Lo que sucedió con esta exfuncionaria del INM es ejemplo de por qué mucha de la gente que trabaja en el gobierno no hace bien su trabaja: cuando lo hace es razón para ser despedida.
“Solo cumplí con la ley mexicana y con los mecanismos internacionales de protección de migrantes, y me despidieron”, señaló a Animal Político la exfuncionaria del Instituto Nacional de Migración (INM).
Ella se desempeñaba como subdirectora de Asuntos Consulares del INM, donde tenía como tarea la aplicación de protocolos de protección internacional. Y, precisamente, cumpliendo con esa labor, vigiló el trato a una pareja de afganos que llegó al país para pedir asilo, sin embargo, estaba por ser deportada.
“Te vas a meter en problemas graves. ¿Quién te crees que eres para bajar a esos afganos del avión?”, fue la advertencia que le hizo unos de sus superiores a “Gabriela”, cuando para proteger a la pareja afgana se comunicó al Aeropuerto de Cancún para conocer la situación de ésta.
Al parecer, a las autoridades se les pasó rápido el furor por proteger gente de Afganistán. En agosto, cuando llegaban, hasta era presumido por Marcelo Ebrard, sin embargo, meses después (octubre) ya se les regresaba a su país, no importando las súplicas para no regresar a donde ya gobierna la dictadura talibán.
“Yo no podía decir: ‘oigan, bajen a estas personas del avión’. Pero como integrante de la Dirección General de Protección al Migrante y Vinculación, sí podía checar que se estuvieran cumpliendo todos los protocolos de protección”, explica “Gabriela” sobre lo sucedido en octubre pasado, cuando la pareja de afganos compuesta por Nilo y su esposo Zabbih (ella embarazada de siete meses) arribaron al aeropuerto de la CDMX, luego de huir de su país.
Según lo que la exfuncionaria del INM comentó a Animal Político, la pareja al llegar al aeropuerto (donde era esperada por una amiga que conocieron en una universidad de China) fue enviada a la estación migratoria. De ahí, se les expulsó sin el chance de solicitar refugio bajo el argumento de que habían ingresado al país como turistas y no como refugiados.
En cuestión de horas –y luego de varios mensajes por whatsapp en los que se le decía que el asunto ya estaba siendo atendido– se concretó la deportación… obviamente, incumpliendo los protocolos. Tan fue así, que una vez que se mediatizó el caso, la Cancillería de México intervino y, sólo días después, trajo de regreso a la pareja.
Sin embargo, aunque ella hizo bien su labor, fue reprendida por Héctor Leoncio Martínez Castuera, director general de Coordinación de Oficinas de Representación del INM. “Me llamó gritándome y diciéndome que quién era yo para dar instrucciones a los colegas del aeropuerto para que bajaran del avión a los afganos que se iban a deportar”, le reclamó, aunque ella no dio tal orden: se limitó a cumplir sus funciones: “si no se estaban cumpliendo adecuadamente [los protocolos], entonces reportarlo a mi directora inmediata para que esta lo comunicara a la Directora General y evitar que se violentaran los derechos humanos de una familia”.
A partir de lo sucedido, “Gabriela” fue victima de acoso laboral, aunque, según cuenta, la cosa ya estaba mal desde 2019, con la llegada al INM de Francisco Garduño. Meses después, fue despedida sin importar 1) que había hecho bien su trabajo y 2) que ello la deja sin seguro médico, vital para ella, ya que padece un mal renal.
“No les importó lo más mínimo que, al quedarme sin el seguro del ISSSTE, yo me pueda morir. Es lo que más me molesta. Porque desde su posición de poder, de que se sienten protegidos, y de que son los jefes, pueden pasar por encima de todo el mundo sin que nadie les diga nada”, comentó la ahora exfuncionaria a Animal Político.
“Gabriela” mandó cartas al comisionado Francisco Garduño, así como al presidente Andrés Manuel López Obrador. Ni una de ellas tuvo respuesta, por ello, ya presentó la denuncia correspondiente ante la CNDH, el CONAPRED y la Secretaría de la Función Pública. También prevé interponer demandas administrativas y penales en contra del INM y los funcionarios habrían cometido acoso laboral en su contra.
Animal Político entró en contacto con el INM para conocer su posición, pero como el asunto ya está en manos del Órgano Interno de Control, la gente prefirió no hablar mientras se analiza la queja.