Francia va a cerrar este 2021 con pura buena noticia y es que las terapias de conversión o los ECOSIG (Esfuerzos para Corregir la Orientación Sexual e Identidad de Género) ya fueron declarados como una actividad ilegal o lo que es: fueron prohibidos con todas las de la ley.
Esto sucedió después de un largo camino en la Asamblea Nacional —la Cámara de Diputados de aquellos lares— y el Senado, que había dicho “sí”, pero hay que revisar aún más esta iniciativa.
¿Y qué pasó? Se creó una comisión especial entre diputados, diputadas y gente del Senado que, finalmente, este 14 de diciembre aprobó la prohibición de las terapias de conversión.
¿De qué va la prohibición de las terapias de conversión en Francia?
El 7 de diciembre llegó al Senado de Francia una iniciativa de Ley para prohibir los ECOSIG —vía la diputada Laurence Vanceunebrock— y pese a que fue votada con 305 votos y 28 en contra, el Senado igual la mandó a revisión.
¿Por? ¿Qué buscaba esta iniciativa?
En esencia catalogar todo esfuerzo —como matrimonios forzados, terapias, hipnosis o tratamientos religiosos— para cambiar la orientación o identidad de género de una persona como un delito, algo ilegal que atenta contra los derechos de las personas, en especial de las comunidades LGBT+.
Para eso la iniciativa creó un nuevo delito o como acá en México lo conocemos, creó una tipificación. Sin embargo, los senadores pidieron que revisaran qué onda con la transición de una persona, que quienes buscaran evitar o “prevenir” estas transiciones no fueran sancionadas.
Obviamente, se referían a la situación que viven las personas trans y los obstáculos a los que se topan durante su transición.
Pero al parecer todo mundo llegó a un acuerdo y lo que Francia tiene es una ley que sancionará las terapias de conversión con dos años de prisión y una multa de 30 mil euros.
Si la víctima es un o una menor de edad entones la condena sube a tres años y la multa sale en 45 mil euros —algo así como un millón 530 mil pesos.
De esta manera —impulsada por la chamba del colectivo Rien à Guérir (Nada que curar)— Francia dio un paso más para garantizar los derechos humanos de todas y todos.