En este reportaje fotográfico, Ann-Christine Woehrl documentó las historias de un número de víctimas de ataques con ácido en Bangladesh, que tiene la más alta incidencia de ataques con ácido en el mundo.
En la India se registran tres agresiones semanales con productos químicos según la ONG Stop Acid Attacks. Los ataques con ácido, dejan cicatrices físicas y psicológicas permanentes, es un fenómeno en todo el mundo, pero es particularmente prevalente en Asia.Muchas de las víctimas son posteriormente rechazados por la sociedad. Algunas reciben ayuda de Acid Survivors Foundation.
El Tribunal Supremo de la India ordenó recientemente, la restricción de la venta de ácido en el país para reducir las agresiones contra mujeres, además de el pago de compensaciones a las víctimas de este tipo de delitos. La nueva ley castiga los ataques con ácido con entre 8 y 12 años de cárcel.
Rinku de 19 años, sobrevivió a un ataque con ácido seis meses después de su matrimonio forzado. Su cuñada estaba celosa de su apariencia y su suegra en desacuerdo con la dote que se prometió. Rinku es sólo un caso de 250 a 300 mujeres y niñas en Bangladesh que quedan marcadas como víctimas de ataques con ácido y quemaduras internas cada año. Extraoficialmente, el número puede ser significativamente mayor. Tras el incidente, Rinku se divorció de su marido y se mudó con sus padres a otra aldea.
La esperanza es lo que lleva a Rinku al Emirates Floating Hospital, en el norte de Bangladesh. El hospital fue inaugurado en 2008 por la organización bangladeshí Friendship. La ONG Women for Women informó a Rinku de la existencia de un grupo de cirujanos plásticos habían ido con la misión de operar a víctimas como ella. Junto con su hermano y su padre, toman un viaje de dos días para llegar al hospital.
Los cirujanos plásticos de Women for Women, notaron contracturas y severas quemaduras en el lado derecho de su cuello e intentaron hacer una reconstrucción de su oreja.
A pesar de los esfuerzos de reconstrucción para darle una apariencia de normalidad a su cara, Rinku tendrá físicamente cicatrices de por vida.
Neehaari ha sufrido dos operaciones, ahora es capaz de mover libremente los brazos de nuevo y cuidar de sí misma.
Api de 17 años llegó a la Fundación Sobrevivientes de Ácido (ASF), después de que su marido le arrojó ácido en la cara.
Hajera, 22, fue atacada con ácido por su marido hace cinco años. En febrero de este año, su familia le encontró un nuevo marido.
Anguri tiene 36 años y es madre de dos niños. En 1998, su marido le arrojó ácido después de que sus familias tuvieron una disputa sobre la dote que había sido arreglada. Su esposo también estaba teniendo una aventura con otra mujer casada, esperaba que al matar Anguri con ácido, podría casarse con su amante. Él está libre y ni siquiera fue acusado.
Anguri recibió cuidados intensivos durante casi dos años en la unidad de quemados del hospital médico en Dhaka. Sus quemaduras graves fueron tratadas, pero perdió la vista en ambos ojos. Tras la repentina muerte de la madre de Anguri en 2011, sus 11 años de edad, Popy hija ahora tiene que cuidar de sí misma y a su hermano menor. Anguri ya no puede trabajar y no tiene familia para cuidar de ella.
Taslima, de 35 años, fue agredida por su marido con ácido en 2002, mientras dormía en su cama con su hijo de 2 años de edad. Los miembros de la familia no eran conscientes de la gravedad de ácido y por lo tanto no fue hasta la mañana siguiente que la madre y el niño fueron trasladados a su hospital. Después de tres meses, Taslima regresó a su pueblo, sólo para ser rechazada. Hoy Taslima trabaja como cuidadora de nuevos sobrevivientes ácido que llegan a la ASF.
Shomfa Islam, de 35 años, con su marido Amul Islam. Tras una disputa por la dote, fue atacada por sus suegros. Su marido se quedó con ella; formaron una familia y tienen tres hijos.
