Como si no tuviera ya suficientes problemas… o quizás la mayoría derivan de éste: Rogelio Ortega Martínez, flamantemente desapercibido gobernador de Guerrero, pidió ayuda económica para su estado o –en su caso- declararlo formalmente en quiebra.
Durante su comparecencia ante legisladores locales, Ortega acusó que el narcotráfico, las varias movilizaciones de estudiantes y maestros que se viven en la región, el rezago financiero para el sector salud y demás problemas que tiene la entidad, tienen a su administración –y en general al estado- al borde de la quiebra, por lo que clamó piedad (para él):
“Adelanten la toma de posesión del nuevo gobernador o intercedan ante la Secretaría de Hacienda para que nos entreguen recursos para afrontar el boquete financiero que tenemos y que puede provocar una crisis en la entidad”.
Ortega, que nada más había acudido ante legisladores para hablar sobre el problema educativo del estado, aprovechó para quejarse de cómo se la “aplicó” el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, quien le dijo que si pedía “adelantos” para obtener recursos para el pago de los salarios y aguinaldos de los docentes no se le cobraría intereses… ingenuo como sólo él podía ser y orillado por la falta de fondos, creyó en la palabra del titular de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)… “pero a la fecha nos cobra intereses y no nos han regresado las anticipaciones”, lamentó.
Pero bueno, en la sesión de la Segunda Comisión de la Permanente realizada en el Senado, que más bien parecía escena de Nosotros los pobres, el gobernador no todo fueron lamentos y lloriqueos: Ortega aseguró que llegó a su puesto para “construir paz y armonía democrática”, cosa que logró, ya que –según él- “se ha recuperado el estado de derecho”, y se han alcanzado acuerdos con trabajadores de la educación… sin embargo, pidió a los senadores y diputados una manita para que los maestros le entren de lleno a las evaluaciones: “El magisterio de Guerrero tiene incertidumbres, creen que si no pasan la prueba perderán su plaza y su ingreso con el que sostienen hasta a más de seis personas”.
Designado gobernador interino luego de que Ángel Aguirre botó la chamba pidió “licencia” al poco tiempo de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa, Ortega definitivamente dijo “ya estufas” y suplicó para que le den chance de echarle la bolita a su sucesor: “¡Ayúdennos! Ya hay gobernador electo, si ya lo hay para qué seguir lidiando con esto, adelantemos al toma de posesión”.