Al exótico empresario virado político se le podrán colgar diferentes calificativos de negativa manufactura: racista, mal peinado, ojeis, megalómano, charlatán, locochón y un largo etcétera. Todo… menos coqueto, en el mal sentido de la palabra.
Ivanka Trump aseguró en entrevista para el programa CBS This Mourning, que son falsas de toda falsedad aquellas acusaciones que se han hecho en contra de su padre, en relación a sus inquietas manos.
“Vea, yo no estoy… yo no estoy presente en todas las interacciones que mantiene mi padre. Pero no es de los que toquetean. Él no es así”.
El comentario de la hija del excéntrico virtual candidato republicano a la presidencia de los Estados Unidos fue hecho con motivo del informe que el pasado sábado publicó The New York Times, en donde consta el testimonio de decenas de mujeres cercanas a Trump. Nada bueno el resultado: además de revelarse que no se la ha pasado nada mal en su vida (pool parties con 50 modelos… ahí nomás), el NYT reveló conductas incorrectas, llegando a “avances románticos no deseados”.
“Revelan avances románticos no deseados, comentarios inapropiados sobre el cuerpo de las mujeres, dependencia de mujeres ambiciosas y conductas inapropiadas en el lugar de trabajo, esto según entrevistas, registros de la Corte y escritos recogidos”.
Al darse a conocer el texto firmado por Michael Barbaro y Megan Twohey -como era de esperarse- el hombre del peluquín reaccionó más que enchilado y denunció que los dados están algo cargados: “¿Por qué el defectuoso @nytimes no escribe la verdadera historia de los Clinton y las mujeres? ¡Los medios de comunicación son totalmente deshonestos!”
Why doesn’t the failing @nytimes write the real story on the Clintons and women? The media is TOTALLY dishonest!
— Donald J. Trump (@realDonaldTrump) 15 de mayo de 2016
Aunque el artículo del NYT parecía (por fin) ser un elemento para hacer mella en la campaña del republicano, al rescate acudió su ex novia, Rowanne Brewer, con quien el artículo abre la serie de testimonios, de los cuales ella fue el ejemplo más importante. Y sí: aseguró que el respetado periódico distorsionó su mensaje.
El New York Times publicó que en 1990 Brewer fue a una fiesta de Trump. Ahí, aprovechando que la fiesta era en piscina, el empresario le dijo a la mujer que se probara un traje de bajo… en fin, casi a la Homero Simpson y el asunto de la jalea, se insinuó un comportamiento cochinón por parte del ahora político en contra de la entonces modelo de 26 añitos… pero a la mera hora resultó que no:
“Mi experiencia no fue negativa en lo absoluto con Trump. Nunca me ofendió de ninguna manera. Él fue gracioso, fue amable y generoso conmigo”.
Regresando con la hija de don Donald, pese en algún momento mostrar simpatía por Hillary Clinton (incluso donó dinero a la campaña de la esposa del ex presidente gringo), ahora denunció que doña Hillary intenta echar mano del asunto de género para obtener el voto.
Así la política de Estados Unidos queriéndole copiar a la de México.