Por Tania Domínguez

“(I Can´t Get No) Satisfaction” es posiblemente la canción más emblemática de los Rolling Stones. No es en vano que el famoso riff, a cargo de Keith Richards, es el que anuncia el final del concierto, además claro, de ser uno de los momentos más esperados por el público.

Fue grabada el 11 y 12 de mayo de 1965 y menos de un mes después se dio a conocer como sencillo, convirtiéndose en el primer número uno de la banda en Estados Unidos y abriendo para ellos una nueva etapa en cuanto a éxito comercial se refiere. Por si eso fuera poco, la temática y tensión sexual con la cual está cargada la canción favoreció a la imagen rebelde con la que ya se percibía al entonces quinteto. Recordemos que en 1964 un periódico cuestionaba “¿Dejarías a tu hermana irse con un Rolling Stone?”.

La anécdota de cómo surgió la canción es igual de conocida: la melodía base llegó en un sueño a la cabeza de Keith, acompañada de la frase “can´t get no satisfaction” mientras él se encontraba en un hotel en Florida. Medio dormido, tomó su guitarra y grabó la idea antes de volver a caer. Cuando despertó, encontró la grabación con el riff y, como extra, sus ronquidos. Pero más allá de ese fortuito momento de inspiración, “Satisfaction” nos enseña que si algo hubiera sido diferente en esta historia, el resultado tal vez habría sido menos impactante: Keith había pensado en instrumentos de viento para suplantar su guitarra en la canción.

Richards le enseñó la grabación a Mick Jagger, quien se encargó de completar la letra – en 10 minutos – a lado de la alberca. Cuatro días después grabaron una primera, y nada exitosa, versión de la canción en los estudios Chess, en Chicago. Después de esa primera decepción decidieron darle otra oportunidad y dos días más tarde grabaron la versión definitiva en los estudios RCA en Los Ángeles. Para este segundo intento, Ian Stewart (quien fungía como tecladista y road manager) le dio a Keith un pedal Maestro Fuzz-Tone de Gibson que acababa de comprar; fue esta nueva adquisición la que le dio el toque sucio y distorsionado a “Satisfaction.” Como escribió Keith en su autobiografía: “ese fue el sonido que atrapó la imaginación de todos”.

Cuando terminaron de grabarla ni Mick ni Keith querían lanzarla como sencillo, pero su manager Andrew Loog Oldham (alguien cuyo trabajo con los Stones podemos sacar muchas historias) le vio potencial: “lo siguiente que sé es nos estamos escuchando a nosotros mismos en Minnesota, en alguna estación de radio, somos el ‘Hit de la semana’ y ni siquiera sabíamos que Andrew la había lanzado. Al inicio estaba mortificado, para mí ese solo era el demo. Diez días de gira y ya era el número uno nacionalmente” – cuenta Keith Richards.

The Rolling Stones perform at the Roundhouse, London, 14th March 1971. The band features Bobby Keys on saxophone, left, and Mick Taylor on guitar, centre. Photo by Evening Standard/Hulton Archive/Getty Images.

Esa naturaleza de “demo” quedó marcada en la canción. Como Bill Janovitz lo nota en su libro Rocks Off, la versión de “Satisfaction” que todos conocemos viene con algunos errores: al minuto 1:36 Keith se tarda en prender el pedal y, en cambio, al 2:33 se puede escuchar como el efecto entra desde antes. Estas imperfecciones suman a la esencia no sólo del sencillo sino de los Stones. Ellos nunca fueron la banda “ideal” y esto se volvió aún más evidente con “Satisfaction”. Claro, el tema obvio de la canción es la frustración sexual pero Mick (que grabó la voz en una sola toma) también habla de un desagrado por la sociedad y por lo establecido. De esta manera se volvió un himno para toda una generación en los años 60 que estaba inconforme con lo que vivía. Bien lo dijo Mick: “la mayoría de los jóvenes no están satisfechos con la generación que controla sus vidas”. Este principio lo seguimos encontrando en la relación entre el rock y las generaciones que vinieron después, descontentas con lo que sucede a su alrededor y descubriendo en la música el poder para expresarse.

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“(I Can’t Get No) Satisfaction” salió como sencillo en Estados Unidos el 6 de junio de 1965, siendo su primer número uno en ese país y su cuarto sencillo en llegar a esa posición en Reino Unido. La canción forma parte de la versión estadounidense del álbum Out of Our Heads, que también llegó al número uno. Curiosamente, este tema no está incluido en la versión británica del álbum que salió dos meses después.

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