Por Paulina Madrigal
Combatir el cambio climático va de la mano con la equidad

Para algunos esto podrá ser muy evidente, pero para otros no. Y me incluyo en el segundo grupo. Me quedaba claro que todos estamos sufriendo los efectos de la contaminación; por supuesto que unos más que otros, pero hasta hace poco me percaté del vínculo entre la condición de la mujer y la degradación del planeta.

Recuerdo que hablaba con una amiga acerca de la población mundial y del impacto ambiental. Yo argumentaba que los problemas de contaminación están más relacionados con el sobreconsumo que con la cantidad de personas que vivimos en este planeta. En efecto, el crecimiento poblacional se está ralentizando y se calcula que se estancará, para 2100, en 11 mil millones de personas. Sin embargo, la brecha socioeconómica no ha parado de acentuarse. Por si esto fuera poco, al mismo tiempo que la riqueza sigue concentrándose, el impacto del 10% de los más ricos representa el 52% de emisiones de carbono según OXFAM.  En otras palabras, los más ricos (en serio, los de verdad más más ricos del mundo, no el que tiene el coche último modelo en tu colonia) aportan más de la mitad de las emisiones de carbono a nivel global.

El consumo de los más ricos requiere de más hectáreas de espacio del planeta, pero la superficie de la Tierra es limitada. Si nos tocara 1.8 hectáreas por persona y algunos consumen 9 hectáreas, entonces unos están acaparando lo que les toca a otros. Así lo explica Serge Latouche y me parece muy claro, aunque no terminemos de integrar o aceptar estas desigualdades.

Siguiendo la discusión con mi amiga, hablábamos de población, de desigualdades y de que, independientemente de cuántas personas somos, todas tenemos un impacto en este planeta. En ese momento pensé “Pero, ¿cuántas personas en este mundo llegaron por elección libre de su madre?, ¿si contáramos únicamente los hijos deseados, cuántos quedarían?”.  Imaginar la respuesta me dio escalofrío: ¿será acaso la mitad de la población mundial?¿Más? ¿Menos? Al hacer un simple recuento de la historia familiar y de mi círculo social pude identificar en los primeros segundos unas tres o cuatro historias de embarazos adolescentes, esas historias que se idealizaron con el cine de oro mexicano en las que “robaban a la novia” y regresaban a pedir perdón y a casarse, los matrimonios arreglados, los embarazos por falta de educación sexual, etcétera. ¿Cuántas maternidades por decisión propia hay en la historia de la humanidad?

En realidad, me parece que las maternidades decididas conscientemente son recientes. Es decir, muchas madres en la historia lo fueron por imposición, violación, desinformación o por presión social y religiosa. Esto no quiere decir que se arrepientan de ser madres, o no, pero aquí lo importante es si ellas eligieron serlo desde el origen de la decisión. Además, si no todos, muchos de esos hijos están (o estamos) siendo educados con grandes aspiraciones económicas. ¿Te imaginas si toda la población consumiera como el 10% de los más ricos? Totalmente insostenible.

No sé qué es más escalofriante, la cantidad de maternidades no deseadas en la historia o que esto no sea motivo de autocuestionamiento. Creo que lo segundo, ya que esto podría significar una gran falta de conciencia, lo cual perpetúa la injusticia para otras mujeres.

En un grupo de Facebook en el que interactúo de vez en cuando, una integrante hablaba de que su abuela se casó a los 14 años con su abuelo, 20 años más grande, y tuvieron 10 hijos. Ese comentario tuvo muchas respuestas en las que describían historias similares de sus abuelas, madres o propias. Esta anécdota me llevó a reflexionar que  no conozco a una sola persona que afirme que en su historia familiar todas las maternidades fueron recapacitadas y consensuadas.

Françoise d’Eaubonne, francesa que acuñó el término “ecofeminismo” en los años setenta, justo hablaba de estas maternidades no decididas por las mujeres sino por el patriarcado; en sus palabras, “la gestión de nuestros cuerpos está confiada al Sistema Masculino” (D´Eaubonne, 1974). Entonces, ella llama a transformarse o morir como humanidad y como planeta.

Françoise d’Eaubonne se enfoca en la importancia de la autodeterminación de la mujer, principalmente en su reproducción. Pero otras exponentes del ecofeminismo evidencian la relación de explotación hacia las mujeres y hacia la naturaleza, ambas al servicio del patriarcado y del sistema económico dominante. Simplemente, podemos ver que la “mano de obra” implica previamente la reproducción de los que serán los trabajadores y mantendrán al sistema en el que vivimos.

Vandana Shiva clama por colocar a la ecología y a la mujer en centro de las discusiones para terminar con todas las dominaciones colonialistas que persisten en nuestros días.

¿Cuál es la relación entre ecología y feminismo?

Hay varios tipos de ecofeminismo, pero una crítica común es la falta de reconocimiento a los derechos de la mujer, así como la dominación del sistema económico sobre ella y la naturaleza.

Podríamos sostener una discusión sobre la explotación de recursos naturales y de poblaciones vulnerables, pero Françoise d´Eaubonne observa que, incluso antes de la esclavitud, la mujer ya era esclava. Más allá de lo polémicas que pueden resultar estas afirmaciones, lo importante es escuchar y reconocer dinámicas sociales que tenemos normalizadas y que nos impiden avanzar.

Además, sería difícil sostener que el modelo económico y social en el que vivimos la mayoría de la población no ha sido diseñado desde el privilegio por el heteropatriarcado, pues la participación de la mujer y de las minorías apenas se empezó a abrir brecha en el siglo pasado y hoy no podemos asumir una franca representatividad.

Estamos en 2021, podemos aprender de numerosas lecciones que nos deja el llamado “progreso”, ése que, por un lado, permite explorar el espacio y, por el otro, agranda brechas económicas y sociales. A pesar del crecimiento de la economía, persisten dinámicas indeseables de esclavitud en pleno siglo XXI, de migrantes climáticos, de ecosistemas que no resisten el ritmo de consumo y desecho al cual son expuestos.

El Dr. Iván Restrepo mencionó, en la entrevista que le hicimos para el podcast de Ideas a Granel, que después de décadas de trabajo aplicando técnicas ecológicas, políticas públicas a favor del medio ambiente y después de dedicar muchos años a la academia, la gran lección que nos deja a las generaciones actuales es “incluir” a las mujeres conocedoras de su entorno en el diseño de políticas públicas.

El ecofeminismo proporciona miradas críticas hacia el sistema económico y social actual que definitivamente ha desembocado en la crisis ambiental que vivimos. Nos toca aprender a sentirnos parte de la naturaleza y esto, sin duda, pasa por la conciencia del privilegio y la deconstrucción de lo que nos ha llevado a las injusticias sociales y ambientales. La ecología será en equidad o no será.

¿Qué piensas?

*****

Paulina Madrigal  

Instagram: @pauzerowaste

Podcast: @ideasagranel

Consultora en Economía Circular: @procedes.mx  www.procedes.mx

Bibliografía

D´Eaubonne, F. (01 de Enero de 1974). Le féminisme ou a mort. Paris: Pierre Horay.

Global Health Metrics. (14 de julio de 2020). Fertility, mortality, migration, and population scenarios for 195 countries and territories from 2017 to 2100: a forecasting analysis for the Global Burden of Disease Study.

Hunt, E. (06 de 02 de 2020). Eco Gender Gap Why Saving Planet Seen Womens Work.

Latouche, S. (2006). La apuesta por el Decrecimiento. Fayard.

Mintel. (s.f.). The Eco Gender Gap 71 of Women Try to Live More Ethically Compared to 59 of Men.

OXFAM. (21 de septiembre de 2020). Confronting Carbon Inequality.

Todo lo que no sabías que necesitas saber lo encuentras en Sopitas.com

Comentarios

Comenta con tu cuenta de Facebook