Cuando llega el momento de hacer balances del año 2021, al instante nos vienen a la mente los oscuros meses que vivió el Metro de la Ciudad de México. Normalmente, diríamos que fue “un año para el olvido”, pero —específicamente— esperamos que suceda todo lo contrario: que este año sirva para el recuerdo de todos los usuarios del transporte público metropolitano.
Vimos momentos dolorosos, indignantes y se nos aparecieron los estragos del mantenimiento, el presupuesto y las decisiones políticas.
La verdad es que no podíamos dejar pasar el 2021 sin dedicarle un espacio al Metro y a lo que vivimos este año. Un repaso por las decisiones que marcaron a la Ciudad de México, a los millones de personas que lo usamos todos los días y por supuesto… haciéndole cancha también a las historias chuscas que se viven en los vagones naranjas.
Las llamas
Arrancando el año —apenas en las primeras horas del día 9 de enero— las instalaciones del Centro de Control del Metro se cubrieron en llamas.
Ese Centro, ubicado en el complejo Delicias, cerca del Centro Histórico de la CDMX, era considerado “el cerebro” del transporte público capitalino y su incendio provocó la suspensión de seis Líneas de Metro. Una persona fallecida —una policía que cayó— y más de 30 personas lesionadas por intoxicación de humo.
Las investigaciones dijeron que fue culpa de un cortocircuito.
Después de las llamas, algunas líneas tardaron hasta un mes en volver a operar y lo hacían de forma precaria. Sin el Centro de Control, los conductores se comunicaban por WhatsApp y vigilaban al convoy con figuritas montadas en tablones.
Aprovechando que hablamos de llamas, meses después, en noviembre para ser exactos, casi se arma un desgárrate similar en la subestación de la Línea 1 entre Balbuena y Pino Suárez. Un conato de incendio, derivado de otro cortocircuito, terminó cortando el servicio en plena hora pico.
Obvio, el desplome del Metro
La tragedia del incendio y la suspensión de prácticamente la mitad del servicio en el Metro habría sido suficiente polémica por una década… pero faltaba —probablemente lo peor—, en una noche de mayo.
Cuando se desplomó la Línea 12 entre la estación Olivos y Tezonco.
El accidente provocó la muerte de 26 personas y más de 80 lesionados que viajaban en un convoy nocturno del Metro. La historia y las escenas las conocemos todos.
¿Un resumen? Meses de espera por un dictamen que aseguró se trató de fallas en la construcción —específicamente en la colocación de pernos— que no lograron sostener la estructura. Fallas en el concreto. Hemos visto desfilar distintos peritajes y revisiones que llevan a la misma conclusión: la línea tenía fallas de construcción.
Al respecto, se han girado órdenes de aprehensión para algunos responsables… pero el asunto sigue enredado.
La audiencia se empujó hasta el siguiente año, nomás no vemos consecuencias políticas o incluso, se ha barajeado un acuerdo para reconstruir la Línea.
El resto de la infraestructura
Y con la mira puesta en los daños estructurales, la Ciudad de México volteó a ver —y a alzó la voz— sobre el terrible estado de la infraestructura.
En redes sociales, usuarios compartieron fotografías y testigos de los daños en las estaciones elevadas del Metro. Particularmente, las de Metro Pantitlán sorprendieron a las personas que por ahí circulan todos los días. Y por supuesto, la Línea 12 presentó un. peritaje preocupante: encontraron que 32% de la construcción tenía fallas visibles.
Para acabarla de amolar, aquello se hizo todavía más visible el día que se desplomó un pedazo del paso peatonal en Villa de Cortés.
Y ya ni hablemos de la política…
Con tanta sacudida, el Metro de la Ciudad de México quedó embarrado en la política. Especialmente en el rostro de Florencia Serranía, la directora del transporte en la mayoría de estas calamidades, cuya respuesta fue… ¿mal recibida por la ciudadanía?
Recordamos —así a botepronto— cuando dijo que ella “nomás” era la directora, cuando habló del mantenimiento o cuando no se presentó durante varias semanas después del desplome de la Línea 12.
Y el resto de la política también terminó enredando a la limosina naranja capitalina. En este 2021 hubo amenazas de paros laborales, con trabajadores que buscaban mejores condiciones… o cuando la jefa de gobierno le pasó la bolita al presidente para que él llevara toda la comunicación del Metro. O todavía más preocupante, cuando la revisión al presupuesto reveló que se ha reducido en estos últimos tres años.
Las de siempre
Además, claro, el 2021 no dejó pasar las clásicas aventuras subterráneas en el Metro.
En la época de lluvias de la Ciudad de México vimos cómo la estación Balbuena se convirtió en un lago, o cómo el Metro La Raza era parque acuático o incluso, los varios días que la Línea A pasó cerrada por inundaciones.
Y ya… como no todo se trata de andar de criticones, no podemos olvidar una de nuestras escenas favoritas de la última década. Aquella mañana a finales de marzo cuando la Línea B —la verde con gris— amaneció detenida entre las estaciones de Bosque de Aragón y Deportivo Oceanía. ¿La razón? Una lancha en la maya ciclónica.
Bendito año para el Metro. Ojalá que el siguiente sea mejor y más feliz para este servicio que transporta millones de mexicanos por la Ciudad.