Por Raúl Bravo Aduna

Todo 2021 ha sido una montaña rusa en cuanto a variaciones de precios de algunos insumos se trata. Por ejemplo, la gasolina, que en abril de 2020 costaba 15.08 por litro de Magna, esta semana ronda los 20.92 pesos. El gas LP que usamos en casa es un volado: depende enteramente del día o la semana en que cargues y se ha vuelto dificilísimo poder calcularlo para un presupuesto mensual. Igualmente, el precio de la tortilla llegó a un máximo histórico en abril, vendiéndose en 27 pesos el kilo en algunos estados de la república. Algo que no es menor, pero que quizá ya le ha tocado experimentar a alguien que lea estas palabras, los electrodomésticos han alcanzado aumentos de hasta 38%. Las causas para los incrementos no son las mismas, pero, de alguna manera u otra, se interrelacionan.

El mercado de hidrocarburos ha sido un carnaval desde el año pasado. El confinamiento generalizado hizo que la demanda por gasolinas (y del petróleo) se desplomara considerablemente, en medio de una crisis diplomática entre países productores. Al ser un insumo básico para el transporte de cualquier producto, sus precios impactaron “positivamente” un montón de cadenas de suministro. Pero conforme el mundo entero comenzó una reactivación económica generalizada, el abasto fue cada vez menor y, por lo mismo, los precios fueron superando ciertas barreras al ver sus costos incrementarse. Esos aumentos han creado ciertas carambolas de las que no nos hemos podido escapar. En parte, es lo que le ha sucedido a los electrodomésticos, industria en la que el desabasto de chips semiconductores y los precios de las gasolinas han puesto en jaque tanto a productores como a consumidores.

¿Y qué está pasando con la tortilla?

En un contexto en el que la estabilidad económica de las familias se ha visto mermada por la pandemia, nuestros bolsillos están siendo impactados por estos cambios de precios cada mes. Probablemente, sin más ingreso que pueda seguirle el paso. La inflación en México para la primera quincena de junio se situó en 6.02%. Particularmente, se registraron alzas en el jitomate, el gas LP, así como en fondas, torterías y taquerías. Al centro de estos incrementos, la tortilla empieza a ocupar un lugar prioritario entre las preocupaciones nuestras de cada día. A mediados de junio de 2020, un kilo de tortilla rondaba los 15 pesos en promedio; ahora en junio de 2021, al momento de escribir estas palabras, más o menos está en 19 pesos. Es un aumento anual de cerca del 30%. 

Estos precios de la tortilla se explican en gran medida por dos razones: por un lado, lo que se ha visto con los valores de la gasolina; por el otro, las sequías e incrementos de temperatura no sólo en México, sino también en Estados Unidos, de donde importamos un gran porcentaje del maíz que consumimos. Esta combinación de factores hacen que la tonelada del grano cambie constantemente. Y estos cambios en los precios le pegan diferente a productores, particularmente a las tortillerías que sólo pueden comprar su materia prima en cantidades bajas; por lo tanto, dependen demasiado de a cuánto esté el maíz y su harina cada semana; por ello mismo, son los que tienen menor capacidad de reacción frente a estos movimientos. Algo que acabamos absorbiendo como consumidores al final. Esto ha empujado a la industria a proponer un aumento generalizado de 1 peso a partir de julio.

Las materias primas al alza

El maíz no es la única commodity (o materia prima) en estas lógicas. El primer trimestre del año nos dejó con aumentos de locura en varios frentes: el cobre, el acero, el estaño, por poner algunos ejemplos. De hecho, hubo un día en mayo en el que Grupo México ganó cerca de 70,000 millones de pesos nada más por los aumentos en el precio del cobre. Como explicaba hace unas líneas, la reactivación económica en distintos lugares del mundo al mismo tiempo ha trepado estos precios al ser necesitadas casi las mismas materias primas simultáneamente en todos lados.

Y si de por sí la producción en general y las cadenas de suministros ya están infladas por los precios de las gasolinas y el gas, la combinación con los aumentos en las materias primas es letal para casi cualquier familia en un país como el nuestro, en el que el ingreso real promedio es de 4,456 pesos para la población ocupada. 

La tortilla acaba siendo solamente uno de los puntos finales de esta cadena. El aumento de 1 peso en el kilo a partir del próximo jueves es probable que no sea suficiente para amortiguar las variaciones en las siguientes semanas; de hecho, mientras los valores del maíz como grano no se terminen de estabilizar, seguramente las industrias de la harina y de las tortillas tendrán que seguir ajustándose semana a semana como han tenido que hacerlo a lo largo de 2021. 

¿Y en qué va a acabar todo esto?

Es obvio que el precio de la tortilla le va a pegar al de los taquitos que tanto nos gustan. Pero el asunto no termina ahí. El maíz es un grano que se utiliza para alimentar ganado y, por lo mismo, más temprano que tarde las carnes serán otro insumo con aumentos de precios considerables. Tal vez 1 peso de incremento no suena alarmante ahora, pero si ese peso se suma a los 5 pesos por litro de la gasolina y el más de 32% extra que estamos pagando por gas y los impactos que esos aumentos tienen sobre casi todos los productos que consumimos, nuestras carteras vaya que se ven y seguirán viendo golpeadas. Lo peor de todo es que aún no se ve un horizonte claro de final a estos cambios. 

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Soy Raúl, pero la gente me conoce como Ruso. Estudié letras inglesas en la UNAM y tengo una maestría en periodismo y asuntos públicos por el CIDE. Colaboro en Sopitas.com desde hace más de seis años....

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