Ya está disponible en Netflix el documental Juan Gabriel: Debo, puedo y quiero, dirigido por María José Cuevas. La producción explora a la persona detrás del Divo de Juárez: Alberto Aguilera Valadez. En cuatro episodios recorremos su archivo personal, abierto al público por primera vez, para reconstruir su vida y su legado.
Su infancia, los primeros pasos como cantante, la compleja relación con su madre, su paso por la cárcel, el ascenso al éxito, las amistades con grandes divas y sus colaboraciones más emblemáticas… Todo se cuenta a través de imágenes, videos y testimonios inéditos que revelan una faceta íntima del icono mexicano.
Uno de los momentos más reveladores del documental aborda el origen del primer nombre artístico que Alberto usó antes de convertirse en Juan Gabriel. Está relacionado con un cómic, pero antes de llegar a esa historia, les dejamos nuestra entrevista con la directora y las productoras.
Adán Luna: el primer nombre artístico
Cuando era adolescente en Ciudad Juárez, donde vivía con su madre y hermanos, Alberto Aguilera cantaba donde podía: en las calles, el transporte público, afuera de restaurantes y en algunos clubes nocturnos que le permitían entrar pese a su edad.
El lugar más popular de la ciudad era El Noa Noa. Allí cantó por primera vez a los 16 años. Tras escucharlo, el público quedó sorprendido y le preguntaron su nombre. “Adán Luna”, respondió.
A partir de entonces ese nombre apareció en marquesinas, bares y periódicos: “A petición de nuestro selecto público, se presenta nuevamente el único, el artista de todos los públicos: Adán Luna”, se leía en un anuncio. “La nueva voz de México: Adán Luna”, en otro.

¿De dónde surgió ese nombre?
Titanes Planetarios, el cómic que lo inspiró
En el documental, el amigo del cantante Miguel Guzmán “Tijuana” explica que el nombre Adán Luna, confirmado por el propio Juan Gabriel, proviene de un cómic.
Se trata de Titanes Planetarios, revista de Editorial Novaro que traducía historias de ciencia ficción publicadas originalmente por DC Comics. Una de las series más populares era Strange Adventures, protagonizada por Adam Strange, un terrícola que vivía aventuras intergalácticas junto a su esposa Alanna, combatiendo monstruos y salvando planetas.
En español, el personaje fue rebautizado como Adán Luna y podía teletransportarse gracias a un “rayo zeta”. Aun así, Juan Gabriel reveló después que le atraía el nombre “Adán” porque “al revés dice ‘nada’”, y que “Luna” lo añadió de forma espontánea.

La creación de Juan Gabriel
Con el éxito creciente, le recomendaron mudarse a la Ciudad de México en 1966. Recorrió el Pacífico pidiendo aventón y, ya en la capital, sin dinero, dormía en estaciones del metro y autobuses o en la Alameda, como narró en entrevistas.
Después de insistir en busca de oportunidades, llegó a RCA, donde el productor Enrique Okamura lo escuchó y le dio trabajo como corista de Angélica María.
Sin embargo, su historia tomó un giro oscuro: fue arrestado y condenado a un año y seis meses en el Palacio Negro de Lecumberri, la misma prisión donde estuvieron José Revueltas y José Agustín. Aun entonces, Alberto no dejó de cantar ni componer.

El director de la cárcel lo presentó a Queta Jiménez, La Prieta Linda, quien, al escucharlo, solicitó su liberación. “Ella fue quien lo descubrió”, dice Okamura en el documental.
Tras salir, lo llevó nuevamente a RCA. El talento y la cantidad de canciones ya escritas impresionaron al equipo, y le propusieron grabar un disco. Cuando le preguntaron su nombre artístico y respondió “Adán Luna”, lo rechazaron.
Entonces dijo su nombre definitivo: Juan Gabriel. “Gabriel” por su padre, “Juan” porque le gustaba la combinación. El resto es historia.

