El mundo está dando un giro de 180 grados en muchos niveles culturales, y la música no se puede quedar atrás. Podríamos pensar que todas las manifestaciones de la industria en cuanto a empoderamiento femenino y/o contra el racismo, forman parte de un nuevo discurso de las sociedades… y quizá sea cierto, pero hemos de tomarlo como un plan de acción a largo plazo, pues las cosas no pueden volver a ser como antes.

Sin embargo, para ser justos, esos discursos durante ceremonias, resumidos en un tuit, en algunas canciones canciones y entrevistas de artistas en los que piden seamos inclusivos, menos racistas y más empáticos, no son tan nuevos. Pocos fueron los que se antes de 2020, se atrevieron a decir las cosas como son, antes de mayo cuando el mundo vio las imágenes de George Floyd siendo asesinado por un policía blanco en Estados Unidos.

Como dijimos, las cosas no pueden volver a ser como antes. Y es aquí donde suenan con especial atención los nombres de esta nueva ola de artistas afrodescendientes que recuperan sus raíces con su voz, pero también con su imagen, sus letras, sus sonidos, sus discursos. Hoy es el turno de Yazmin Lacey

¿Quién es Yazmin Lacey?

Si las canciones se pudieran probar, las de Yazmin Lacey sabrían rico: un sabor suave, dulce sin ser empalagoso, esos que te hacen cerrar los ojos y sonreír. Así es la música de esta mujer nacida en el este de Londres, peor cuyo lugar de actividad de se encuentra en Nottingham (de donde nació la leyenda de Robin Hood, por cierto).

Lacey creció en una familia llena de músicos, pero ella no tenía intención alguna de dedicarse a la música, mucho menos a cantar. Sí, era de esas chicas que cantaba, y que todo mundo le decía que tenía buena voz, pero que nunca sintió un apego tan grande hacia ella, como para decidir convertirse en una artista y hacer de la música una carrera. Todo comenzó cuando se mudó a Nottingham. 

Yazmin Lacey / Foto: Bandcamp

Cuentan que durante una noche de copas, alguien le pidió que se pusiera a cantar. Lo hizo, y lo hizo tan bien, que una mujer que estaba en el lugar el pidió cantara en una especie de club acústico. Quizá fueron las copas, pero Yazmin Lacey dijo que sí. Así fue como se convirtió en artista de noche, pero como voluntaria en una organización sin fines de lucro para niños de día. Una artista nueva había nacido, y hemos de decir que agradecemos esa borrachera.

A partir de 2014 comenzó a participar en distintos shows acústicos en varios venues de Nottingham. Con el paso del tiempo, fue conociendo a cada uno de los miembros para formar su primera banda, The Running Circle: Pete Beardsworth (en los teclados), Tom Towle (batería), George French (bajo), Charlie Bone (guitarra) y Owen Campbell (percusión latina).

Gilles Peterson y el inicio formal de su carrera

Su voz y su música llegaron a odios de Gilles Peterson, un locutor, productor y DJ que durante poco más de 30 años, se ha encargado de encontrar los mejores artistas británicos. Es fundador de la disquera Talkin’ Loud, la cual ha llevado a unos cuantos artistas por una nominación a los Mercury Prize. Así que no estamos hablando de poca cosa. Peterson metió la canción “Marie” y “Red” (Congi) en su proyecto Future Bubblers. Todo esto dio paso a que Lacey y The Running Circle pudieran grabar su primer EP. 

‘Black Moon’ y ‘When The Sun Dips 90 Degrees’

Yazmin Lacey y The Running Circle escribieron y produjeron, junto a Three Body Trio y Broadstrokes, su primer EP titulado Black Moon en 2017. Este material cuenta con seis canciones entre las que destacan “A Mother Lost”, “Protection” y la canción que le dio nombre, “Black Moon”. Gilles Peterson lo nombró el Mejor Disco de la Semana para la BBC Radio 6. 

El recibimiento fue tan grande, que en 2018 grabaron su segundo EP bajo el nombre de When The Sun Dips 90 Degrees. Acá el número se redujo, pero se escuchaba más cómoda con su banda, y con la posibilidad de experimentar entre géneros. Mientras Black Moon se concentró en un jazz un tanto tradicional, para When The Sun Dips 90 Degrees dio paso a algo de Motown que la hizo aún más versátil, y demostró que su voz a pesar de que siempre se mantiene bajo un mismo tono/ritmo, puede acompañarse de más instrumentos y sonidos.

Basta escuchar la canción con la que arranca, “90 Degrees”, para luego dar paso a “Burn & Rise” (un viaje a los 90, se los aseguramos), y cerrar con “Body Needs Healing”. Haríamos mal en sólo recomendar tres de cinco. Todo el EP vale la pena. 

Portada de ‘Black Moon’ (2017) de Yazmin Lacey.

“Morning Matters”, su último EP

Para llegar a Morning Matters, Yazmin Lacey y su banda se presentaron en varios festivales en el Reino Unido, sobre todo aquellos especializados en jazz. Después de la salida de los sencillos “Not Today Mate” y “Morning Matters”, y el buen recibimiento de algunos medios, fue que en abril de 2020 estrenó su tercer EP. Es una delicia…

La canción que le da nombre al disco resume el estilo de Lacey: su voz te invita a levantarte. Este disco, dicho por la misma artista, está dedicado a todas las personas que les cuesta trabajo abrazar las mañanas, empezar el día, aquellos que intentan tener una mejor vida desde el primer momento del día. No hace falta ser una amante, mucho menos conocedor del jazz. Lacey lo hace fácil, lo hace posible. 

Morning Matters cuenta con la colaboración de los mejores artistas contemporáneos de la escena de jazz en Reino Unido. Están el baterista Femi Koleoso y el trumpetista Ife Ogunjobi presentes en “Own Your Own” y “Morning Matters”. La pianista Sarah Tandy en “Morning Matters”. Y en la batería y producción de ““Lately” y “Morning Sunrise”, aparece Moses Boyd.

¿Qué la hace tan especial?

Es una pregunta difícil. Pero hemos de decir que su voz, la cual se acomoda perfectamente a sus letras sofisticadas. Su estilo ha recuperado el sonido de la época de oro del jazz, pero conjugado con el ritmo urbano de Inglaterra, y sorpresivamente, de un lugar como Nottingham. Sin embargo, lo que más nos sorprende es que nos rememora a algunas bandas y artistas estadounidenses de la década de los 70 y los 90.

Yazmin Lacey no es una Dakota Staton ni Ella Fitzgerald, pero podría entrarle a ese ritmo acelerado. Tampoco es tan sobria como Sarah Vaughan. Quizá se asemeja un poco más a Shirley Horn, pero la realidad es que Lacey es, sin duda, una de las artistas de soul y jazz más grandes de los últimos años. Y parece que su carrera sólo va para arriba. En su música, ya si le pones mucha atención, tiene detalles de hip-hop y un poco de pop, algo que no se había escuchado y que promete evolucionar y seguir sorprendiendo.

La importancia de Yazmin Lacey

No es tanto la importancia de Yazmin Lacey por sí misma, sino de una ola de nuevas artistas (en su mayoría británicas) que recuperan sus raíces africanas entre varios géneros como el jazz, rap, gospel, garage, reggae, R&B y el Motown. Lacey está en una lista increíble de artistas como Jorja Smith, Rachel Chinouriri, Tiana Major9, Arlo Parks, Tierra Whack, y hasta la canadiense Thanya Iyer.

Todas ellas son negras, y recuperan su ascendencia conservando sus nombres, e incluso hacen un statement con la ropa que eligen para salir al escenario. Es un esfuerzo inconsciente de narrar una historia que se pretendió enterrar, pero que ahora surge con fuerza.

Para este año, los nominados a los Mercury Prize muestran una variedad enorme de artistas que van desde lo más comercial y pop, hasta lo underground de la escena británica. Aparece por acá Moses Boyd con el disco Dark Matter, el mismo que colaboró y produjo un par de canciones de Morning Matters. También destacan Stormzy con Heavy Is the Head y Michael Kiwanuka con Kiwanuka. Esperemos el próximo año, una de las antes mencionadas, se cuele a la lista. Lacey bien merecido tendría ya un LP.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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