Parece que los chinos son punto y a parte. Están en todo. Lo que es cierto es que no dejan de sorprendernos…
Resulta que Jian Feng, un hombre que vive al norte de China decidió demandar a su esposa porque… ¡su hija está fea! De acuerdo a Feng, la hija no sacó la belleza de ninguno de los dos padres, por lo que pensó que la hija era de otro hombre.
La demanda fue por 120 mil dólares. Pero a ver, chequen esto: la esposa de Feng tampoco era muy agraciada que digamos, de hecho, la imagen que ven arriba es la esposa, antes y después de un montón de cirugías equivalentes a 100 mil dólares.
Acá viene lo interesante: Jian Feng declaró que, según él, se había casado por amor, pero cuando nació su primera hija ¡se asustó! por lo fea que estaba y fue ahí cuando acusó a su mujer de haber cometido adulterio, la demandó y ganó el pleito.
Es interesante el hecho de que la hija “no se parecía a ninguno de sus padres”, pero… ¿en serio?
¡Qué tal!