Hoy en día, la Pascua es es una festividad cristiana que celebra la resurrección de Jesús. Al mismo tiempo, el día causa especial alegría a los niños, ya que tienen la oportunidad de correr por toda la casa, departamento o jardín, buscando huevos de Pascua (normalmente de chocolate, o estilo Kinder sorpresa con juguetitos dentro) que dejó el conejo (o liebre) de Pascua. El día de hoy les contaremos el origen de esta tradición y de la figura del conejo y los huevos de chocolate.

Representación de Ostara por Johannes Gehrts
Representación de Ostara por Johannes Gehrts. Vía Facebook.

En la primera hipótesis se vincula al conejo con la diosa fenicia Astarté –también conocida cono Inanna entre los sumerios o Ishtar entre los babilonios– que representaba a la madre naturaleza, la vida, la fertilidad, el amor y los placeres carnales.  La segunda teoría remonta el origen de la Pascua a la diosa germana de la primavera: Ostara. Es uno de los hermanos Grimm quien la retoma en su Mitología Alemana. Ostara es la diosa de la fertilidad y del amanecer o despertar de las fuerzas de la germinación y el conejo también está ligado a ella. De esta diosa se desprende el nombre de la Pascua en alemán, Oster y en inglés, Easter. En Sajonia, esta diosa era conocida como Eostre y la liebre era su animal emblemático. Asimismo, en las tradiciones celtas y escandinavas, la liebre era el símbolo de la diosa madre.

Conejo parado en sus patas traseras
 Vía Shutterstock

Con el paso del tiempo, el conejo y la liebre adoptaron las cualidades de las diosas:  la fertilidad, la procreación y la vida  que llegan con la primavera luego del equinoccio.  Todo bien hasta aquí, pero ¿por qué deja huevos de chocolate un conejo? 

Fue en la región germana en donde más fuerza cobró la figura del conejo y  se creó una figura alrededor de la Pascua (Ostern) conocida como Osterhase (liebre de Oster/Pascua). La leyenda apunta al huevo como representación de vida nueva, y para las religiones cristianas también simboliza a Cristo. Es en este punto en donde la tradición pagana se mezcla con la cristiana: debido a que en la cuaresma no se podía comer huevo por el ayuno, los hervían para conservarlos y los pintaban de rojo para simbolizar la sangre y el sacrificio de Cristo. Cuando llegaba la Pascual, se rompía el ayuno y se comían los huevos.

Plato redondo con huevos
Vía Shutterstock

Los germanos adoptaron la costumbre de decorar los huevos y comerlos, y mezclaron esta tradición con la del conejo. Sin embargo fue hasta el siglo XIX que se empezaron a popularizar los huevos de chocolate y azúcar en Alemania y los países vecinos. Actualmente también se elaboran conejos de chocolate y son especialmente famosos en Alemania, Suiza, Bélgica, Austria, Italia y el norte de Europa en general.

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