Los atletas, sin importar el deporte que practiquen, quieren decir adiós bajo sus términos. Un retiro decente, sin problemas y hasta con homenajes. Cuando esto se les quita, el final de una carrera se convierte en algo todavía más triste.
Esto acaba de suceder con un gran jugador de la NBA. A Chris Bosh la vida le arrebató la oportunidad de terminar su sendero como él quería. El ala-pívot fue diagnosticado con una enfermedad que le impide seguir jugando basquetbol.
Su problema de salud se relaciona con la coagulación de sangre. La coagulación sanguínea es el proceso por el que la sangre pasa a convertirse en coágulos semisólidos. Esto ayuda cuando te lastimas, como una cortada, a hacer la costra.
¿Cómo afecta a un deportista? En la NBA, el riesgo de tener una herida abierta es menor. El problema es que un déficit de coagulación puede provocar una trombosis. Esto es la formación de un coágulo de sangre en el interior de un vaso sanguíneo o en el corazón. Y por supuesto, puede provocar la muerte.
Así, hasta una persona común y corriente corre un gran riesgo con esta enfermedad. Ahora imaginen lo que significa para un basquetbolista que ha dedicado toda su vida al deporte. Es una tragedia, es tristísimo.
Lo peor es que eso no es todo. A Chris Bosh esto se le ha juntado con problemas legales y hasta discusiones con su equipo, el Miami Heat. Ambas partes están peleando por su acuerdo contractual.
Su contrato le daba 52 millones de dólares garantizados por la siguientes dos temporadas. Lógicamente, el Heat no quiere pagar este dinero, aunque la mayoría está cubierto por un seguro médico. Además, el club de Miami ha buscado que Bosh no juegue y lo ha hecho hasta por medios legales.
Le quisieron impedir los entrenamientos al inicio de la temporada. No pudieron y ahora, con la sentencia del doctor, lo pueden cortar sin problemas.
Con 33 años de edad, el final se veía cerca, pero no así. Bosh aún podía aportar y dar buen basquetbol. Sus números y palmarés le dan una envergadura de posible miembro del Salón de la Fama. Entonces, su retiro no tenía que ser así. Es inevitable, es triste, pero una enfermedad ha provocado que sus 11 años en la NBA se terminen con un mal sabor de boca.
