Juan Rodrigo Jardón Galeana es un fotoperiodista mexicano que se ha dedicado principalmente a eventos musicales. Sin embargo, desde hace unos años ha realizado un proyecto llamado “Turismo en la vida de otros”, que consiste en retratar la cotidianidad de la vida de personas que se encuentran en situaciones complicadas. Como parte de esto, realizó un viaje a Cisjordania y a Israel, y tuvimos la oportunidad de platicar con él sobre su trabajo, su experiencia y su opinión tanto del conflicto como del papel del periodismo. Esto fue lo que nos dijo:

[Una reflexión sobre el periodismo]

Fui a Israel y Palestina porque me daba mucha curiosidad entender si lo que realmente uno ve en los medios es lo mismo que lo que pasa en la realidad. Ese tema siempre me ha llamado la atención, la distancia entre lo que se ve en la tele y lo que realmente pasa. Ese es un problema con los medios, no sabes a quién le pertenece la información y se hacen negociazos mediáticos con el sufrimiento de la gente.

 

Entonces, quería ver si Palestina era lo que siempre se ve: imágenes de casas destruidas, gente muerta y guerra. Pero hay que entender que la gente allá tiene una vida cotidiana. Lo que yo hago en mi página rodrigojardon.com se llama “Turismo en la vida de otros” y se trata de buscar la cotidianidad de la vida aunque sea en situaciones extremas como la de Palestina. Es un trabajo periodístico, son ensayos fotográficos: secuencias de fotos para comprender ciertas situaciones o ciertos lugares. Lo que hago es tomar fotos y me encanta.

 

Allá, lo que más me impresionó fue lo de las manifestaciones. No me tocó que mataran a alguien pero es impresionante estar corriendo para tomar fotos entre los árboles de olivo para resguardarte de los soldados. Pero al final es un ritual, es algo que se repite todos los viernes desde que pusieron el muro. Al final el mayor contraste es eso, la idea que uno tiene en la cabeza y lo que pasa en realidad.

 

Aunque hay gente de México haciendo cosas allá, lo hacen por el lado del activismo y eso les resta credibilidad. No esta mal, cada quien hace lo que quiere. Sí hay gente que hace cosas pero son los medios los que no lo compran.

 

Yo no he vendido ninguna foto por ejemplo. Siempre había visto fotos de un chingo de gente cargando a un muerto, o casa destrozada con niña llorando. Hay muchos clichés del Medio Oriente. Son culturas distintas. Es una desgracia que esté así la situación en Medio Oriente. Pero como mexicano no descubres el hilo negro porque en México pasa lo mismo. Veía a muchos europeos que estaban en el periodismo activista y nunca habían visto un campamento de refugiados de Palestina, pero es como Iztapalapa, un desmadre con el agua, todos colgados de la electricidad. También hay de campos de refugiados a campos de refugiados.

 

Pero son los medios los que no se interesan, también porque hay un chingo de cosas amarillistas que pasan en el país.

 

[El relato de un viaje a Palestina]

 

Yo entré como turista. 6 meses antes ya había comprado mi boleto para lo cual tuve que ahorrar mucho dinero, incluso dejé de fumar. Volé de aquí a Cancún y de Cancún a Nueva York. Pasé una noche en el aeropuerto de Nueva Jersey durmiendo y el día siguiente me subí al avión para Israel. La tensión se siente desde antes de que te subes al avión. En el aeropuerto de Nueva Jersey me mandaron a una sala cerrada especial para los que se van a Israel y te súper revisan cuando te vas a subir al avión y cuando te bajas te súper revisan más.

 

Y para empezar llegas y te preguntan por qué vas solo, si no eres judío por qué vas a Israel. No les vas a decir que vas a tomar fotos a Palestina de ustedes disparándole a los palestinos, que hay gente que sí lo dice pero no es mi tirada.

 

Después de llegar a Israel estuve 3 días y me crucé al lado de Cisjordania, Palestina. Cruzas un retén militar y ya y es otro país. Yo iba un poco con la idea de que sería similar al campamento de refugiados del Sahara Occidental, en el desierto de Argelia, a donde había ido el año pasado. Pero llegas y están construyendo un KFC y hay un banco gigante, el Banco Nacional de Palestina, en fin, es un país.

 

Estuve como base en Ramala, la capital; después fui a Belén, pasé navidad en Belén. Hay un chingo de turismo cristiano, hay un festival de navidad, es un lugar súper turístico; estuve en Belain, pueblito por donde pasa el muro y donde desde que se comenzó a construir hay manifestaciones. Han matado gente. Eso es algo llamativo: cada viernes en estos pueblos donde pasa el muro, hay manifestaciones. Es una cosa ritual. Todos los chavitos están en el trip de que todos los viernes van a aventar piedras.

 

Hebrón fue la ciudad que más me impresionó por la cuestión de los asentamientos, los cuales están llenos de gente súper radical. El asentamiento en la ciudad de Hebrón es horrible. Llegas y es una calle que está cerrada. Hay dos retenes militares de cada lado. Cuando fui era viernes en la noche por lo que todos iban al Shabat, muchos ortodoxos con sus armas gigantes y sus chavitos. Así viven en sus asentamientos. A veces esos asentamientos están pegados a asentamientos Palestinos y hay muchas broncas.

 

Hay unos lugares de miedo. Tiendas a las que les paga la ONU para que sigan abiertas, porque nadie va a comprar ahí. Es un pueblo fantasma sobre todo el centro. Están los rondines de soldados súper paranoicos. Es un nivel de paranoia cabrón, creo que es el lugar más tenso al que he ido en mi vida. Volteas y hay un güey que te está apuntando en el edifico porque te estás acercando a esa zona.

 

La vida en Hebrón es muy cabrona. El silencio. Salen los chavitos y están tensos porque hay puntos donde ya no pueden cruzar. Hay una parte en la que ocuparon casas donde viven judíos ultrarreligiosos porque ahí están las tumbas de los profetas. Hay un centro religioso muy importante. Son gente muy aferrada y tienen la idea de que deben vivir ahí porque así es su familia. Tienen esta cuestión de la sangre y de la importancia del linaje. Entonces, hay casas que construyeron que obstruyen las puertas de las casas de abajo y la gente tiene que entrar por las ventanas o huecos. Estos judíos avientan mucha basura a la calle y a veces ácidos. La calle más impresionante es una a la que le llaman Apartheid Street.

 

[Una reflexión sobre el conflicto Israel-Palestina: un divorcio súper doloroso]

 

Lo que más me costó cuando estaba en Cisjordania fue hacerme a la idea de que no iba en el track de hay pobrecitos y es justo eso, existe la idea de la victimización del pueblo palestino pero también son unos cabrones entre ellos. Palestina no es tercer mundo. Esa es la gran bronca. Hay una cantidad impresionante de capital, por eso le interesa a Israel que esos territorios sean de ellos. Israel y a mucha gente, también los árabes son avorazados.

 

Ahora, no toda Palestina es lo mismo. Toda la gente que conozco que había nacido en Gaza pero que vivían en Cisjordania desde hace muchos años decían que ya no era el mismo país. Tiene su propio gobierno Hamas. Fatah es de los moderados, los buena onda. Aunque hay una cantidad de corrupción impresionante dentro del gobierno de Fatah, se clavan los recursos y a la gente la tienen súper jodida. Cómo puedes estar apoyando a un gobierno así, eso no le significa que la gente este mejor, eso significa que los embajadores pueden tener trajes más caros.

 

La inclusión de Palestina como Estado observador por ejemplo. Me parece muy bien y todo pero si no estás metido en el gobierno y quieres tener una vida aparte pues no te va a beneficiar mucho.

 

A pesar de todos los problemas que ha traído el muro, hasta cierta forma ha evitado el flujo de extremistas. La situación de Israel y Palestina es como un divorcio súper doloroso. Tienen que estar separados pero a la vez dependen emocionalmente uno del otro porque si no a quien van a estar jodiendo.

 

En Jerusalén, por ejemplo, es muy impresionante esta cuestión de la convivencia. Hay un chingo de tensión, lo ves en la gente, lo ves en la cantidad de soldados, lo ves entre los chavitos. Mucha gente anda con miedo, con prepotencia, un chingo de soldados. Pero, al mismo tiempo tiene un onda como de Disneylandia. Te venden un chingo de recuerditos y tiene todo el discurso de ser la Holy Land.

 

En Israel fui a Jaifa y a Tel Aviv. Para entender el cuadro completo también es sano hablar con los que están del otro lado. Aunque hay mucho conformismo, no todos son ultrarreligiosos y muchos están en desacuerdo con lo que pasa porque les cuesta muchísimo dinero, porque los meten a tres años de servicio militar, a los 18, y si no quieres estar cargando armas te meten a un cuarto de computadoras, pero tienes que hacerlo si no hay represalias. Claro que a algunos les encanta y hacen carrera militar. Están comprometidos con esa onda.

 

Pero, en general los soldados son muy chavitos. No entienden la gravedad de lo que están haciendo. No está chido que les griten: ustedes son los nuevos nazis. Israel también es una mezcla racial muy cabrona. Viven muchos rusos, gente de Etiopía, de Marruecos. Yo veo un poco a Israel como cuando EU se estaba formando, cuando gente de todo el mundo iba a poblar los nuevos territorios. También Israel está pasando por un proceso de autoidentificación. Toda la cuestión religiosa, la idea de “tenemos el ejército más cabrón”, son problemas de autoidentificación. Si no se lo creen ellos quien se los va a creer.

 

Es muy fácil tachar y es muy fácil esta postura de que es un partido de futbol y que le tienes que ir a uno. Esta visión es muy simplista.

 

También, Israel es un Estado que se ha vuelto mucho de derecha. Y eso a quien le conviene es a la industria armamentista. Mucha gente se siente engañada porque les venden el choro del nacionalismo israelí. Nacionalismo que tiene que ver con la cuestión religiosa y con la cuestión racial. Pero mucha gente es laica o de varias religiones.

 

Para ver la serie completa y otros trabajos de Rodrigo Jardón, den click aquí.

Por Julián González de León Heiblum (@JulianBuba)

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