Desde hace décadas, la ciencia ficción tanto en la literatura o en el cine, nos ha mostrado distintos avances en la tecnología que poco a poco se han hecho reales. Algunas le han apostado tan alto a sus historias con desarrollos que son científicamente alcanzables, que en la realidad intentamos llegar a ellas. Una de ellas es la existencia de robots que son tan parecidos al humano, que la idea es simplemente aterradora. Y es aquí donde hemos de mencionar el Uncanny Valley.

Si no han escuchado hablar del Uncanny Valley no es porque se hayan perdido de algo súper conocido, sino porque se trata de una teoría que alude a un fenómeno poco explorado. ¿La razón? No tenemos las herramientas para probarlo, pero cada vez tenemos más certeza de cómo funciona. Suena misterioso y lo es, y en realidad, también es bastante perverso. Así que vamos de a poco para entenderlo.

Alicia Vikander como AVA en Ex-Machina. / Foto: a24

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Uncanny Valley

Como les platicábamos, se ha desarrollado muy poca teoría sobre el Uncanny Valley, pero se trata de una hipótesis sobre las reacciones humanas frente a la tecnología que luce e imita la experiencia humana. El término nació en la década de los 70 gracias al experto en robótica Masahiro Mori. Mientras daba clases en el Instituto Tecnológico de Tokio, Mori escribió un ensayo que ha sido determinante para la robótica.

Escribió sobre cómo él creía que las personas reaccionarían a un robot que actúa y se ve casi como un humano. Creó toda una hipótesis sobre la respuesta de los humanos frente a un robot: primero pasarían de la empatía, al terror y la aversión. ¿Por qué? Porque somos capaces de reconocer una respuesta que no es orgánica o es artificial.

Una marioneta de Bunraku, teatro musical japonés del siglo XVII
Una marioneta de Bunraku, teatro musical japonés del siglo XVII / Foto: Reuters

Ahora bien. La pregunta es, ¿por qué el objetivo es hacer robots que parezcan humanos? Mori escribó también sobre eso, y dice que se trata de uno de los fines de la robótica. Y todo se inicia con una forma que se asemeje a la de las personas: dos brazos, dos piernas, un torso y una cabeza. Pero ahora, se busca que todas esas partes tengan piel, o al menos se vea y sienta com o una, por decir un ejemplo.

Eso, de manera natural, hace que los humanos respondan con mucha empatía, revelando emociones que sólo expresamos por otras personas, algunos seres vivos, y ahora, robots que se parecen a nosotros. ¿Pero por cuánto tiempo?

Pensemos en una prótesis. Desde los 70, Mori ya decía que las prótesis de manos son tan avanzadas, que a veces nos cuesta trabajo diferenciar una mano real de una artificial. Al principio, la reconocemos como algo orgánico, pero en cuanto detectamos que es artificial, nos inspira cierto temor y una sensación inquitentante. Eso es el Uncanny Valley.

Que algo parezca humano, pero no lo sea, representa una amenaza. Si el cadáver de una persona se levanta y comienza a moverse, como un zombie, ¿qué sentiríamos? Pues bien, también de eso se trata el Uncanny Valley.

Gráfica del Uncanny Valley de Mori
Gráfica del Uncanny Valley de Mori / Foto: IEEE Spectrum

Robots que se parecen a nosotros

En un inicio, el diseño de un robot se basaba en la funcionalidad. Si pones robots en una fábrica, no se deben ver ni moverse como humanos, sino hacer las mismas cosas. Y de hecho, es mejor si las hacen más rápido.Es decir, sin que se involucren factores humanos que puedan romper la cadena de producción como el cansancio, por ejemplo.

Entre menos luzcan como humanos o se asemejen a nosotros, menos afinidad o empatía sentimos por ellos. También les ponemos menos atención y cuidado, pues no despiertan en nosotros emociones.

Pero aquellos que no necesariamente tienen un rostro, piel o cabello, también despiertan afinidad entre los humanos por un periodo corto de tiempo: hasta que intentan imitar la experiencia humana revelándose como artificiales. Pero aquí también nace otra cuestión: ¿qué pasaría si lucen exactamente como un humano y ya pueden experimentar emociones?

El ingeniero Howard Hoshall con una prótesis de mano
El ingeniero Howard Hoshall con una prótesis de mano en 1969. / Foto: Getty Images

La empatía por un robot que es “asesinado”

¿Han visto los videos virales de personas “abusando” o “maltratando” robots? Las primeras definiciones indican que el abuso hacia un robot (abajo dejamos un ejemplo) es tanto físico como mental. Empujan a los robots con tal fuerza, que se caen. O también los “torturan” evitando que que alcancen una caja para levantarla.

En nuestro caso, no nos sentimos cómodos viendo a una persona pegarle a un robot. Quizá no experimentamos el mismo horror que ver un video de maltrato animal o una personas siendo violentada. De ninguna manera, pero la otra experiencia tampoco nos trae satisfacción. Sentirse mal o no por un robot que es golpeado, y el porqué, es justamente la incógnita. 

Sin embargo, un estudio de 2012 reveló algo interesante. A varias personas se les dio un Ugobe (robot con forma de dinosaurio). Había dos escenarios. El primero es que nunca habían visto al robot y el otro es que pudieron interactuar 10 minutos antes con el mismo. A ambos grupos les proyectaron videos donde personas interactuaban con el robot y videos de tortura hacia Ugobe. 

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Robot artista acusada de espionaje / Foto: Getty Images.

Los resultados señalaron que los participantes se sentían agitados con los videos de tortura, expresando preocupación por el robot. Si nunca habían visto el robot o interactuaron con él, no afectó el resultado: empatía por un robot que está siendo maltratado.

Contrario a estos resultados, les contaremos la historia de Hitchbot. Hitchbot es un robot canadiense que durante meses, recorrió varias partes de Estados Unidos respondiendo preguntas de las personas que se cruzaban en su camino. Hitchbot lucía tierno y en cada paso, la gente lo podía ayudar para continuar con su recorrido para cumplir algunos sueños como ver Times Square en Nueva York o ver la casa de Up ubicada en Utah. 

Pero en 2015, encontraron el cuerpo del robot: le quitaron la cabeza y le arrancaron los brazos. Alguien mató a Hitchbot y la gente se sintió ofendida. Quizá porque en Canadá, Alemania y los Países Bajos, Hitchbot sí logró completar su viaje. O tal vez porque ese ataque (y aquellos que se rieron) revela una parte oscura de las personas involucradas (lo malo es que pudo haber sido cualquiera).

Inteligencia Artificial

Que lance la primera piedra quien no lloró con Inteligencia Artificial (2001). de Steven Spielberg. La película nos presenta a un niño robot que fue creado con el único objetivo de amar a sus padres. David llega a casa de Henry y Mónica, quienes se enfrentan a la enfermedad que mantiene a su hijo en un hospital.

Sin embargo, cuando deciden programar a David de manera definitiva para que ame a Mónica como su madre, su hijo biológico se recupera y puede volver a casa. Lo cual causa una ruptura entre Mónica y David, consecuencia también de que su hijo se siente reemplazado e intenta excluir a David. Así es como ella decide abandonar al niño robot sin pensar en sus sentimientos (David). 

Haley Joel Osment en ‘A.I. Artificial Intelligence’. / Foto: Warner Bros.

Esto representa la pregunta que la película, en un inicio, plantea: ¿cómo hacer que un humano corresponda al amor de dicho robot?, ¿cuál es la responsabilidad de los seres humanos para los robots? Si en un futuro queremos coexistir con los robots para facilitar la vida humana, hemos de pensar bastante bien qué lugar ocuparán len la sociedad.

Parece algo muy lejano, y quizá para algunos no hay un dilema. Pero más pronto que tarde, se tendrá que abordar el tema, sobre todo mientras avanzan la tecnología y podamos probar la hipótesis del Uncanny Valley. 

Ejemplos del Uncanny Valley en relación al movimiento
Ejemplos del Uncanny Valley en relación al movimiento / Foto: IEEE Spectrum

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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