las canciones… ¿o quizás un compendio de nuevas pistas? Nahhh, definitivamente lo primero. Una canción que deja sabor de sólo escuchar las embarradas de guitarras y las espolvoreadas de batería (nuevamente, cortesía de Paul). Sabor agridulce o algo parecido. Escúchenla y encuéntrele sabor.

Ob-La-Di, Ob-La-Da

Una de las canciones más odiadas por los fans de The Beatles… algunos, otros adoran cuando Paul la canta en concierto con mariachi. Se hizo popular (más) en nuestro país por aquella serie que la utilizó como tema principal: La vida sigue su curso. ¿Cuánto habrá pagado por ello?

Wild Honey Pie

Uno podría jurar que se trata de una canción de Pixies… un momento, de hecho, la banda de Frank Black la covereó. Ahora todo tiene sentido. Pesada, agresiva y dulce… como el título mismo de esta composición de McCartney y cómo la música que años más tarde haría el grupo estadounidense. Otro poquito y quedaba fuera del disco, pero Pattie Boyd metió su atinada cuchara y pidió incluirla.

The Continuing Story of Bungalow Bill

Una canción que, por lo que se oye, ha de haber sido un desmother a la hora de sus ensayos y grabación. No sólo por el alboroto que se escucha de fondo (reapasen la edición de 50 aniversario del disco), sino por la incursión de Yoko Ono en las voces principales. Única canción del cuarteto en que ocurre algo así… por otra parte, una de las canciones con menos “carnita” en las letras de Lennon. Como si hubiera respondido al “Ob-La-Di, Ob-La-Da” de McCartney. Lo mejor, la guitarra española del inicio.

While my Guitar Gently Weeps

Uno de los puntos más altos del álbum… y del rock. Composición de George Harrison que, humilde y buena onda como siempre fue, le cedió uno de su mejores solos de guitarra a su amigo Eric Clapton. No hay mucho que decir… salvo que una de las más potentes interpretaciones en vivo de esta canción fue en 2004, cuando Harrison ingresó al Salón de la Fama del Rock & Roll. La guitarra es del genial Prince.

Happiness is a Warm Gun

Último tema del lado A del disco 1. Debe ser escuchada por quienes piensan que Queen o Radiohead innovaron al crear un tema a partir de un collage. Pffff. Antes de “Bohemian Rhapsody” o “Paranoid Android” ya existía este tema compuesto en 1968 por Lennon (firmado Lennon/McCartney, como era tradición).

Martha my Dear

Ejemplo de la imparable capacidad inventiva/creativa de Paul McCartney: una canción de amor inspirada en un perro. Bueno, mejor que esa de “Ella se llamaba Martha”. Por otra parte, ¿en qué momento ese muchachito de Liverpool aprendió a tocar así el piano? Quién sabe, pero es una delicia escuchar el sonido que le saca a esas teclas.

I’m so Tired

Huevona y melancólica canción de Lennon. No apta para depresivos. Increible que date de la época de “The Continuing Story…” Con versos universales que gritados a todo pulmón relajan a las almas atormentadas (o las atormentan más… pero qué sabroso): “I wonder should I call you but I know what you would do…”

Blackbird

Un clásico del catálogo de McCartney. “Simple” guitarra acústica basada – según Paul – en “Bouree in E minor” de Bach. Otra vez… entonces no tan simple.

Piggies

Lo de McCartney y Bach sorprende, pero no tanto para la época. En pleno desarrollo del chamber pop (cuya obra representativa es el Pet Sounds  de The Beach Boys), Harrison hizo su aportación al asunto con esta pieza de tintes barrocos y orwelliana crítica de clases.

Rocky Raccoon

Otra canción de este disco con aires del lejano oeste. “The Continuing Story of Bungalow Bill” fue de Lennon, ésta de McCartney. Con pianola ejecutada por George Martin, ideal para escuchar mientras se juega póker.

Don’t Pass Me By

Debut de Ringo como compositor (no co-compositor, eso ya había sido antes). Uno de los dos temas de The White Album en el que el baterista más buena onda de todos los tiempos mete su voz con resultados divertidos. Muy al estilo de lo que después haría en sus épocas en solitario. Festiva en la música, no tanto en la letra… o quizás sí, para aquellos que le gusta el amor que duele.

Why Don’t We Do It In The Road?

Firmada Lennon/McCartney, pero todita de Paul: voz, piano, guitarras, bajo… hasta las palmas. Bueno, aquí sí Starr pudo tocar la batería. Simple en la letra… sólo repetir una y otra vez lo que Paul se preguntó al ver en plena carretera a unos changuitos echando pasión. Pero a ver, con eso hagan esto:

I Will

Hermoso bolero de… sí, otra vez McCartney. Es que para esa época era una máquina el muchacho. En esta canción de tintes muy románticos, Paul no se podía ir sin meterle un extra: el bajeo. Hecho a base de lo que salía de su boca. Un “bajo vocal”, podría decirse.

Julia

¡Ay, papa, ya no me pegues! Entre “I Will” y esta joya, la parte más llegadora del disco.  Composición de Lennon dedicada a su madre… aunque con referencia a su pareja Yoko (ocean child, en japonés). Como sea, una bella pieza a pura guitarra acústica y arpegio a la Donovan.

Y acabamos el disco 1…

Birthday

Rock & Roll sin más pretensión que darle duro a las guitarras. Mejor que poner las mañanitas de Cepillín. Quién diría que una canción cumpleañera significaría el fin: este fue el último tema que Lennon y McCartney compusieron en colaboración 50/50.

Yer Blues

Esta canción podría verse como de un Lennon en solitario. Quizás porque después la interpretó con Plastic Ono Band, como parte del setlist de su primer concierto como solista. Quizás por eso. Como sea, una de las canciones del White Album más contundentes y rasposas. Blues con tintes de rock pesado.

Mother’s Nature Son

Otra joya que no necesitó más que ser interpretada con guitarra acústica y por ahí unas que otras percusiones. Todo McCartney. Como varios de los temas de este disco, inspirada en las enseñanzas del Maharishi Mahesh Yogi.

Everybody’s Got Something to Hide Except Me and My Monkey

Más del Maharishi. En esta canción sin sentido la frase que más se repite (¡come on!) es referencia a la forma en que el susodicho le pedía al respetable acercarse… de ahí en fuera, puro  (aparente) desvarío. Pero del bueno. Hay que escuchar las distintas tomas que se publicaron en la edición del 50 aniversario para checar los juegos de guitarras. Lennon, como casi siempre desgarrándose las cuerdas vocales.

Sexie Sadie

Una canción que desde las primeras notas del piano irradia decepción. Sí, una más inspirada en el Maharishi. Qué personaje. Por ahí dicen que intentó tocarle la jalea a Mia Farrow. Lo que sí es que su conducta dejó bastante desilusionados a los del cuarteto y qué mejor manera de sacar el sentimiento que con un sabroso cumbión.

Helter Skelter

La canción que, junto con “Piggies”, le acabó de desacomodar la chirimoya a Charles Manson. Un tema con el que McCartney quiso superar la presunción de The Who de haber grabado la canción más salvaje (“I Can See for Miles”). ¿Lo logró? Ustedes decidan. Lo que sí es que la grabación estuvo tan ruda que quedó para la posteridad cómo Ringo se lamentó de darle tan duro a la batería: “I got blisters on my fingers!” (¡Tengo ampollas en mis dedos!”)

Long, Long, Long

La cara A del disco 2 concluye bajando los decibeles de Helter Skelter con una composición de George Harrison. Tranquila canción de amor que, conociendo al creador de “My Sweet Lord”, bien podría estar dirigida a su pareja o a alguna entidad superior. Como sea, lo que resalta es la introspección musical que concluye con un delicioso alarido.

Revolution 1

Versión acústica de una de las canciones más populares del cuarteto de Liverpool. Rock adecuado para toda época: siempre habrá quienes quieren hacer la revolución. Obvio el tema se presta más para ser escuchado a todo volumen y con sus respectivas distorsiones, así que les dejamos la versión no incluida en el Álbum Blanco.

Honey Pie

El lado B del disco dos sin duda es el más interesante de este álbum doble. Más arriesgado, por así decirlo. Muestra para dónde iba cada uno de los integrantes del cuartero. En el caso de McCartney, “Honey Pie” lo confirma como un compositor fuera de serie, versátil a más no poder y capaz de hacer hits para cualquier época. Si antes lo tuvimos dejando las bases para el heavy metal con Helter Skelter, con “Honey Pie” se va décadas atrás y se convierte en un virtuoso de la music hall.

Savoy Truffle

El enlistado de golosinas que se hace en la canción es lo de menos. Aquí tenemos al Harrison divertido y que hace maravillas con la guitarra. Canción en la que retumban los metales, haciéndola un tanto vertiginosa. Precisos remates de batería que demuestran por qué Starr estaba en esta banda. En fin, de esas canciones que son buenas para ir en la carretera a toda velocidad.

Cry Baby Cry

Canción basada en un cuento. Composición de Lennon en la que nuevamente le saca brillantes notas a la guitarra acústica. Es un placer escuchar los pequeños detalles. Los sonidos de cuando sirven el té, por ejemplo. Todavía es un misterio qué es lo que al final canta McCartney. Algunos lo conocen como “Can You Take Me Back”.

Revolution 9

Si todavía varios se quedan con cara de “¿qué diablos acabo de oír?”, imaginen lo que fue hace 50 años. Vanguardia artística en la que se nota la influencia de Yoko Ono y que no es recomendable escuchar bajo los efectos de algún enervante (alcohol, por supuesto). Esas grabaciones de bebé sí sacan de onda.

Ah no, es ésta:

Good Night

Delicado cierre del vertiginoso collage de sonidos que fue Revolution 9… y de géneros que es White Album. A pesar de las diferencias que ya existían al interior de la banda, una de las grabaciones que se incluye en la nueva edición del disco revela que, cuando de hacer música se trataba, estos muchachos se metían en serio. Un abrazo al corazón esta versión.

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