El 1 de marzo de 2022, se estrenó en Netflix la serie documental de true crime titulada Worst Roommate Ever o El peor inquilino del mundo. Esta producción ha estado en tendencia los últimos días porque presenta distintas historias relacionadas con criminales que compartieron vivienda con distintas personas, ya sea como inquilinos o roomies. 

Cada episodio nos cuentan una historia narrada por las autoridades que investigaron los casos acompañados de los sobrevivientes o los familiares de las víctimas. Las cosas se ponen bastante aterradoras con cada historia al revelarse que todos los criminales pasaban desapercibidos al mantener una fachada “normal”. Estafadores, ocupadores seriales (sí, eso existe) y asesinos. 

'Worst Roommate Ever' de Netflix
‘Worst Roommate Ever’ / Foto: Netflix

Quizá el caso más controversial de todos, es el primero titulado “Call Me Grandma” enfocado en el caso de Dorothea Puente, una mujer que en la década de los 80, con la imagen de una tierna anciana, llevaba una pensión para personas de la tercera edad o con trastornos mentales. Un día, tras la desaparición de uno de los inquilinos, descubrieron siete cuerpos en su patio trasero.

A pesar de que esta serie de Netflix cuenta una parte de la historia, se queda bastante corta con la trágica vida de Dorothea Puente. Desde su pasado familiar, la orfandad, casos de abuso sexual cuando era una menor, hasta lo únic que se cuenta relacionado con los casos de desaparición y asesinato con el hallazgo de siete cadáveres que la llevaron a una sentencia de cadena perpetua. Así que por acá les contamos todo lo que no se dijo del pasado de Dorothea en Worst Roommate Ever

Imagen de Dorothea Puente
Imagen de Dorothea Puente / Foto: Netflix

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El pasado de Dorothea Puente

Dorothea Helen Gray nació un 9 de enero de 1929 en Redlands en el estado de California. Fue la sexta de siete hijos, y a la edad de 8 años, Dorothea perdió a su padre por tuberculosis. Un años después, su madre (acusada de abusar física y psicológicamente de Dorothea) murió tras un accidente en motocicleta. Estas circunstancias llevaron a todos estos niños a forman parte de los servicios sociales.

Nunca encontraron un hogar permanente, y entre su registro destacan casos de abuso sexual. Así que a los 16 años, escapó se mudó a Olympia en Washington para dedicarse a la prostitución. A esa misma edad, se casó con un soldado con quien tuvo dos hijas. Una de ellas fue enviada a Sacramento con familiares y la otra fue dada en adopción. A finales de los 40, se divorció y por esta misma época, comenzó a relacionarse en actividades criminales relacionadas con falsificación de documentos que la llevaron a la cárcel durante un periodo de cuatro meses.

Dorothea de niña
Dorothea de niña / Foto: Netflix

Cuando salió bajo libertad condicional, escapó del estado y regresó a California, específicamente a San Francisco donde se casó de nueva cuenta. Durante esta relación, comenzó a tener problemas con el alcohol derivados, en parte, por la ausencia de su esposo que la llevó también a involucrarse con hombres y gastar el dinero en apuestas. Aquí ingresó a una clínica donde determinaron que Dorothea era una “mentirosa patológica”.

Se mudó a Sacramento y desde la década de los 60, intentó abrir en varias ocasiones pensiones para convertirse en tutora/beneficiaria de personas de la tercera edad o con trastornos mentales. Esto quiere decir que cobraría los cheques que el gobierno les da a estas personas a cambio de una habitación y comida. A la par de esto, se casó dos veces más. Su tercer matrimonio fue el que le dio el apellido que conservó hasta el día de su muerte: Puente.

Dorothea Helen Gray en una imagen de 'Worst Roommate Ever'
Dorothea Helen Gray en una imagen de ‘Worst Roommate Ever’ / Foto: Netflix

La actividad criminal de Dorothea

A principios de los 80, Dorthea se dedicó a conseguir víctimas a las que le podía robar. A algunos hombres los conocía en un bar, se iba con ellos a sus apartementos y les daba un sedante. Mientras estaban inmóviles, robaba dinero, joyas u objetos de valor. Comenzó a hacer lo mismo con personas de la tercera edad.

Se hacía pasar por médica o enfermera. Llevaba un maletín con objetos falsos. Tras un tiempo, los drogaba y les robaba sus pertenencias. También se llevaba sus cheques para cobrarlos. En el 82, lograron agarrarla por estos delitos y le dieron una sentencia de cinco años de prisión (logró salir tras tres años de cárcel, en 1985).

Ficha de detención de Dorothea Puente en 1982
Ficha de detención de Dorothea Puente en 1982 / Foto: Netflix

El sujeto que llevó el caso de Dorothea, recibió una llamada en el verano del 82 donde unos hombres aseguaron que la misma mujer había asesinado a su madre para quitarle su dinero. La mujer, llamada Ruth Munroe, murió en una habitación en la casa de Dorothea, la misma casa que se convertiría en una pensión.

Pero eso no es todo. Everson Gillmouth comenzó una relación con Dorothea mientras ella estaba en la cárcel. Cuando salió bajo libertad condicional, Everson se mudó con ella y se comprometieron. Un año después, en 1986, la policía encontró el cuerpo de un hombre sin identificar a un lado del río. Fue hasta el 88 que se relacionó este hallazgo con el nombre de Dorothea Puente.

Casa/pensión de Dorothea Puente en Sacramento
Casa/pensión de Dorothea Puente en Sacramento / Foto: Netflix

La pensión

En los 80, Sacramento vivía una de sus mejores etapas de crecimiento. Pero al mismo tiempo, aumentaron los números de personas sin hogar con un número considerable de mujeres y hombres con trastornos mentales. Un programa del gobierno especial, se dedicó a sacar a estas personas de las calles para buscarles hogares permanentes supervisados con servicios de salud mental.

Judy, una trabajadora social de la época, encontró a Álvaro Gonzalez Montoya, mejor conocido como Bret. Su historial era desgarrador. A los 16 años, su familia y él llegaron de Costa Rica al sur de Estados Unidos donde se le diagnosticó esquizofrenia. Fue internado en una institución donde le dieron terapia de choques, por lo que a la primera oportunidad huyó y llegó en Sacramento.

Álvaro Gonzalez Montoya, mejor conocido como Bret
Álvaro Gonzalez Montoya, mejor conocido como Bret / Foto: Netflix

Encontró un espacio para vivir entre personas que buscaban desintoxicarse, por lo que Judy se dio a la tarea de encontrar una pensión que le habían recomendado. Así fue como llegó a la casa de Dorothea Puente, una mujer de la tercera edad que buscaba ayudar a la comunidad no sólo con la pensión en su casa, sino haciendo donaciones y contribuyendo en la zona al regalar ropa o dar comida. Para Judy no hubo duda alguna: la casa de Dorothea era el lugar ideal para Bret.

La renta de sus inquilinos se pagaba con los cheques del Seguro Social. Se trataba de personas desapegadas a su familia a partir de situaciones como adicción a drogas o alcohol, trastornos mentales o simplemente personas de la tercera edad que eran abandonados por sus familiares. Dorothea, de ese modo, se convertía en una especie de tutora que podía firmar sus cheques, cobrarlos o depositarlos.

Dorothea Puente con algunos funcionarios públicos
Dorothea Puente con algunos funcionarios públicos / Foto: Netflix

Bret, el principio del fin

En 1988, después de unos meses de estar monitoreando la estadía de Bert, Dorothea le dijo a Judy que el hombre ya no estaba. La primera razón fue que había viajado a México con el hermano de Dorothea. Con el paso del tiempo, la historia comenzó a cambiar hasta que se dijo que Bert había regresado de México y su familia, mágicamente, lo había ido a recoger. Es decir, ya no volvería.

John Sharp, uno de los inquilinos, le dijo a Judy que nadie había ido a México y que Dorothea había estado cavando un montón de hoyos en el patio trasero. La denuncia por desparición de Bert fue la razón por la cual las autoridades entraron a la casa de Dorothea donde descubrieron que por su pasado criminal, la mujer no podía llevar una pensión ni ser cuidadora.

Eso les dio chance a la policía de revisar la casa, ir al jardín y ponerse a cavar. ¿Qué encontraron? Siete cuerpos enterrados a lo largo y ancho del lugar. Y entre ellos estaba el cuerpo de Bert… Todas las víctimas habían sido inquilinos de Dorothea, y de los que nadie notó su desparición, pues los cheques se cobraban cada mes a partir de que la mujer era su beneficiaria.

Imagen del interrogatorio a Dorothea Puente en 1988
Imagen del interrogatorio a Dorothea Puente en 1988. / Foto: Netflix

Leona Carpenter

Dorothy Miller

Benjamin Fink

James Gallop

Vera Faye Martin

Betty Palmer

Bert Montoya

En el 88, con el arresto de Dorothea, se determinó que el cadáver que encontraron a un lado del río, correspondía a Everson Gillmouth. Una víctima más de Dorothea. La constante en todos, incluidos Everson y Ruth, fue el uso de estupefacientes y tranquilizantes administrados a través de la comida y bebida. Tras la muerte del señor Gillmouth, fue que Dorothea descubrió una forma de robar dinero, controlar a su víctimas y que estas pasaran desapercibidas.

Imagen del hallazgo del cuerpo de Bret
Imagen del hallazgo del cuerpo de Bret / Foto: Netflix

¿Por qué Netflix se saltó el pasado de Dorthea?

Dorothea fue acusada de nueve cargos por homicidio que incluyó a las siete personas enterradas en el jardín, el señor Gillmouth y la señora Munroe. El fiscal buscó la pena de muerte; sin embargo, sólo lograron acusarla de tres cargos por homicidio (incluido el de Bert) que le dieron la setencia de cadena perpetua.

La mujer sólo confesó haber cobrado los cheques tras la muerte de sus inquilinos. Pero aseguró que todos ellos murieron mientras dormían, y la decisión de enterrarlos venía de la posibilidad de cobrar esos mismos cheques para beneficio propio.

Juicio de Dorothea Puente
Juicio de Dorothea Puente / Foto: Netflix

Netflix cuenta a detalle el caso de Bert, desde su llegada a la pensión hasta el hallazago del cadáver en el jardín. Pero no revela el pasado de Dorothea ni su vida antes de convertirse en una asesina serial. Y hacer esto significa glamurizar el crimen y la figura de los asesinos más allá de reconocer que el mismo sistema que le falló a las víctimas de Dorothea, le falló a ella cuando era niña. 

Enfocarse sólo en los crímenes de Dorthea o cualquier asesino en serie, es darle más voz a los criminales que las víctimas. Pero también es permitir que las audiencias y los medios romanticen a los criminales pensando en ellos como “monstruos de nacimiento”, cuando en muchas ocasiones, fueron víctimas de acciones que ellos mismos replicaron en sus actos criminales. O como en el caso de Dorothea, víctimas del sistema que no los cuidó ni les dio seguimiento.

Dorothea Puente murió el 27 de marzo de 2011 a los 82 años.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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