Si bien el Día de los Inocentes es el 28 de diciembre, todos sabemos que las únicas reinas y maestras del arte de la mentira y las tretas son las mamás, quienes, para que nos portáramos bien, de vez en cuando tenían que echarnos una que otra mentira.

Para celebrar esas mentiras que a todos nos han dicho nuestras madrecitas, hicimos una lista con las mejores frases que sus mamás han usado con ustedes. ¡Gracias por compartir sus historias!

“Nadie es el consentido, a todos los quiero igual”

¡MIENTEN! Todos sabemos que en la casa siempre -¡SIEMPRE!- hay un favorito y, casualmente, nunca eres tú. ¿Creen que no nos damos cuenta de cuando hay menos regaños para alguien en la familia? 

“Dime qué hiciste, no me voy a enojar”

Cuando una mamá te diga “Dime, no te voy a regañar” es 100 por ciento seguro que te va a regañar y hasta chanclazo te va a tocar. Esa frase fue probablemente fue tu primer encuentro con el cruel mundo de las mentiras.

“¡Déjate ahí, te van a salir pelos en la mano!”

¡JAJAJAJA! ¿A quién no le dijeron esto alguna vez en su niñez cuando estaba “explorando su cuerpo”? Comprendan a sus padres, no ha de ser fácil hablarle de sexo a un niño, sobretodo cuando se está toqueteando.

Alguien de ustedes escribió: “Que mi patito moribundo, fue recogido por una parvada de patos”

Sentimos tu pérdida… Pero sí, para que nosotros no nos diéramos cuenta de cuando nuestro pato, conejo, pollito, perro o gato se había muerto o se había escapado, las mamás solían tener un gran abanico de mentiras para evitarnos el dolor. ¡Aww!

“Si te portas bien, te llevo a McDonald’s”

Yep, tu mamá no solo te mentía, te chantajeaba y de la manera más ruin, porque nunca te daba lo que prometía. ¡Qué descaro!

“Si te comes las semillas te va a salir un árbol en la panza”

¡Y aguas con que fueran las semillas de la sandía, porque ahí sí ibas a valer! Las mamás usaban toda clase de engaños para que evitaras hacer estupideces como ahogarte por comerte las semillas de la fruta porque te dio flojera quitárselas. 

“Pruébalo, sabe rico”

¿A qué clase de niño podrían llamarle la atención esas verduras hervidas que se veían asquerosamente aguadas? Pero si tu mamá te decía “Pruébalo, sabe rico” no era una invitación, sino más bien una amenaza.

Y la típica “Mi hijo está bien guapo (a)”

Sí. Te mintieron. 

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