Lo que necesitas saber:
La construcción de Ciudad Satélite está ligada a la importancia de los procesos de memoria.
La construcción de Ciudad Satélite está ligada a una serie de historias clave para lo que actualmente es la Zona Metropolitana del Valle de México. Una de ellas tiene que ver con la importante tarea de llevar a cabo procesos de memoria para ser conscientes de los impactos de las violencias en los derechos humanos.
¿A qué nos referimos? A una parte de la historia del proyecto de construcción de Ciudad Satélite en el que participó un ingeniero nazi, sin que —hasta donde sabemos— ninguna autoridad cuestionara su presencia.

La cara oculta de la construcción de Ciudad Satélite
Para descubrir esta historia, platicamos con el novelista y ensayista Daniel Saldaña París, quien realizó una investigación sobre esta cara oculta de la construcción de Ciudad Satélite, un poco motivado por una conexión personal con esta zona y el interés por la arquitectura de Mario Pani.
“Me puse a investigar más sobre quién construyó Ciudad Satélite y por qué no cumplieron los planes originales de Pani y ahí empecé a rascarle y, en algún momento, no sé cómo, en internet me topé con el nombre de Karl Emil Franz Fiebinger”, nos explicó Saldaña París en la redacción de Sopitas.com.

La investigación cobró forma durante la estancia de Daniel Saldaña en Estados Unidos, donde consultó documentos desclasificados por el gobierno estadunidense, libros de los proyectos de construcción de fraccionamientos en Estado de México e información sobre las actividades de Fiebinger.
“Yo estaba escribiendo una novela, me dieron una beca de la Biblioteca Pública de Nueva York que es una beca que se llama Cullman Center que es para hacer una investigación con vista a escribir una novela”, precisó.
¿Quién era Fiebinger?
Karl Emil Franz Fiebinger era un ingeniero austriaco que por azares del destino o más bien por omisiones de las autoridades tanto mexas como estadunidenses llegó a México para participar en la construcción de casas y fraccionamientos en las décadas de los 60 y 70 en, ¿Edomex?
Sí, en Ciudad Satélite y Cuautitlán Izcalli entre otros lugares. Sin embargo, Daniel Saldaña resaltó una de las cosas más importantes: “Fue un criminal de guerra que construyó varias instalaciones militares para el Tercer Reich durante la Segunda Guerra”.
Fiebinger nació el 20 de enero de 1913 en Viena, Austria, donde hizo su carrera especializada en ingeniería subterránea, líneas de teleféricos, construcción de ferrocarriles y túneles, mécanica y geodesia —la ciencia que estudia las formas y dimensiones de la Tierra.

Después de la Anschluss o la anexión de Austria a Alemania —dominada por el régimen del Partido Nazi— en 1938, Fiebinger solicitó su afiliación a este partido, pero fue rechazado.
Luego, intentó en la Asociación de Ingeniería Nazi donde le abrieron las puertas en 1939.
Ese mismo año Karl Emil Franz abrió su despacho de construcción industrial, donde trabajaban entre 30 y 40 ingenieros civiles especializados en transporte.
La construcción de fábricas subterráneas para producir misiles
“Durante la guerra se alía con un personaje muy oscuro que era Hans Kammler, uno de los principales dirigentes de la SS (las Schutzstaffel encargadas de las persecuciones nazis y la operación de los campos de concentración) en Alemania y un tipo muy oscuro del que se sabe casi nada, después de la guerra desapareció misteriosamente y siempre se sospechó que se había ido a Estados Unidos”.
Daniel Saldaña siguió con el relato para explicarnos que Fiebinger trabajó con Kammler en la oficina de construcciones militares de las SS.
Y que cuando Kammler comenzó a ganar un mejor estatus dentro del Partido Nazi, Fiebinger se convirtió en su principal aliado en los proyectos de construcción, trabajando desde su despacho privado como contratista para los nazis.
Los proyectos iban desde la construcción de fábricas subterráneas, “sobre todo de misiles, hay un programa secreto que se llama V2 que es un tipo de misil tierra-aire que construían en fábricas subterráneas y él (Fiebinger) es el encargado de construirlas”, apuntó Daniel Saldaña para agregar que las misiones no sólo se quedaron allí.

“Se sospecha, no está del todo confirmado, pero es bastante probable que haya construido un crematorio de uno de los campos de concentración en Ebensee”.
¿Por qué construían fábricas subterráneas? Para seguir con la producción de misiles que no podían hacer en el exterior debido a los ataques aéreos.
En el caso de Fiebinger, este ingeniero austriaco no sólo diseño estas fábricas —de las que todavía no existían prototipos— sino que se encargó de su dirección que, indica la Biblioteca Virtual Judía, requirió de “una energía y capacidad organizativas particulares”.
O sea, el uso de la mano de obra de las personas prisioneras de los campos de concentración, en especial de Ebensee, campo construido en 1943 con el objetivo de explotar el trabajo de los prisioneros políticos, judíos, comunistas, personas LGBT+ y republicanos españoles.
Sobre la construcción del crematorio en el campo de Ebensee, Daniel Saldaña señaló que la participación de Fiebinger no está confirmada, pero que lo más probable es que sí estuvo relacionado.
“Hay fotos de Fiebinger que me encontré en libros alemanes sobre el holocausto donde se le ve a él a las afueras del campo de concentración de Ebensee”.
En el campo de Ebensee anexo a la red del campo de Mauthausen —construido en 1938— Fiebinger fue identificado como el supervisor de la construcción de túneles subterráneos.
Alemania pierde la guerra y el programa Paperclip
“Después de la guerra, él se va a la parte occidental de Austria para que no lo agarren los soviéticos que eran bastante más implacables con los nazis que detenían”, contó Saldaña.
Y en la parte controlada por Estados Unidos, el ejército estadunidense dice “este podría servirnos para algo”.

Detienen a Fiebinger durante unos meses por ser una amenaza a la seguridad en 1946 y después Estados Unidos decide incorporarlo al programa Paperclip.
Paperclip era una operación secreta del Departameto de Guerra de Estados Unidos para reclutar científicos de Alemania y Austria para explotar sus conocimientos y habilidades en el desarrollo de las tecnologías gringas.
La promesa de Paperclip era excluir a científicos con antecedentes nazis o militares… pero allí está el caso de Karl Fiebinger.
Estados Unidos
“Se lo llevan primero a él, luego se va su esposa, su hijo me parece que ya había nacido y se instalan en Estados Unidos, trabaja para una oficina de un ingeniero civil en Nueva York”.
En Estados Unidos Fiebinger colaboró con otros despachos de ingenieros y como “consultor” del Departamento de Guerra durante varios años, presuntamente trabajando en la construcción de plataformas subterráneas para el lanzamiento de misiles balísticos nucleares intercontinentales.

Después… el rastro del ingeniero austriaco nazi se pierde hasta ser documentado en México en el corazón del proyecto de Ciudad Satélite.
Ciudad Satélite
La construcción de Ciudad Satélite nació como un proyecto para crear una ciudad del futuro.
Autónoma y que verdaderamente fuera una ciudad fuera de la Ciudad de México —y no un suburbio más como los construidos en Estados Unidos que servían sólo para que la gente saliera de sus casas rumbo a sus trabajos en las ciudades.
El esbozo de este proyecto estuvo a cargo del arquitecto Mario Pani y el artista José Luis Cuevas en 1954, después de la experiencia en la construcción de Ciudad Universitaria.
En diciembre de 1957 Mario Pani publicó un texto fundacional para la propuesta de la construcción de ciudades satélites del viejo Distrito Federal —el texto en cuestión, por si les interesa, es ‘México, un problema, una solución’.

Allí, Pani detalló la construcción de Ciudad Satélite —como una especie de utopía para aquellos tiempos— que contaría con sus propios servicios, escuelas, hospitales, teatros, cines, terminales de autobuses y casas y departamentos para distintos estratos sociales.
Todo bajo la perspectiva de la arquitectura emocional —que tenía como objetivo crear espacios que evocaran emociones en las personas, más allá de su funcionalidad— cuyos exponentes eran los arquitectos Luis Barragán y Mathias Goeritz.
Sin embargo, este proyecto nunca se concretó. Y lo que hoy vemos como Ciudad Satélite es tan sólo una pincelada de lo que tenía que ser.

¿Qué pasó? La falta de apoyo de los gobiernos de la época —tanto el Federal y estatal— que dirigieron el proyecto hacia los beneficios personales, políticos e inmobiliarios por encima del bienestar social, desplazando los objetivos originales de Pani.
Fiebinger en Edomex
“(Fiebinger) Llegó a México en el momento en el que Pani un poco se lava las manos y se sale del proyecto de Satélite.
Y hay varias empresas que entran a la construcción de los fraccionamientos, Fuentes de Satélite, Cuautitlán Izcalli, como toda esa zona del Estado de México que se estaba desarrollando con mucha corrupción, obviamente son los años salvajes del PRI”, indicó Daniel Saldaña París.
Tan son los años más cañones del PRI que el presidente Miguel Alemán, enfatizó Saldaña París, “dona supuestamente sus terrenos para la construcción de Satélite, pero obviamente se está haciendo millonario, también Gustavo Baz, que era el gobernador saca una buena tajada“.

¿Qué hay de Fiebinger? Daniel Saldaña nos explicó que el ingeniero austriaco llegó a este proyecto con el dinero de una asociación de sindicatos austriacos y alemanes como de un fondo de pensiones para personas jubiladas.
“Él lo invierte en Austroplan que es un sistema que los austriacos utilizan mucho después de la guerra que es para invertir sus fondos de pensiones en distintos lugares del mundo”.
Con el dinero de Austroplan, Fiebinger llegaría a construir alrededor de 5 mil casas en Ciudad Satélite.
Y, de acuerdo con Saldaña, poco a poco compra más terrenos hasta construir más fraccionamientos en la zona.
“Eso es todo lo que sé, hasta allí es donde me llegó la investigación, lo único que sé es que a Fiebinger ni en Estados Unidos ni en México lo molestaron por su pasado nazi”.
Fiebinger murió a los 101 años, al parecer, en Austria. Austroplan desapareció como empresa a finales de los 80, inicios de los 90, de acuerdo con la estimación de Daniel Saldaña.
En medio de todo, “no hubo ningún atisbo de justicia ni procesos de memoria histórica en el caso de este señor”.
La importancia de la memoria
“Creo que sí son temas incómodos y creo que tenemos que seguir hablando de la historia, o sea, revisar todo lo que pasó es la única manera de seguir defendiendo los valores democráticos ante la escalada de la extrema derecha, entonces, estas investigaciones por muy marginales que sean, yo creo que tienen que seguir existiendo”.
De esta manera, Daniel Saldaña fue concluyendo su charla con nosotros en Sopitas.com, retomando los contextos que nos toca presenciar.
Como el genocidio en Gaza o las redadas contra migrantes en Estados Unidos y la presencia cada vez más fuerte de los discursos de extrema derecha.
“Obviamente cada vez es más radical el olvido a mediados del siglo XX y hay como un olvido voluntarioso y político y un esfuerzo de no hablar de esos temas porque hay un genocidio desenvolviéndose en este momento en Gaza”, insistió el escritor.
La memoria y los procesos para reconocer ciertos episodios —y los responsables— que marcaron y vulneraron la historia de la humanidad son importantes para ser más conscientes del impacto de las violencias a los derechos humanos y… evitar su repetición.
En septiembre de 2025, Daniel Saldaña publicará una novela (‘Los nombres de mi padre’) que incluye la investigación que por aquí les contamos, les dejamos por acá el enlace para una mejor revisión.

