La bendita tecnología nos ha abierto miles de posibilidades y por supuesto —como la carne es débil y las hormonas nos superan— los humanos lo hemos aprovechado para enviarnos más de una foto coqueta. ¿Lo interesante? No vayan a creer que esto es síntoma de los tiempos modernos: hace casi 200 años las personas ya encontraban formas de saciar sus calenturas a la distancia.

Todo esto viene a colación porque nos encontramos la historia de la que parece, es la primer nude enviada en la historia.

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Foto: Getty Images

Desde hace siglos hemos escuchado de pinturas desnudas o de imágenes eróticas en tiempos prehistóricos, pero, ¿quién fue la primer persona que se pintó desnuda y después se la mandó a su pioresnada? Pues conozcan a Sarah Goodridge.

Sarah Goodridge

Sarah Goodridge es una pintora estadounidense autodidácta que vivió entre el siglo XVIII y el siglo XIX. Nació en los últimos años de los 1700 y vivió hasta mediados de los 1800. Ella era conocida por ser una miniaturista —pintando retratos en pequeños formatos, dignos de un relicario. Sus obras más famosas utilizaban lienzos de 6 centímetros.

El chiste es que Goodridge resultó ser toda una romántica.

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Retrato de Sarah Goodridge // Smithsonian Art Institute

La historia es un poco enredada, pero ella tenía una relación cercana con un conocido abogado de la época. Le hacía comisiones y seguido le vendía piezas de arte… pero todo apunta a que eran mucho más que eso. Su nombre era Daniel Webster y todo iba bien, hasta que te enteras que estaba casado.

¿La primera ‘nude’ en la historia?

Daniel Webster estaba casado y tenía hijos. Se supone que era un abogado con intenciones políticas y por eso —cuentan— mantenía su relación con Goodridge en secreto. Ella lo visitaba esporádicamente y guardaron celosamente toda la misteriosa correspondencia que se enviaron.

En 1828 el abogado enviudó.

“Eso le dio esperanzas a Goodrige”, cuenta su biografía en The Collector, una publicación digital que recupera las historias de mujeres en el arte.

Ya con Webster de vuelta en el mercado, la pintora echó mano de sus habilidades artísticas para acercarse todavía más al abogado. En esas épocas era común que las personas regalaran pequeños retratos de sus ojos o labios —guardados en relicarios— como parte del cortejo, pero Goodridge lo llevó un poquito más lejos.

Goodridge pintó su pecho completamente desnudo con acuarelas en un lienzo de 10 centímetros. Acá está la pintura original:

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La pirimera nude de Sarah Goodridge // Smithsonian Art Institute

Ella decidió seguir rompiendo con la tradición y no enviarlo en un relicario —que también le dicen guardapelo jajajaja—, sino que dobló la pintura en una forma discreta, la metió en un sobre y la envió por correo tradicional a la casa de Daniel Webster.

Muchas veces en la historia habíamos visto pinturas de personas desnudas o imágenes eróticas, pero el caso de Sarah Goodridge es bastante especial: se trató de un autorretrato, fue pintada con completo consentimiento y después lo mandaron discretamente para coquetear. Es por eso que se considera el primer mensaje de nudes y todo una revolución tecnológica para 1828.

La pintura se encuentra ahora como parte de la exposición del MET en Nueva York.

¿Quieren saber en qué terminó la historia? Pues Webster sí se volvió a casar… pero no con Sarah Goodridge. Chale.

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Soy Max Carranza y me he pasado la vida rodeado de memes, cultura digital y bastantes horas frente a las pantallas. En el camino me encontré la pasión por abordar los temas sociales más urgentes e intentar...

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