El estilo de un director es como el ADN de los seres humanos: es lo que los hace únicos, irrepetibles y artistas. En otras palabras, su sello personal, como si fuera su personalidad, es lo que los define y los convierte en personajes icónicos. En realidad, no hace falta ser un experto en cine para reconocer el trabajo de algunos cineastas; sin embargo, se debe poner atención a los pequeños y grandes detalles de sus películas para lograr reconocerlos con tan sólo una escena en la que pueden estar involucrados personajes, diálogos, lugares, o bien, simples encuadres y colores.

Todo esta introducción viene para celebrar los próximos premios Oscar y para presentar a siete (obvio no son todos) directores que los puedes reconocer de inmediato:

Wes Anderson

Anderson lidera esta lista porque su estilo es uno de los más obvios pero más inspiradores que hay en el cine moderno. Sólo basta ver un par de segundos de una escena para determinar que se trata de un trabajo de Wes Anderson: simetría, colores pastel, la composición exacta de todos los elementos y los planos fijos que se “recorren” en una misma dirección.

Ahora bien, Anderson invita al espectador a entrar en la historia y permanecer de ella a través de los encuadres que maneja. En todo momento, da la sensación de que la persona que ve el filme, es más que eso: es un personaje más. ¿Cómo lo logra? Con un truco muy sencillo: son pocas las veces que la cámara (nosotros) sigue a los personajes. Todo lo contrario, ellos nos persiguen en cuadros perfectamente calculados.

Podríamos reconocer un filme de Anderson hasta con los ojos cerrados, sin exagerar, gracias a otra de sus características peculiares: los actores que utiliza, la dulzura de sus personajes y el discurso narrativo. Por ejemplo, basta escuchar la voz de Bill Murray o Tilda Swinton, suaves y dramáticas, para reconocer que estamos frente a un Anderson.

Terrence Malick

La luz natural, los espacios abiertos e iluminados, la delicadeza y la levedad de la fotografía, son las insignias clave para reconocer una película de Terrence Malick. Este director nos tiene acostumbrados a los dramas cargados de una buena dosis de filosofía y reflexiones profundas que no sólo proyecta a través de los diálogos o monólogos de sus personajes, sino de la fotografía y las secuencias completamente naturales.

El estilo de Malick no siempre ha sido el mismo. Una de sus películas más famosas, Days of Heaven de 1978, no presentaba el tipo de características que ahora reconocemos: ese letargo presentado en diversas imágenes mientras alguien sirve como orador de un monólogo introspectivo que llevó a Emmanuel Lubezki a llevarse otro Oscar por su trabajo. En realidad, antes era más “simple”.

Conclusión: para reconocer una cinta de este director son las tramas cargadas de drama y, como ya lo mencionamos, la fotografía con base en luz natural.

Wong Kar-wai

No es tan fácil describir con más de una palabra una película, cuando la primera impresión que te causo es que es una belleza. Tan simple y tan complicado como eso; algo así como el amor a primera vista. Y si hay un creador que sabe ponernos en jaque de esta manera, es Wong Kar-wai. Este director se caracteriza por ser uno de los más estéticos que suman cierta elegancia gracias a las historias de amor y soledad que narra.

Recorrer de forma íntima los espacios que conforman Hong Kong son uno de los elementos claves para reconocer su cine; juega con la velocidad de las secuencias para darle más protagonismo a los sentimientos y la atmósfera que el personaje quiere proyectar, o bien, para distorsionar los espacios y hacerlos más confusos. Por ejemplo, In the Mood for Love de 2000, presenta momentos pausados musicalizados para darle más dramatismo a la historia.

También es usual que cargue la toma con un color llamativo como el rojo, verde o amarillo, para que haga contraste con lo que hay alrededor y le dé mayor intensidad a una escena; espejos, reflejos, canciones poperas, Tony Leung

Quentin Tarantino

El nombre de Tarantino siempre aparecerá mientras se hable de una evolución del cine moderno en todos los sentidos, desde la técnica hasta la posibilidad de “no contar nada”. Para empezar, el estilo de Tarantino es uno de los más reconocidos junto al de Anderson por ser constante en cada uno de sus filmes.

A Tarantino, sin entrar en cuestiones técnicas, se le reconoce desde lejos por las historias cargadas de violencia; los diálogos completamente inútiles pero cotidianos que ayudan a crear atmósferas tensas (como esa deliciosa hamburguesa en Pulp Fiction); la atención a todos los detalles; la sensualidad presente en cada uno de los personajes (no en un sentido sexual); las extrañas interacciones entre los mismos y, sobre todo, la música como uno de los protagonistas en cada una de sus ocho películas.

De este modo, más que un cineasta reconocible, es un referente del cine actual que no se ha detenido en retomar sus propias influencias, interpretarlas y convertirlas en clásicos del cine.

David Lynch

No hay palabras para describir o explicar a David Lynch. Él mismo nunca ha dicho lo contrario: le gusta dejar que la gente interprete sus películas. Desde que empezó su carrera con un par de cortometrajes, se ha encargado de realizar las historias más extrañas, misteriosas y complejas del cine. Y eso es lo que más se distingue de su estilo: vidas entrecruzadas, situaciones imposibles, personajes reales y la verdadera psicosis de la mente humana proyectada en imágenes oscuras iluminadas con una luz tenue para no perder el objetivo principal.

Sin embargo, no todo lo que sale de Lynch ha de ser incomprensible. Algunos años después de Eraserhead, hizo la película que lo llevó hasta los Oscar: The Elephant Man con John Hurt.

Tim Burton

No podemos decir que Burton es el único de aquí que pertenece a las grandes ligas, porque todos están ahí. Pero lo que sí podemos afirmar, es que este cineasta es uno de los que más películas con el mismo estilo ha hecho, sobre todo si consideramos lo que hizo a finales de los 80 y todos los noventas (su mejor etapa). Desde su primer cortometraje animado hasta su próximo proyecto (el live action de Dumbo), Burton ha presentado, aunque resulte obvio, elementos oscuros llenos de fantasía, así como características góticas cargadas de magia, muerte, dualidad, amor, sacrificio.

La oscuridad es lo más visible si se trata de Burton. Pero si queremos ser realmente justos, también debemos mencionar la música, que siempre ha estado a cargo de Danny Elfman y los protagónicos de Johnny Depp.

David Cronenberg

¿Qué hace Cronenberg aquí? Quizá los primeros directores que mencionamos son evidentes por cuestiones técnicas y muy precisas. Cronenberg no es el caso, y no estamos diciendo que el tipo no tenga su propia forma de hacer cine (porque claro que sí la tiene), pero si hay algo de él que es indudable, son las historias que crea y retoma para ser contadas.

En otras palabras, Cronenberg es el dios de las tramas más complejas, extrañas, impulsivas y psicológicas. Cuando hablamos de los personajes de Tarantino, mencionamos que eran sensuales al llevar al límite nuestros sentidos con base en la atmósfera. Pues bien, los personajes de Cronenberg son eróticos sin necesidad de estar involucrados en una historia necesariamente sexual.

Por supuesto, Crash es el mejor ejemplo; sin embargo, La Mosca (un filme de terror), The Naked Lunch, Eastern Promises o Maps to the Stars, son otras formas de describir el erotismo presente en el cine de este cineasta sin importar el “horror corporal” en gran parte de sus cintas.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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