La década de los 70, dentro de la industria del cine, representa un fuerte contraste, mismo que se reflejaba en la sociedad (o viceversa). Por un lado, durante la gestión presidencial de Luis Echeverría, se impulsó el séptimo arte como nunca se había hecho. Se retomó la Academia Mexicana de las Artes y Ciencias Cinematográficas y la celebración del Ariel. También se inauguró la Cineteca Nacional en los Estudios Churubusco y se creó el Centro de Capacitación Cinematográfica. Todo esto a favor de la reconstrucción del cine como parte de la identidad nacional impulsado, en gran medida, de la conocida época de oro que acercó la calidad de su cine a la meca del mismo, Hollywood.

El apoyo a directores también fue una realidad. A diferencia de la época de oro (de los 30 a los 50) donde los cineastas conocidos eran contados, en la década de los 70 se dio apoyo integral a los creadores que tuvieran perspectivas objetivas de acontecimientos reales que marcaron a la comunidad en la época como la Matanza de Tlatelolco, la Masacre de San Miguel Canoa y el caso de Las Poquianchis. Pero también aquellos cineastas que utilizaron su cámara para denunciar un gobierno decadente que servía no a la sociedad, sino a los intereses políticos de un solo partido como la censura a los medios, la imposición del monopolio mediático de la época, la corrupción dentro del sistema penitenciario y la ignorancia en la que las personas de los niveles más bajos estaba sumida.

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‘Canoa’ / Cortesía de IMCINE (Vía Cine PREMIERE).

El director Felipe Cazals es uno de los más representativos de esta etapa del cine mexicano y que a pesar de la crudeza de sus filmes, logró el reconocimiento mundial. En 1976, Cazals en representación de México, se llevó el Oso de Plata en la Berlinale por su filme Canoa. Esta cinta sentó las bases de la línea que seguiría no sólo el trabajo de Cazals, sino del cine mexicano en general como una forma de representar la realidad de la sociedad mexicana en sus estratos más bajos o en su estado más “primitivo”. Canoa, con algunos detalles de filme documental, presentó la historia de cinco trabajadores que piden asilo en San Miguel Canoa, Puebla. Al ser confundidos con comunistas, y alimentados por la influencia del padre de la localidad, los trabajadores son linchados. Canoa está basada en un episodio real de 1968…

Ese mismo año, Cazals decidió adaptar El apando de 1969 de José Revueltas a una película. El nombre tanto de la novela como de la película, se debe a las celdas de castigo de Lecumberri que Díaz Ordaz mandó a construir antes del 68. El guión corrió a cargo de Revueltas (ya en su etapa final y con muy poca participación, en realidad), José Agustín y el mismo Cazals. Estos dos últimos realizaron una adaptación fiel del libro a pesar de que le agregaron detalles que, después, hicieron que El apando fuera catalogado como un filme erótico.

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Luz Cortázar intepreta a la madre de El Carajo en ‘El apando’.

La novela de Revueltas está basada en la realidad y fue escrita cuando el escritor fue enviado al “Palacio Negro” de Lecumberri de noviembre de 1969 a mayo de 1971 tras ser acusado como “autor intelectual” de los disturbios estudiantiles de 1968. De este modo, el intelectual autodidacta vivió en carne propia (y en otras dos ocasiones en su pasado) la corrupción del sistema penitenciario mexicano, las injusticias que se quedan en silencio, las muertes sin anuncio, la presencia constante de pobres y, peor aún, la estadía de presos que ni siquiera se toman la molestia de clamar su inocencia.

La película El apando nos presenta a Polonio y Albino, dos presos de Lecumberri que le dicen a un compañero de celda tuerto, apodado como El Carajo, que le pida a su madre que meta droga a la cárcel, ya que al ser anciana, no es revisada por los guardias de la misma forma en que revisan a las novias de los protagonistas. La madre, inexpresiva en todo momento, acepta “ayudar” a su hijo. Los presos celebran la noticia y al ser descubiertos, son encerrados en el apando, una celda de castigo. Cuando llega el día en que la madre del Carajo debe meter la droga, estos todavía se encuentran encerrados. De este modo, las novias de Polonio y Albino, llamadas Meche y La Chata, comienzan a armar una revuelta para que sean liberados, pero sucede todo lo contrario. Una lucha entre guardias y presos deja un saldo de varios heridos y muertos, incluidos los protagonistas y el Carajo, quien antes de morir, revela a un guardia que su madre esconde droga en la vagina…

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La escena final, en la que el Carajo delata a su madre, es una de las más determinantes de la cinta sin importar la simpleza. Cuando este dice que su madre lleva droga, que la revisen, la cámara sube a través de las piernas de la señora hasta llegar a su rostro, siempre impávido y triste como el de las mexicanas que se encuentran en crisis o que han aprendido que la justicia no existe para el que no tiene como pagarla. La edición de El apando corrió a cargo de Rafael Castanedo mientras la fotografía fue de Alex Phillips Jr., hijo del reconocido fotógrafo que trabajó en la época de cine de oro junto a grandes directores como Roberto Gavaldón, Fernando de Fuentes, Servando González (acusado de filmar los eventos del 2 de octubre para el gobierno de Díaz Ordaz), Arturo Ripstein, entre otros.

El apando también presentó a una oleada de nuevos actores que se convertirían en representantes del cine más crudo de la época como Salvador Sánchez y Manuel Ojeda en los personajes de Polonio y Albino, José Carlos Ruiz como El Carajo, Delia Casanova y María Rojo como La Chata y Meche y Ana Ofelia Murguía como uno de los guardias. Luz Cortázar, quien interpreta a la mamá del Carajo, cuentan, era un señora que vendía cosas fuera de Lecumberri. Pero fue su rostro y mirada perdida, la que convenció a Cazals de integrarla al elenco principal.

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Delia Casanova y María Rojo como La Chata y Meche en ‘El apando’.

El apando fue filmada en Lecumberri. Cazals mintió para conseguir la locación al decir que estaba en producción un documental que, de alguna manera, exaltaría los avances de la penitenciaría en cuanto a las condiciones de los presos. Pero la ubicación y las pésimas condiciones, precisamente, hicieron imposible terminar la filmación. Con ayuda de un director de Lecumberri, reconstruyeron partes de la penitenciaría en un foro, resaltando la construcción del apando con planchas de acero. Cuando Echeverría se enteró de lo que realmente estaban filmando, de acuerdo con Cazals, el expresidente le preguntó si no le bastaba con Canoa Así que mandó a llamar al regente de la ciudad y le pidió que estrenaran los nuevos reclusorios en julio, mismo mes del lanzamiento de El apando. “El cine mexicano es útil”, dijo Cazalas en entrevista con Canal 22. Y tiene razón. Cazals, Arturo Ripstein, Raúl Araiza y más, transformaron la temática cinematográfica de la época.

Con el antecedente de Canoa y su triunfo en la Berlinale, Cazals podía contar la historia que quisiera y “desafiar” al gobierno. El apando entró a la competencia por la Concha de Oro del Festival Internacional de Cine de San Sebastián; sin embargo, se fue con las manos vacías y con el rechazo del presidente del jurado, Dolores del Río. La actriz mexicana aceptó por segunda vez –la primera fue en 1961– presidir el jurado de este festival. Pero la presencia de una mexicana frente a una producción del mismo país, resultó contraproducente para el director.

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José Carlos Ruiz como ‘El Carajo’.

Antes de que terminara la proyección de El apando, Dolores del Río se paró de su asiento y dijo que la película era “una porquería”, destacando su incredulidad de que una cinta como esa, fuera “arropada en el lábaro patrio”. De este modo, Cazals se fue sin nada, pero con la mirada de las audiencias atónitas ante la crudeza de una realidad. Quizá Dolores del Río, quien había triunfado en Hollywood como ninguna otra actriz mexicana lo ha hecho, se olvidó del México del PRI y sus múltiples realidades evidenciadas con lo del 68.

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En 2017 entré a Sopitas.com donde soy Coordinadora de SopitasFM. Escribo de música y me toca ir a conciertos y festivales. Pero lo que más me gusta es hablar y recomendar series y películas de todos...

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