Todo exceso es malo, incluso de aquellas cosas que por lo placentero que resultan, se pensaría que no hay problema en ejecutarlas una y otra… y otra vez. Si no lo creen, habrá que consultarle al hombre que tuvo que recurrir a los tribunales para solicitar el divorcio, debido a que ya no soportaba los altos apetitos sexuales de su mujer.
Según los argumentos del pobre sujeto, no importaba que tan cansado se encontraba, la insaciable dama exigía le fueran colmados sus bajos instintos… el estoico caballero, hasta donde duró la batería cumplió con su labor, pero la situación se fue tornando insoportable, ya que la esposa era “inflexible, agresiva, terca y autocrática”.
Casado con la insaciable mujer desde abril de 2012, el hombre señala que desde la luna de miel comenzó el rudo acoso: lo medicaba y obligaba a consumir alcohol, para luego tener sexo. Aunque él se resistía, ella casi lo “tomaba” a la fuerza, por lo que al final el acababa por cooperar.
Entre los muchos casos extremos que presentó el hombre, señaló que en 2012 tuvo que ser hospitalizado por un dolor de estómago, regresando a su casa dos semanas después. Aunque los médicos le aconsejaron evitar cualquier esfuerzo físico, la esposa mantuvo su agitado ritmo sexual, hecho que deterioró la salud del demandante.
“¡Qué delicado!”, dirán muchos #ForeverAlone que diariamente envían sus plegarias para encontrarse a una mujer con estas características y así desfogar años y años de contención… pero lo que habrá que considerar es que el buen ciudadano de la India aparte de ponerle como los campeones, tenía que cubrir tres horarios de trabajo… pero la desconsiderada mujer llegaba al extremo de amenazarlo con irse con otro hombre que sí le cumpliera… sin importarle “el cuidado de mis emociones y sentimientos”, gimoteó ante la corte.
Al final la juez Laxmi Rao aprobó el divorcio, ya que la parte acusada ni siquiera acudió al tribunal para dar su versión de los hechos… quién sabe que andaba haciendo.