Siglos atrás se sospechó de la existencia de los agujeros negros. Pero fue en 1916 que con la teoría de la relatividad general de Albert Einstein, se predijo el concepto (teórico) de estos, bautizándolos como agujeros negros hasta 1967 gracias a John Wheeler, misma época en la que se detectaron las primeras señales de su existencia.

El tiempo pasó y los agujeros negros seguían circulando entre supuestos e hipótesis. Pero todo cambió en 2019 cuando surgieron las primeras imágenes de un agujero negro, o mejor dicho, la sombra de uno. Y fue así como algo que sólo pertenecía a las ficciones, se convirtió en una realidad (una muy fascinante e impresionante).

Así como los agujeros negros en un inicio fueron pura imaginación, en los últimos años ha circulado un concepto aún más extraño, y es el de los agujeros blancos. Hasta ahora, permanecen como una hipótesis y no hay evidencia de su existencia, ¿pero qué son y cómo creen que se comportarían?

Meme de mujer calculando
Meme de mujer calculando / Foto: Twitter

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Primero lo primero: los agujeros negros

Antes de explicarles qué son los agujeros blancos, primero debemos entender qué son los agujeros negros. Surgen cuando una estrella, que sea al menos 10 veces más grande en masa que nuestro Sol, llega a la etapa final de su vida y explota en algo conocido como supernova (comienza a comprimirse hasta colapsar bajo su propio peso).

La explosión es tan grande, que los restos de la estrella se esparcen en el espacio, dejando restos fríos o inertes, es decir, que no tienen fuerza que se resista a la gravedad, provocando que la estrella se repliegue sobre sí misma. La fuerza de compresión gravitacional es tan fuerte, que todo se convierte en un punto sin masa en el espacio, fenómeno conocido como singularidad.

Imagen del agujero negro de la Vía Láctea
Imagen del agujero negro de la Vía Láctea / Foto: NASA

En otras palabras, hay mucha densidad en poco espacio a partir de que la materia se convierte en energía. El agujero negro, entonces, es un lugar en el espacio cuya fuerza de gravedad es tan grande, que nada puede escapar de ahí, ni siquiera la luz.

Su tamaño es “moderado” en un inicio, pero van creciendo por la acumulación de materia que van atrapando. Los agujeros negros tienen la capacidad de acumular cantidades ilimitadas de materia. Y eso hace que su masa aumente, lo mismo que su densidad.

No se pueden ver los agujeros negros, pero somos capaces de identificarlos mientras se observan los efectos a su alrededor. Por ejemplo, la emisión de ondas de rayos X, los cuales son el resultado de las altas temperaturas que al mismo tiempo se dan cuando la materia choca con las ondas gravitacionales.

*AQUÍ les contamos sobre el Sagittarius A, el agujero negro de la Vía Láctea.

Sagittarius A, el agujero negro de la Vía Láctea
Sagittarius A, el agujero negro de la Vía Láctea / Foto: Chandra X-Ray Observatory

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¿Qué es un agujero blanco?

La sola idea de un agujero negro es suficiente para volarnos la cabeza. Y esto se pone mejor con la teoría sobre los agujeros blancos (desde ahora aclaramos que no serían blancos, sólo llevan el nombre). Como podemos darnos cuenta, los agujeros blancos son el opuesto teórico de los agujeros negros, por lo que su comportamiento es contrario.

Los agujeros negros son conocidos por devorarse casi todo lo que está a su alrededor. Su campo gravitacional es tan fuerte, que como decíamos, ni la luz puede escapar de ellos. Esto quiere decir que para escapar de un agujero negro, un objeto necesitaría que su velocidad fuera más alta que la de la luz (y según Einstein, la velocidad de la luz es el límite, no hay nada más rápido que eso).

Imagen ilustrativa de de un agujero blanco
Imagen ilustrativa de de un agujero blanco / Foto: NASA

Entonces, si un agujero negro es un lugar al que puedes entrar y nunca salir, un agujero blanco es un lugar del que puedes salir, pero nunca volver a entrar. De acuerdo con las hipótesis, los agujeros blancos escupirían luz y materia. Y si eso no suena lo suficientemente loco, también el tiempo correría a la inversa.

El supuesto de los agujeros blancos es meramente matemático, y surgió como una posible explicación a uno de los misterios más grandes sobre los agujeros negros: qué sucede con la materia una vez que deja de orbitar el agujero y cruza la superficie del mismo.

Ilustración de un agujero blanco
Ilustración de un agujero blanco / Imagen: ESO

Los agujero de gusano

Ahora bien. Un agujero blanco es la respuesta de un fenómeno que desconocemos, que es saber qué diantres sucede con la materia que cae dentro de un agujero negro. La explicación se pone cada vez más compleja pero más interesante, y es aquí donde surge el término “agujero de gusano”.

No es algo nuevo, pues se ha mencionado en varias ocasiones, sobre todo en la ciencia ficción para hablar de viajes en el tiempo. La teoría nos dice que un agujero negro está conectado con uno blanco a través de un agujero de gusano, una especie de túnel o portal.

La materia, en ese caso, entraría por el agujero negro, viajaría por el agujero de gusano hasta llegar a un agujero blanco, y de ahí saldría. Recuerden que todo entra a un agujero negro, y todo sale de uno blanco. Lo fascinante es que este agujero blanco podría estar en otro universo. Por eso, estos conceptos han sido tan recurrentes en la literatura y cine de ciencia ficción.

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