Por Diego Castañeda

Hablar del futuro en el muy largo plazo es muy difícil y, en vista del mal récord reciente de la ciencia económica para predecir eventos, se debe tomar con mucho cuidado. No obstante, siempre es divertido pensar en escenarios del futuro y es un tanto menos peligroso cuando en lugar de hacerlo desde la óptica estándar de la economía se hace preguntando a personas que se dedican a pensar escenarios sobre el futuro, gente que se dedica a los estudios estratégicos (no futurólogos, que ésos suelen ser peores que economistas y astrólogos combinados).

Hace unos días tuve la fortuna de asistir a una ponencia de uno de los pensadores estratégicos más importantes en el continente europeo, el Dr. Hagman, director de estudios estratégicos para el gobierno sueco y hacerle algunas preguntas sobre cómo se veía América Latina y México en sus escenarios dentro de una década. En su entendimiento, el mundo va camino a tener tres economías gigantes (China, USA e India) y un cambio total en el balance del poder mundial.

De América Latina en su opinión, si las cosas continúan con las tendencias que hasta ahora existen (crecimiento económico, poblacional, etcétera), sólo México y Brasil tendrían algo de relevancia… y no mucha. A la economía mexicana la proyecta como la novena economía más grande del mundo hacia 2030 y la sexta o séptima más grande hacia 2050; a la brasileña, un escaño arriba. Para ponerlo en contexto, serían economías más o menos del tamaño de la economía de Japón hoy en día.

Ser del tamaño de la economía japonesa no es para nada trivial en mi opinión, aunque por las tendencias de crecimiento para ese entonces sería apenas el 20 por ciento del tamaño que se espera de la economía de China, que para 2050 esperan sea del doble que la de Estados Unidos. Sin duda, si esto ocurre el mundo en 10 o en 30 años, va a ser un lugar muy distinto al que hemos estado acostumbrados a ver desde la posguerra de la Segunda Guerra Mundial.

México en el futuro
Imagen: Shutterstock

Le pregunté por qué creen que a pesar de que México posiblemente tenga una economía tan grande piensa que no tendrá mucha más relevancia y su respuesta fue que el problema de México es que tiene poco tiempo para poner “la casa en orden”, que tenemos décadas sin invertir en las cosas correctas, gastando mal, con un gasto educativo que es grande, pero no enfocado a donde más impacto tendría en las universidades, sin hacer mucha ciencia, sin invertir en desarrollo tecnológico, con demasiada violencia y que, al final, eso va limitar la capacidad que tenemos para aprovechar que seremos uno de los mercados potencialmente más grandes. Para él, las décadas de corrupción en el país son las culpables de que no podamos explotar ese potencial.

Si pensamos esto de forma un poco más analítica usando las herramientas de la economía, tiene sentido: si hoy tenemos el doble de la población de España, con tan sólo llegar a que  cada mexicano tuviera en promedio la mitad de productividad de un trabajador español, tendríamos una economía del mismo tamaño. Ahora sabemos que México es más que capaz de tener niveles de productividad muy elevados, de los más elevados del mundo en algunas industrias; si lográramos hacer que eso se generalice, podríamos hablar de que hoy la economía mexicana podría ser significativamente más grande que la economía de muchos países desarrollados. No obstante, lo que nos ha robado de esa productividad es la falta de inversión pública y privada, el seguir teniendo una economía dual, por sólo poner un par de ejemplos. En mucho de eso la corrupción, en sus distintas formas, particularmente en su manifestación como rentismo entre élites económicas y los gobiernos de México por décadas, ha despilfarrado ese potencial.

Pensando en el presente y hacia el futuro está el reto más grande de nuestro país: revertir décadas de negligencia en esos temas para recuperar el tiempo perdido. En algunos aspectos, estamos realmente en una carrera contra reloj (por ejemplo, con el bono demográfico).

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Diego Castañeda es economista por la University of London.

Twitter: @diegocastaneda

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