31 de mayo de 2013, pasadas las nueve de la noche, el Palacio de los Deportes, la tensa espera, el primer guitarrazo, la oscuridad acompaña la llegada de Soundgarden y los primeros gritos. “Searching with my good eye closed” fue la encargada de abrir lo que fueron más de dos horas de ruido impenetrable y el inolvidable headbanger.

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Foto: Excelsior

Uno de los santones del grunge en mitad del llamado domo de cobre que para no perder la costumbre no fue muy propicio para un sonido casi perfecto. Un delirante recorrido por sus grabaciones, Chris Cornell saludando a la audiencia y los siempre certeros gritos con las peticiones de las canciones favoritas, las más entrañables, aquellas que convencieron al simple mortal a sumarse a un rito que tardó cerca de 20 años para enseñorarse en el Palacio de los Deportes.

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Foto: Especial

Muy cerca de las once de la noche, el primer adiós, las primeras caravanas, los saludos, el grito de “otra, otra”, un leve espacio de oscuridad, el regreso de la banda para regalar a la aferrada audiencia un par de canciones muy necesarias para el regreso a casa: “Black hole sun” y “Slavers & Bulldozers”.

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Foto: DeMemoria

A la salida, muy cerca del casi infinito Río Churubusco, las impresiones de la audiencia. Un concierto inolvidable, pinche Palacio de los Deportes y su mala acústica, pero al final, la certeza de que lo bien aprendido nunca se olvida.

La historia señala que Soundgarden, a principios de los años noventa, en la siempre lluvioso Seattle, en el noroeste de Estados Unidos, fue parte de lo que los expertos llamaron grunge.

Soundgarden, junto a Nirvana, Alice in Chains, Pearl Jam y otros, hicieron a un lado el pop electrónico ochentero, revivieron las guitarras y los gritos desaforados de una generación agobiada por la depresión y otros bonitos males mentales,


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La alternancia sonora venía desde el noroeste y para acompañar el desencanto, una vestimenta desaliñada, grandes cabelleras y las radiodifusoras de las universidades gabachas dando espacio a lo que brotaba muy cerca de la frontera con Canadá.

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Foto: DeMemoria

Los años de esplendor de Soundgarden fueron entre 1991 y 1997, cinco dIscos rompemadres, en especial el muy aplaudido Superunknown, y el rostro visible, Chris Cornell, vocalista y guitarrista.

El primer rompimiento ocurrió en 1997. Cornell se sumó a Audioslave y generó varias grabaciones solistas, el reencuentro en 2010, dos discos más y en 2013, México se convirtió en puerto de llegada de Soundgarden, hace poco más de seis años.

 

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