Y continuamos con este apartado que busca recordar a los talentos mexicanos que a lo largo de la historia se han encargado de crear y formar expresiones artísticas que hoy en día se traducen en nuestra identidad cultural. Porque la música es un lenguaje infinito en el que podemos conocer aspectos mucho más profundos de una época en concreto; aspectos tanto económicos, políticos, sociales y hasta culturales traducidos en arte.

Así como la historia es importante para entender y analizar tanto nuestro presente, así como nuestras aspiraciones a futuro, la música nos permite conocernos a nosotros mismos como sociedad. Una identidad que hoy en día se ve un tanto amenazada por la monstruosa industria musical que nos rodea pero que podemos mediar al menos siendo consciente de si existencia.

 

Daniel Ayala Pérez

 

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Esta ocasión es turno de Daniel Ayala Pérez, violinista, director y compositor mexicano que sobresalió gracias a su tenaz y arduo trabajo por amor a la música. Y es que a pesar de las complicaciones que presentó a temprana edad, donde hasta su familia se oponía a que se dedicara a la música, logró ingresar al Conservatorio Nacional para ser discípulo de profesores como Carlos Chávez, Silvestre Revueltas, José Rocabruna, Manuel M. Ponce, Luis G. Saloma, Gerónimo Baqueiro, Vicente T. Mendoza, Francisco Contreras, Jesús C. Romero, Pedro Micheca y un gran número más de nombres reconocidos.

 

 

Él nació en 1906 en Abalá, Yucatán y murió en 1975 en Veracruz, hombre sureño que gran parte de su trabajo y recorrido profesional lo llevó a cabo en dicha zona. Fue director de la Banda de Policía en Mérida, fundó la Orquesta Típica Yukalpetén -la cual interpretaba obras de compositores yucatecos-, fue director de la Orquesta Sinfónica de Mérida y director del Conservatorio de Yucatán, entre algunos de sus trabajos más destacados.

Pero también gran parte de su legado fue como el de compositor. Él formó parte del famoso grupo de los cuatro, del cual ya habíamos platicado en nuestro anterior texto dedicado a Salvador Contreras. Este trató de un grupo que se formó en la nueva clase de “Taller de composición” en el Conservatorio Nacional de Música. Ofrecieron diversas presentaciones en las que aprovecharon para exponer sus propias obras, pero realmente significó un espacio donde los compositores emergentes podían compartir y exponer sus obras ya que también apoyaron como una organización de difusión.

 

 

Entre sus obras orquestales más famosas están: Tribu (1934), Paisaje (1935), Panorama de México (1936), Uchben X’cohorte (segunda versión como ballet), El hombre Maya (1939), La gruta diabólica (Leyenda maya, 1940), y Viaje a Norteamérica (1947).

Al igual que sus contemporáneos Daniel Ayala logró salir del país para exponer sus composiciones, logrando difundir su música por lugares como Whashington; sin embargo, también lleva la misma y triste personalidad que los demás, su música y nombre parecen deambular en el olvido hoy en día y sus composiciones son pocas veces difundidas o tocadas.

Aun así nosotros hacemos tantita justicia y lo recordamos, y mejor aún, hoy ponemos su música en nuestra oficina para recordar cómo es que sonaba México en aquel entonces.

 

 

T: @hreveh

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