Dave Grohl es famoso por ser el baterista original de Nirvana y más tarde convertirse en el líder y vocalista de Foo Fighters, pero también es conocido por participar en distintos proyectos alternos, como Them Crooked Vultures y colaborar con bandas de diferentes géneros como Queens Of The Stone Age, Tenacious D, Ghost y Killing Joke. Pero quizá una de las facetas más escondidas del músico es el enorme amor que siente por el metal.

En 2003 y como toda persona normal, el buen Dave decidió cumplir uno de los sueños que tenía desde hace años: hacer un disco completamente dedicado a este género que durante su adolescencia lo influyó y a la larga, lo convirtió en un músico famoso, un pequeño tributo bastante original para todos esos artistas que lo formaron.

Bajo este concepto comenzó a componer y escribir canciones como en el primer disco de los Foo Fighters, él solito en su estudio sin la ayuda de nadie más. Aunque se pensaba que este podría ser un proyecto solista, pero Grohl tenía un as bajo la manga. Él no cantaría las canciones, para eso invitaría a sus más grandes ídolos del metal para interpretar todas las rolas que compuso, y Dave se limitaría a hacer los coros, algo bastante inusual pero completamente entendible.

Para llevar a cabo su pequeño sueño, contó con la ayuda de algunas leyendas de este género, encabezados por Lemmy Kilmister de Mötorhead, Max Cavalera de Sepultura y King Diamond, así como los integrantes de bandas poderosas de los 80 como Venom, Volvoid, Hellhammer, Corrosion of Conformity entre otras. Además de ellos hubo participaciones escondidas como la de Kim Thayil de Soundgarden tocando la guitarra y hasta Jack Black canta por ahí. 

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Esta es la portada de Probot, el proyecto de metal de Dave Grohl

Y sí, como lo esperaban, el resultado de toda esta combinación de talento nos da un disco bastante ponchado y poderoso, lleno de guitarrazos estruendosos como en “Shake Your Blood” y “Red War”, aunque también encuentra un punto de leve tranquilidad con “Sweet Dreams” y “The Emerald Law”, además Dave nos muestra que sin problemas pudo convertirse en un héroe de la batería del thrash metal o alguno de sus derivados.

Los invitados brillan por sí solos y ese fue uno de los logros de Grohl, hacer que ellos se llevaran todo el protagonismo para pasar a segundo plano. A nivel comercial le fue bastante bien, consiguió entrar en la lista de éxitos de Billboard y recibió críticas muuuy positivas, sin embargo todo el mundo esperaba que con esta enorme alineación Grohl saliera de gira pero eso nunca pasó.

Dave Grohl y Lemmy Kilmister/ Foto: Getty

Probot se quedó como un extraño experimento en el que Dave cumplió el sueño que tenía, homenajear a todos y cada uno de los músicos que lo marcaron en sus primeros años como baterista amateur, y de paso nos entregó uno de los discos más originales de toda su carrera, haciéndonos ver que el grunge y el hard rock no son su único fuerte.

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Me llamo Jesús pero todos me dicen Chucho. Me encanta la música y sé tocar algunos instrumentos, aunque creo que soy mejor escribiendo sobre las bandas que me gustan. Soy fan de los conciertos y festivales,...

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