Por Diego Castañeda

Por fin, después de cinco meses de transición, llegó la hora de que Andrés Manuel López Obrador entre en funciones; con su llegada y la del comienzo de la así llamada Cuarta Transformación, vienen muchas esperanzas en materia económica. Si la Cuarta Transformación ha de tener éxito, y de verdad transformar el país, va necesitar lograr muchas cosas en el terreno económico (sin contar todo lo importante en otras áreas, como la seguridad).

Así que, en las vísperas finales de su comienzo, vale la pena dar un repaso de qué cosas deben pasar en los próximos seis años para que esa transformación en verdad ocurra.

1.- Combate a la desigualdad: México en casi todas las mediciones, sean de concentración del ingreso, de riqueza, sean los niveles de salud, etcétera, se encuentra entre los países más desiguales del mundo. Repartir de mejor forma las ganancias del crecimiento económico es un imperativo, que los perdedores no siempre sean los mismos es quizá el legado más importante en términos económicos que puede dejar la Cuarta. Hacer esto no va ser fácil y va requerir una combinación de muchas cosas, desde un mejor gasto público, infraestructura regional, eventualmente una recaudación más progresiva de impuestos y crecimiento económico inclusivo.

2.- Crecimiento económico Inclusivo: México ha tenido un crecimiento mediocre por más de tres décadas. Crecer alrededor de 1 por ciento per cápita significa que el ingreso per cápita se duplica cada 70 años. Una tasa extremadamente baja que en tamaño (no en su estructura) se parece mucho a las tasas de crecimiento pre modernas. Además, de forma muy triste, en México la mayor parte del crecimiento se queda en la parte más alta de la distribución. Crecimiento inclusivo es que la economía crezca y que ese crecimiento sobre todo beneficie a los de la parte más baja de la distribución. La inversión pública, la política industrial y el gasto público de calidad son las principales herramientas que la Cuarta va tener para producirlo.

3.- Recordar el sur: El sur del país es la región con más pobreza y mayor rezago en infraestructura y conectividad del país. Durante décadas ha sido olvidada, focalizar esfuerzos en ella es extremadamente necesario. Lograr que el sur crezca al doble de velocidad que lo que hace hoy podría acelerar la tasa de crecimiento de todo el país en poco más de 1 punto porcentual. Los mayores beneficios en términos de costo-beneficio están en el sur.

4.- Competencia: La agenda de competencia económica en México aún necesita mucho impulso y tiene grandes ganancias en temas tanto de crecimiento como de estándares de vida. Si la Cuarta logra impulsar la competencia en todos los sectores de alta concentración de poder de mercado va tener un impacto positivo y duradero en el país, el diseño de buenas regulaciones será el factor clave.

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5.- Estabilidad Macroeconómica: La estabilidad macro es quizá el único legado positivo de los últimos años; no obstante, ésta se ha visto debilitada por los últimos 12 años de incremento de deuda pública acelerada que no se tradujeron en mayor crecimiento. Regresar la deuda a niveles más bajos y navegar la creciente incertidumbre en el mundo va ser todo un reto para el nuevo gobierno, pero es algo que no puede hacer mal.

6.- Rediseñar la política social: La política social en México no ha sido tan exitosa como desearíamos, muchos programas sociales son redundantes, mal diseñados o simplemente regresivos. Tener una política social que funcione va ser muy importante y en ese sentido algunas políticas como Jóvenes construyendo el futuro tienen mucho potencial. El resto es de diseño, que tengan reglas de operación bien elaboradas, no removerlas, no equivocarse en asuntos como los censos y mejor desarrollar padrones de beneficiarios transparentes. Éste, a diferencia de los otros puntos, es uno de los asuntos que se puede atender desde el corto plazo.

7.-  Un buen presupuesto: La prueba del ácido para el arranque de la cuarta transformación va ser el presupuesto 2019. Un buen presupuesto, que mantenga la estabilidad macro y que rediseñe el gasto para hacerlo más productivo y atender las necesidades del país, va ser una señal positiva para las calificadoras y para los mercados financieros. Uno de los temas que más preocupa a las calificadoras y demás agentes del sistema financiero es la falta de crecimiento crónica en el país y cómo la deuda creció sin traducirse en crecimiento. Si el presupuesto logra mejorar la inversión pública y cumple en sus promesas (como el superávit primario), los mercados lo tomarán como una buena señal.

8.- Salvar Pemex: Pemex es el gran foco rojo desde hace tiempo, mejorar su situación financiera y su capacidad productiva es vital y es una de las situaciones más complicadas que puede enfrentar el próximo gobierno.

Existen otros objetivos, pero estos ocho son, quizá, los más importantes. La mayoría no pueden ser objetivos de corto plazo y son cosas que deberíamos comenzar a observar conforme la administración llega a la mitad de su periodo; no obstante, el mediano y el largo plazo inician el día 1 y mucho de lo que pueda tener de éxito va pasar por hacer las cosas bien desde el comienzo.

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Diego Castañeda es economista por la University of London.

Twitter: @diegocastaneda

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