¿Te acuerdas de esa etapa de tu vida cuando las vacaciones escolares parecían eternas y estar en casa era sinónimo de ayudar con el ‘quehacer‘? Vaya tiempos… y no podrás negar que en más de una ocasión terminabas picándote los ojos del aburrimiento. No lo niegues, muy dentro de ti ya querías regresar a la escuela por más de una razón. ¿A poco no?

Porque vamos, el regreso a clases –aunque podría parecer pesadito– es todo un ritual que año tras año repetimos durante décadas. Desde la emoción de comprar los útiles escolares y los tenis más fregones del momento –para cuando nos tocaba ir de Deportes–, hasta cambios de look para ser la mera sensación.

Y para recordar esa bonita etapa de nuestras vidas, acá te dejamos algunas cosas que segurito te emocionaban de regresar a clases. Prepárate para un golpe de nostalgia:

1.- Volver a ver a tus amigos

Ya sabías lo que te esperaba. ¿Recuerdas esa emoción de regresar de vacaciones y ver a tus amigos para contarse todo lo que hicieron? Nunca faltaba el que llegaba todo bronceado porque se fue todas las vacaciones a la playa, paps.

Si bien se sabe que ese primer día, el chisme dura todo el día, y todo se resume en platicar con tu bolita cómo te fue. Ese recreo del primer día era la onda.

2.- Comprar los útiles

Obvio te acuerdas bien de esos días en los que ibas a comprar lápices, plumas, colores, goma, y demás, para acomodarlos en ese flamante estuche que te acababan de comprar tus papás. O qué tal cuando comprabas las reglas, y todos esos materiales que te duraban un par de días, porque o lo prestabas o se te perdía. Típico, jaja.

Ya venía por default que tu mamá se pusiera a ponerle nombre a todos tus útiles porque pues no son gratis… y hasta ahora te cae el 20 de eso.

Por cierto, hay algunas tiendas que te ayudan a que esto sea más fácil. Por ejemplo, Bodega Aurrera, que este año tienen útiles que van desde UN PESO, si, $1!!

Bodega Aurrera
Foto: Bodega Aurrera

3.- Cambiar de look

Porque bien se sabe que desde que éramos niños ya estábamos “cerrando ciclos” con un buen cambio de look. Y bueno, si esto de darte una ‘shineada‘ te daba igual, seguramente a tu mamá no, y ahí te tenía haciendo fila en la peluquería el último domingo de vacaciones junto con otros 10 niños y sus mamás. Una verdadera joya.

Y total que ya llegabas todo radiante a tu primer día de escuela, con toda la seguridad del mundo, y pasaba lo siguiente: los que lo notaban no te decían nada, los que sí te decían algo era de lo más equis, y quien querías que lo notara, JAMÁS te decía nada. ¿Sí o no?

4.- Saber si había alguien de nuevo ingreso

Como cuando ibas en secundaria y los nervios te carcomían por saber si habría alguien de nuevo ingreso. Ya los más cursis se iban a dormir el último día de vacaciones pensando de “ojalá entre mañana el amor de mi vida”. Y dicho y hecho, cuando entraban los de nuevo ingreso, ibas viendo el terreno para ver si podría haber química para ser amigos. 

Y por el otro lado, los nervios de cuando te cambiaban de escuela. Ese día antes de entrar eran sinónimo de nerviosismo pero mucha emoción pues sabías que estabas a punto de conocer a las nuevas personas con las que compartirías gran parte de tu vida. ¡Sentimiento indescriptible!

5.- Estrenar ropa… aunque sea unos tenis

Si bien llevábamos uniforme –en la mayoría de los casos– sí nos gustaba estrenar ropa y esforzarnos en hacernos de unos buenos tenis o zapatos. Ahí estabas todo contento comprando tus nuevos tenis, y aunque tu mamá aplicaba la de “noooo, en el reglamento dice que deben ser TODOS blancos, no quiero que te regresen otra vez“, la emoción no disminuía ni poquito, ¿te acuerdas?

O también, para esas épocas de lluvia o frío, el hecho de llevar una chamarra de esas chonchas, era sinónimo de singular alegría, ¿a poco no?

Y hablando de tenis y chamarras, en Bodega Aurrera también te puedes hacer de unos zapatos bastante fregones para este regreso a clases, y que tu cartera no se ponga a llorar. Échales un ojo.

6.- Saber si te tocaría en el mismo salón con tus amigos

Más allá de volver a ver a tus amigos –que eso era a fuerza–, qué tal ese nervio y emoción de saber si te tocaría en el mismo salón que tus amigos. Porque luego era de que llegabas, y ¡BAM! los separaron por relajientos. #QuéSad. Lo cierto es que si eso pasaba, a la hora del recreo se veían con aún más emoción.

Y más en la prepa, porque hasta se ponían de acuerdo para hacer sus horarios juntos y que no hubiera pierde. 

7.- LA MO-CHI-LA

Acá hicimos un punto aparte del de los útiles, y es que comprar una nueva mochila merece un capítulo por separado. Si bien, comprar los útiles, estrenar ropa, y demás, era emocionante, nada se comparaba con el hecho de hacerte de una nueva mochila. Cof, cof… en Bodega Aurrera hay mochilas a SÚPER buen precio y bastante funcionales. Ojo ahí.

Esa decisión era una de las más difíciles y emocionantes de tu vida escolar, y es que sabías que sería tu compañera por más de tres años –dichosos los que cambiaban de mochila cada año, oigan–. ¿Se acuerdan cuando llegaron las mochilas de rueditas? Ja… qué tiempos.

MOCHILA
Foto: Especial

8.- Darle un BUEN uso a tu lap

Por supuesto que casi todos usamos nuestras tablets y computadoras solo para checar redes sociales y ver memes durante las vacaciones. Parte de esta magia de regresar a clases, es darle un debido uso y (ahora sí) sacarle provecho a esa lap que tanto te gusta. Hasta disfrutas ordenar el escritorio de tu compu y todo, para el nuevo ciclo. Lo sabes.

Bodega Aurrera
Foto: Bodega Aurrera

Qué buenos recuerdos…. Y si tú aún estás en la escuela, valora estos momentos porque cuando termines tu vida escolar, vas a añorar muchísimo esta etapa. Así que ponte pilas y vive al máximo este regreso a clases.

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