Mientras en la Sopicueva nos aventábamos un volado para saber quién sería el desafortunado que le tocaba escribir esta nota —saludos cordiales—, en el Vaticano se…
Mientras en la Sopicueva nos aventábamos un volado para saber quién sería el desafortunado que le tocaba escribir esta nota —saludos cordiales—, en el Vaticano se…