Como cada cuatro años el furor por los Juegos Olímpicos se apodera del mundo, lo cual es aprovechado por la sede donde se realiza este evento para dar a conocer su cultura al resto de la humanidad.

Todos recordamos varios detalles (no sólo deportivos sino sociales y artísticos) de los juegos olímpicos más recientes, como la música, sitios emblemáticos, la comida, los logotipos, las mascotas, el ambiente en las tribunas, etc.

Pero ¿de qué forma percibió el mundo los Juegos Olímpicos de México 1968? Cierto, en nuestro país esta justa deportiva fue empañada por la represión que sufrieron los movimientos estudiantiles cuyo punto medular fue la trágica matanza en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco, el 2 de octubre de ese año.

De esa herida ya hemos hablado mucho y tenemos muy claro que jamás se cerrará. Tampoco tenemos porque olvidarla ni dejar de pedir justicia. No obstante, hoy queremos hablar única y exclusivamente de lo refrescante que fueron estos juegos que se celebraron hace 48 años años en la Ciudad de México y que marcaron un antes y un después en estas justas deportivas. Y es que más allá de lo deportivo, estos juegos amalgamaron una nueva manera de vivir el olimpismo.

Olympic Medal
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1. Los primeros juegos en América Latina

En Octubre de 1963, en la ciudad alemana de Baden-Baden, Avery Brundage le anunciaría al mundo cuál sería la sede que acogería los XIX Juegos Olímpicos de la era moderna. Las sedes contendientes eran Lyon (Francia), Detroit (Estados Unidos), Buenos Aires (Argentina) y la Ciudad de México.

Para sorpresa de todos, México obtuvo 30 de los 58 votos, ganando el derecho de organizar los primeros Juegos Olímpicos en Latinoamérica.

Opening Ceremony
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2. Los Juegos de los récords

Obviamente la elección de la Ciudad de México como sede olímpica trajo dudas y críticas al COI pues muchos  “expertos” pusieron en duda que un país subdesarrollado pudiera organizar un evento de esta magnitud, además estaba el inconveniente de los 2,300 metros a nivel del mar que tiene la ciudad, y que decían, haría imposible que se consiguieran nuevas marcas mundiales.

“No debe uno dejarse influir por la propaganda de los mexicanos. Los atletas caerán como moscas”

… escribió el periodista alemán Manfred Kinder en 1964.

“¿Cómo es posible que le hayan conferido tal responsabilidad a un país semisalvaje ?”

… comentaron en el diario italiano Corriere de la Sera.

“Se pondrá en riesgo la vida de los atletas; retírenle a México los JO”

… se señaló en el Extra Bladet de Copenhage.

Poco a poco estos rumores se fueron disipando cuando un año antes de la justa varios atletas comenzaron a entrenar sin ningún problema en la Ciudad de México, demostrando que las justas deportivas podían desarrollarse normalmente.

Al final sí se rompieron varios récords mundiales, algunos de los cuales se mantuvieron vigentes por más de 22 años, como el del estadounidense Bob Beamon en salto de longitud.

Bob Beamon #254
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Al final, en atletismo se rompieron 26 marcas mundiales, 23 en natación, seis en halterofilia y tres en ciclismo.

3. Las sedes

En su momento, las sedes de los Juegos Olímpicos de 1968 fueron un ejemplo de modernidad e innovación arquitectónica, que ayudaron a confirmar que México tenía la infraestructura suficiente para organizar un evento de primer nivel.

Estas fueron las sedes:

Ya existían antes de los Juegos

Estadio Olímpico Universitario: Inauguración, clausura y pruebas de atletismo

Estadio Azteca: Futbol

Aztec Stadium
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Auditorio Nacional: Gimnasia Olímpica

Teatro de los Insurgentes: Halterofilia

Arena México: Boxeo

Alberca de Ciudad Universitaria: Waterpolo

Fueron construidos para los Juegos:

Gimnasio Olímpico Juan de la Barrera: Voleibol

Pista de Hielo Revolución (Ya no existe): Voleibol

Palacio de los Deportes: Basquetbol

Mexican Stadium
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Alberca Francisco Márquez: Clavados, Natación, Waterpolo

Pista Virgilio Uribe: Canotaje y remo

Velódromo Agustín Melgar: Ciclismo

Sala de Armas Fernando Montes de Oca: Esgrima

Polígono de Tiro Vicente Suárez (en el Campo Militar No. 1): Tiro

Campo Marte: Ecuestres

Campo Militar No. 1: Pentatlón moderno y ecuestres

Estadio Municipal (actualmente Jesús “Palillo” Martínez): Hockey de Campo

Sedes alternas, fuera de la ciudad

Estadio Cuauhtémoc en Puebla: Futbol

Estadio Jalisco: Futbol

Estadio León: Futbol

Club de Yates de Acapulco: Vela

Tras una competencia deportiva de gran magnitud, como pueden ser un Mundial de Futbol o unos Juegos Olímpicos, muchas de las instalaciones que albergan las competencias suelen ser abandonadas y en cuestión de años se convierten en “elefantes blancos”.

En México no ha pasado eso con las sedes de los Juegos Olímpicos, y si bien la mayoría ya no son modernas, sí continúan albergando eventos de distintas índoles.

4. “La olimpiada cultural”

México 68 fue mucho más que una justa deportiva. Tras la elección de la Ciudad de México como sede olímpica, fue creado el Departamento de Actividades Artísticas y Culturales, donde se elaboró un ambicioso proyecto para realizar un Programa Cultural con varios eventos a lo largo del año olímpico.

Si los Juegos Olímpicos abarcaron del 12 al 27 de octubre de 1968, la llamada “Olimpiada Cultural” arrancó desde el 19 de enero con la presentación del Ballet de los Cinco Continentes en el Palacio de Bellas Artes.

Con la participación de 97 países en distintas actividades, México 68 se convirtió en la primera justa que de forma alterna a las competencias deportivas celebró actividades culturales, artísticas y hasta científicas.

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Como parte de este proyecto surgió la Ruta de la Amistad, un corredor escultórico ideado por el escultor mexicano de origen alemán Mathias Goeritz, conformada por 17 kilómetros con 19 esculturas elaboradas por artistas de los cinco continentes y separadas entre sí por distancias de kilometro y medio, además de otras tres ubicadas en el Estadio Azteca, el Estadio Olímpico Universitario y el Palacio de los Deportes.

De esta forma el arte moderno salió a las calles de la Ciudad de México y permitió tanto a sus habitantes como a los visitantes vivir la experiencia de recorrer esta ruta arquitectónica, considerada la más grande del mundo.

Al finalizar los juegos de México 68, las esculturas de la Ruta de la Amistad fueron cayendo en desuso. Afortunadamente, hace un par de años se creó un patronato que tiene como objetivo restaurar estas esculturas y hacer renacer la ruta. Para leer más al respecto checa la nota que escribimos al respecto dando clic aquí.

5. Su impacto visual

Hasta hoy, el diseño del logo, iconos y memorabilia vinculados a Mexico 1968 son considerados como unas de las principales propuestas visuales del diseño gráfico.

Por aquellos años la Ciudad de México experimentaba una apertura a la modernidad y a la psicodelia que afortunadamente embonó a la perfección con el enorme bagaje que desde siglos atrás impregnada la cultura nacional. Fue así como desde el logo, los colores y la manera de estructurar cada detalle dentro de un todo compacto y bien definido le dio a México la identidad que tanto tiempo llevaba buscando. Se entró en los primeros planos mundiales no presumiendo, sino compartiendo lo que somos.

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El concepto gráfico para estos Juegos Olímpicos apelaba a la sencillez, pensando en la fácil comprensión de todo el público sin importar su lugar de origen.

Esta labor titánica corrió a cargo de Eduardo Terrazas, coordinador general del programa y del área de diseño urbano, quien conformó un equipo multidisciplinario con Beatrice Trueblood, quien se encargó de lo relativo a las publicaciones olímpicas; Manuel Villazon y un equipo de diseño estudiantil donde participaron cerca de quince mil estudiantes mexicanos; Peter Murdoch; Lance Wyman; Alfonso Soto Soria; Abel Quezada; Jesús Virchez Alanís; Mathias Goeritz; Bob Pellegrini; Michael Gross; Julia Jonhson y varios artesanos huicholes.

Los señalamientos de eventos deportivos se alejaron del lugar común y en lugar de mostrar a deportistas en acción, mejor se simplificaron para representar un objeto o característica de la actividad cultural o deporte en cuestión.

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La Ciudad de México, confusa desde su origen, entró en un orden donde los colores e íconos servían como la guía más efectiva. Las principales avenidas de la ciudad fueron representadas por un color en específico, y afuera de los escenarios olímpicos había distintivos coloridos que hacía llegar a su destino hasta al más despistado.

El logo corrió a cargo del estadounidense Lance Wayman, quien llegó a México desde 1966 para diseñar un sistema gráfico inspirado en las líneas y colores que por siglos han acompañado a los pueblos indigenas. El resultado no sólo transmitía las tradiciones mexicanas, sino también un sentido de modernidad y movimiento que buscaba reafirmar la identidad de México en el extranjero y quitar esa imagen de sombreros y sarapes.

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Incluso los pequeños detalles, como los vestidos de las edecanes siguieron la misma línea:

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Hasta hoy el trabajo realizado por Wayman y compañía sigue siendo objeto de estudio en el Diseño Gráfico.

6. Enriqueta Basilio

La flama olímpica recorrió 13 mil 620 kilómetros desde Grecia, siguiendo una ruta que representaba el trayecto que hizo Cristóbal Colón para descubrir América.

El final de este trayecto corrió a cargo de Norma Enriqueta Basilio Sotelo, de 20 años, quien se convirtió en la primera mujer en la historia que encendió un pebetero olímpico. Campeona nacional de atletismo en carrera de 80 metros con vallas, Enriqueta fue considerada en su época como la mejor atleta de nuestro país.

Olympic Games

Verla subiendo las escalinatas que la llevarían hasta el pebetero del estadio olímpico universitario fue en su momento un poderoso mensaje para las mujeres, tanto que aún es imposible no emocionarse con esta imagen (segundo 55):

7. Momentos dignos de recordar

México ganó 9 medallas

3 de Oro – Tibio Muñoz en natación; Ricardo Delgado y Antonio Roldán, en box.
3 de Plata – Álvaro Gaxiola en clavados, Pilar Roldán en esgrima y José Pedraza en la marcha.
3 de Bronce: Joaquín Rocha y Agustín Zaragoza en box, y María Teresa Ramírez en natación.

Sin duda uno de los momentos más recordados fue cuando el Tibio Muñoz obtuvo el oro para México en 200 metros de brazada.

Los primeros 100 metros tenían al mexicano en cuarta posición pero los gritos y el júbilo de la gente lo sirvieron sacar lo mejor de sí y vencer en los últimos 25 metros al favorito, el soviético Vladimir Kosinsky.

También resultó inolvidable la emocionante medalla de plata de José “Sargento” Pedraza en los 20 km de caminata:

Stephen Akwani

En la prueba de maratón John Stephen Akwani, de Tanzania, entró al estadio Olímpico ya que el resto de los maratonistas lo habían hecho, pues una dolorosa lesión hizo que se retrasara del resto de los competidores. Aún así tuvo la determinación para no abandonar la competencia y llegar hasta la meta.

Cuando llegó a Ciudad Universitario el público que aún permanecía en el recinto lo recibió con una sonora e inolvidable ovación:

Vera Caslavska, la novia de México 68

Esta gimnasta checa es una de las más importantes de la historia y en los Juegos Olímpicos de México 1968 alcanzó su momento cumbre cuando ganó 4 medallas de oro y 2 de plata, consagrándose como la mejor del planeta.

Inmediatamente conectó con el público mexicano cuando en sus rutinas de suelo usó temas como el Jarabe Tapatío y Allá en el rancho grande.

Se casó en la Catedral Metropolitana de la Ciudad de México, rodeada de ese pueblo que la nombró la reina de sus juegos. Años después volvería a México a enseñar gimnasia.

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Tommie Smith y John Carlos, ganadores de oro y bronce en los 200 metros planos respectivamente, subieron al podio en el Estadio Olímpico Universitario para recibir sus medallas, sin zapatos y con el puño enfundado en un guante negro en señal de protesta por la falta de respeto a los derechos civiles de la población negra en Estados Unidos, en algo que fue conocido como el Black Power. Se entonaba el himno de los Estados Unidos y los atletas de raza negra levantaron la mano en todo lo alto y agacharon la cabeza por lo que posteriormente serían expulsados por su delegación.

1000 mariachis

Durante la ceremonia de clausura, México le entregó la batuta olímpica a Munich, sede de los próximos juegos, con un grupo de mil mariachis que entraron al estadio tocando El Son de la Negra, Guadalajara y Las Golondrinas.

* * * * * *

México 68 fue una fiesta entre naciones, la reafirmación de que nuestro país estaba listo para entrar a la modernidad y encantar al mundo entero con la calidez y hospitalidad que sólo nuestro pueblo es capaz de transmitir. Pocos Mundiales o Juegos Olímpicos han llegado a ser tan emotivos como los realizados en nuestro país pues en esta tierra, suplimos las carencias con toda la entrega que el corazón nos permite.

¿Algún día nuestro país volverá a ser sede de unos Juegos Olímpicos?

Por @gabrielrevelo

*** Vía Exploramex, Mediotiempo, Reconoce MX, TV UNAM

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