La experiencia de caminar dentro del bosque

La colaboración del día de hoy surgió de la experiencia propia de disfrutar y aprender identificando diversas especies de hongos en un recorrido micoturístico de la mano de las Hongueras Pjiekakjoo en el Parque Nacional Lagunas de Zempoala.

El viaje comenzó cruzando en coche la carretera México – Cuernavaca en un recorrido estimado de una hora con diez minutos, hasta llegar a los pies de la montaña y subir el bosque de niebla, recargado de humedad. En ese trayecto un progresivo descenso de temperatura se dejaba sentir en la piel. Una lluvia intensa recreaba una escena de belleza sin igual, digna de un documental.

Cruzar una carretera muy sinuosa y con cierta pendiente, sin señal alguna en nuestros teléfonos celulares, nos otorgó el privilegio de desconectarnos por completo del ajetreado ritmo de vida capitalina. Manejar con suma precaución era un recordatorio constante al ver en el camino algunos accidentes viales que arruinaron los planes de otros visitantes al parque, quienes por fortuna preservaron lo más importante, la vida de los conductores y de sus acompañantes.

El ingreso al parque requiere como en todas partes, en medio de la pandemia, el cumplimiento de un protocolo covid con toma de temperatura y uso obligatorio del cubrebocas, detalles que para nada detienen a los turistas, quienes, pagando previamente un módico costo de $480 M.N, son recibidos  con todas las atenciones de una familia extraordinaria que lleva la vida entera colectando hongos en el área, cuidando siempre de la flora y la fauna de este maravilloso lugar: la familia de Eliseete Ramirez Carbajal, licenciada en Desarrollo Sustentable y nuestra principal anfitriona.

hongos zempoala
Foto: Beatriz Acevedo
Parque Nacional Lagunas de Zempoala.

Al estacionarnos frente al lago, nos recibieron con una delicia gastronómica propia de la región y con el gusto de lo hecho a mano: unos tamales de hongos de la región colectados previamente por los Ramirez Carbajal, al tiempo que con una sencilla dinámica de presentación en su lengua Tlahucia-Pjiekakjoo, reveló su sentir de respeto por la naturaleza y su entorno.

Divididos por equipos y con una canasta en mano, no un costal ni una bolsa, sino una canasta, nos adentramos en el bosque con el cuidado de no perder de vista a nuestros guías, quienes nos explicaron la importancia de no tomar sin su supervisión ningún hongo, para evitar las consecuencias de ingerir alguna especie que resultase venenosa o alucinógena. El propósito de usar una canasta es permitir con ello la liberación de las esporas para favorecer el crecimiento de más hongos en el bosque.

hongos micoturismo
Foto: Beatriz Acevedo
Bosque de pinos y oyameles.

Cruzando riachuelos y haciendo paradas estratégicas nuestros anfitriones narraron con gusto sus experiencias dejando ver cómo lamentablemente con el tiempo la producción de hongos ha disminuido notoriamente. Desde su infancia, los padres de Eliseete recolectaban hongos y nos contaron cómo hace unos 40 años lograban llenar un par de costales enteros en un recorrido. Hoy tristemente nos conformamos con unas cuantas canastas pequeñas y sin la diversidad de sus ayeres.

Una prueba de la alteración del patrón de lluvias en la zona debido a la crisis climática es que, en 4 años ofreciendo estos servicios de micoturismo y que sirven de sustento a sus familias, no les había llovido como en el día de nuestra visita. Un privilegio que no podría dejar de mencionar sin duda alguna.

En un suelo totalmente alfombrado de hojarasca apoyados con un bastón se podía ir ascendiendo sin dificultad, encontrando por doquier muchas fresas silvestres de incomparable sabor, acompañadas de también de muchas piñas que, según nos narró Eliseete, ya cumplieron su ciclo regresando a la tierra las semillas que darán vida a los nuevos seres del bosque.

Fue necesario portar un impermeable todo el camino durante la identificación y recolección de los hongos. Irónicamente, para algunos nos fue mucho más grato el paseo caminando simplemente descalzos y sintiendo la suavidad de la gruesa capa de hojarasca directamente en las plantas de los pies, al tiempo que con cautela evitamos acercarnos o pisar algunas plantas urticantes que nuestros guías nos advirtieron al vernos decididos a entrar en contacto directo con la naturaleza haciendo el recorridos descalzos. Una de esas hierbas hubiese arruinado nuestro paseo.

Foto: Beatriz Acevedo
Hierbas urticantes.

En la mezcla de distintas tonalidades de verdes nos acompañó permanentemente una suave música de fondo, el ruido del agua cayendo en los riachuelos cruzados y las gotas de la lluvia sobre las hojas de los árboles del bosque.

Foto: Beatriz Acevedo
Riachuelo al pie del bosque.
La narrativa de nuestros anfitriones

En los bosques hay innumerables recursos forestales no maderables como los hongos y plantas que sirven de alimento, medicina y sustento de las comunidades hongueras.

Cuando una persona honguera Pjiekakjoo se va al bosque a honguear (recolectar), no sólo se trae las especies de hongos comestibles, también recolecta plantas aromáticas para preparar algunos tipos de tés, como el poleo, el tabaquillo o la mejorana o incluso plantas medicinales como el trébol, la hierva del cáncer y la hierba del sapo, entre otras.

Los Pjiekakjoo también recolectan plantas comestibles como el berro, los corazones de la espina de borrego o los quelites de venado, que casi siempre se les ve crecer debajo de los oyameles alrededor de su tronco, en la temporada de lluvias.

¿Y cómo estuvo nuestra recolección?

Reunidos todos los equipos descargamos nuestras canastas para separar primero por tamaños, formas y colores las distintas especies recolectadas y así disponernos a tomar una divertida clase de identificación. 

La primera lección fue saber que en México se consumen más de 400 especies de hongos y se usan unos 130 nombres comunes para identificarlos, además de 79 nombres en su lengua  Tlahucia-Pjiekakjoo.

Nuestra recolección fue —en palabras de nuestra guía— medianamente buena y logramos identificar las siguientes especies de hongos, haciendo uso de la tesis de licenciatura de Ramirez Carbajal:

Foto: Beatriz Acevedo
Canasta de hongos recolectados.
  • Madroños, Nchjo pambal (Nchjo= hongo; pambal= árbol de madroño (Arbutus sp.)) 
  • Cigarrito, Nchjo sigarru (Nchjo= hongo; sigarru= cigarro) 
  • Cornetas, Nchjo pjipy xich (Nchjo= hongo; pjipy= corneta, xich=blanca)
  • Pipila, Nchjo  suli  (Nchjo=  hongo;  suli=  pípila  (hembra del guajolote (Meleagris gallopavo L.)) 
  • Peine, Nchjo ts’oba (Nchjo= hongo; ts’oba= peine) 
  • Campanita, Nchjo jiyaa (Nchjo= hongo; jiyaa= campana) 
  • Trompa de cochino, Nchjo weto (Nchjo= hongo; weto= trompa de marrano (Sus scrofa domestica))
  • Escobeta o pata de pájaros, Nchjo molitja (Nchjo= hongo; molitja= pata de pájaro) 
  • Quesito, Nchjo kexu (Nchjo= hongo; kexu= queso)
  • Mazorca, Nchjo letu (Nchjo= hongo; letu= olote de maíz (Zea mays L.) 
  • Suchiles, Nchjo ndye (Nchjo= hongo; ndye= flor de cempasúchil (Tagetes erecta L.)) 
  • Clavito, Nchjo nda (Nchjo= hongo; nda= agua).

En todo el recorrido sólo encontramos un hongo alucinógeno. Con él nos explicaron que muchas veces estos hongos conocidos como hongos locos, debido a sus efectos en la conducta psicocorporal de quien lo consume, muchas veces con una cocción en específico, como un fuerte tostado, se pueden evitar sus efectos alucinantes.

Reflexión

La riqueza gastronómica mexicana no tiene comparación. Es un verdadero privilegio encontrar en nuestros bosques tal diversidad de especies de hongos aun objeto de estudio por distintas áreas de la ciencia. Aprovechar la temporada de lluvias anualmente para escaparse y recorrer de la mano de grandes expertos, como la familia Ramirez Carbajal, es una oportunidad que no debe dejar pasarse ya que sólo se conserva y respeta aquello que se conoce. Son innumerables los rincones de la provincia donde pueblos originarios hacen gala de sus conocimientos ancestrales en una relación de armonía con el entorno, resguardando lo más valioso que poseen sus costumbres, tradiciones y patrimonio biocultural. Apoyemos a estas comunidades practicando un turismo consiente y bien guiado.

Apoyar el trabajo de las Hongueras Pjiekakjoo, es sólo cuestión de dar un clic en sus redes sociales.

*****

Beatriz Acevedo es geógrafa, especialista ambiental, promotora de la cultura ambiental, a través del arte, la cultura y el cine documental.

Twitter: @ConSentidoVerde

Referencias

Ramírez Carbajal, Eliseete (2017). ETNOMICOLOGÍA EN LA ZONA TLAHUICA-PJIEKAKJOO DEL ESTADO DE MÉXICO. Universidad Intercultural del Estado de México. Tesis de Lic. en Desarrollo Sustentable.

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Comentarios

Comenta con tu cuenta de Facebook