Lo que necesitas saber:
Ya tuvimos chance de jugar el aclamado Donkey Kong Bananza y te contamos todos los aciertos y errores que nos encontramos.
Reconociendo que tengo mi Nintendo Switch 2 desde el día uno con Mario Kart World y que me ha dado varias horas de diversión, mi videojuego más esperado para esta consola era Donkey Kong Bananza.

Normalmente, la primera gran aventura individual exclusiva que acompaña a una consola de Nintendo en su estreno, tiene a Mario o a Link como protagonistas. Sin embargo, ahora le toca a Donkey Kong tomar la batuta y cumplir con la dura tarea de satisfacer a los fans de la marca que adquirieron la nueva plataforma de inicio. ¿Lo logrará? Ya mismo les contamos.
Donkey Kong: Es tu momento de crear nuevos fans
Gratamente recordando otras aventuras en 3D de Nintendo, hace rato que Mario salió del Reino Champiñón para explorar galaxias enteras y vivir auténticas odiseas —¿vieron lo que hice?—; mientras que Link ha exhalado su aliento más salvaje en busca de retribución por cada una de las lágrimas del reino —otra vez—, ostentando la etiqueta de ser dos de los personajes y franquicias más queridas de la marca, nos han entregado mundos inmensos llenos de novedades, sobre todo en términos de jugabilidad, la marca de la casa.
Esta es la primera vez para Donkey Kong.
El destino no lo ha llevado a viajar por el mundo o hasta el espacio, sino más bien con rumbo al mismísimo centro de la tierra.
Una historia en capas, que tienes que pelar
La historia de Donkey Kong Bonanza nos lleva a Isla Lingote, espacio en el que se ha descubierto la presencia de bananas doradas, una extraordinaria noticia para Donkey Kong.
Ansioso de recolectar estos ejemplares de su fruta favorita, acaba en una
aventura subterránea junto a una particular roca, quien resulta ser una joven Pauline.
Armados con la gran fuerza de Donkey Kong y la hermosa voz de Pauline, este inesperado dúo debe ir al fondo de la Tierra para recuperar las bananas robadas por los malvados simios de Void Company —liderada por Void Kong—, quienes buscan llegar al núcleo del planeta en donde, de acuerdo a la leyenda, cualquiera puede cumplir su mayor deseo.

Muchos dirán que es una trama muy simple, y tienen razón. Pero al mismo tiempo, basta para darnos un motivo para saltar a esta aventura que nos llevará, capa tras capa, a explorar diferentes escenarios de gran tamaño, destruyéndolos en el proceso.
Si la fórmula no está rota, ¡rómpela!
Indistintamente de si es verdad o no que “las comparaciones son odiosas”, a mi
parecer pueden funcionar como un buen punto de referencia.
Por ejemplo, con este juego desarrollado por Nintendo EPD, el estudio detrás de Super Mario Odyssey, dándonos de entrada, alguna idea de lo que podemos esperar.
No puedo precisarlo con exactitud, pero diría que los mundos de Odyssey y Bananza son más o menos similares en tamaño, aunque estos últimos son menos diversos que los de la aventura del plomero. No obstante, son lo suficientemente diferentes como para tener personalidad propia, preservando al mismo tiempo cierta uniformidad —que tiene sentido al tratarse de “capas” del planeta.

Claro, no deja de ser un videojuego y ser de Nintendo, por lo que ocasionalmente se dan ciertas libertades creativas mostrando escenarios que distan mucho de lo que uno podría esperar encontrarse viajando al centro de la Tierra. O bueno: quién sabe, nunca he ido.
Genuinamente, algo que delata que los desarrolladores de ambos juegos son los
mismos, es la naturalidad con la que controlamos a nuestro personaje, así como el extraordinario diseño de niveles, en donde se nota que cada elemento en pantalla tiene un propósito. Nada está por error.
Un juego en donde la mecánica principal es la destrucción, me parece una especie de antítesis a lo visto en The Legend of Zelda: Tears of the Kingdom. En ToTK tiene la libertad para materializar un sinfín de objetos y resolver acertijos de múltiples formas, limitándonos casi únicamente por nuestra creatividad.
En Donkey Kong Bananza tenemos la facultad de destruir prácticamente todo a nuestro paso. Que sirve también para hacerse sus propios caminos, al igual que resolver los puzxles a su manera. Porque sí, acá también hay acertijos, aunque en su mayoría requieren de “echarle menos coco” que los de ToTK.
Cabe mencionar que algunos son enteramente homenajes a anteriores juegos de Donkey Kong, dándonos justo en la nostalgia.

Zelderos —que hay muchos—, les agradará saber que tenemos referencias a
esta serie. Si consideras esto como spoiler, te sugiero saltarte lo que resta de este párrafo y continuar al siguiente. Advertido estás.
La primera referencia aparece a los pocos minutos de juego: cuando vemos el título y Donkey Kong salta a la aventura, de forma prácticamente idéntica a Link. Otra, la tenemos en las puertas a los puzzles, siendo de forma triangular y conformadas por triángulos más pequeñas que recuerdan a la Trifuerza.

Aunque era mi juego más anticipado para la ventana de lanzamiento de la consola, mi mayor temor era que la mecánica de romper todo en nuestro camino, pronto se volviera repetitiva y aburrida. Qué equivocado estaba.
Además de lo satisfactorio —hasta desestresante— que es romper todo lo que
queramos con unos cuantos golpes, siendo por sí mismo una recompensa en forma de serotonina, la frecuencia con la que recibimos todo tipo de premios es bastante alta. Por ejemplo, tenemos las bananas, que nos sirven para intercambiarlas por mejoras en nuestro árbol de habilidades, tales como aumentar la duración de nuestros ataques, la vida u otras características; hasta aprender nuevos movimientos, como el ataque “helicóptero” visto en Super Smash Bros.
También tenemos otros elementos por recolectar, los cuales nos ayudan a revivir, crear refugios en zonas predefinidas de los escenarios, y algo que seguro les encantará a muchos: comprar ropa y accesorios tanto para DK como para Pauline, los cuales aparte de ser elementos estéticos, mejoran algunas de sus estadísticas.
Y justo como me desvié hablando de las recompensas y coleccionables, así de fácil es dejar de lado un poco la aventura principal para ponernos a romper todo. La “tentación” por destruir el terreno y encontrar cosas nunca deja de estar presente, actuando como algunas misiones secundarias en otros juegos.
Abonando al deseo de romper, está lo bien diseñado de los controles del personaje, con especial atención a los puñetazos:
- Golpeamos frontalmente con “Y”
- Para arriba con “X”
- Para abajo con “B”
- Damos un manotazo con “R”
- Rodamos con “ZL”
- Saltamos con “A”
Todo se siente tan natural. En verdad da la sensación controlar a Donkey Kong. Además, con “ZR” agarramos o arrancamos trozos de las superficies, con las cuales podemos atacar a los enemigos. Mejor aún: usarlas como tabla de surf.
Época de Bananza
Las Bananzas son otro de los elementos claves del juego. Las activamos con el botón “L”, haciendo que Donkey Kong empiece a darse golpes en el pecho y Pauline cante para juntos desatar uno de los diferentes poderes Bananza que hayamos desbloqueado. Nos transformamos momentáneamente en otro animal como un Kong más grande que nos hace más fuertes; una cebra que nos vuelve más rápidos; y un avestruz con quien podemos —más o menos— volar un poco.
Solo menciono esas porque son las que Nintendo mostró en los avances, pero te adelanto que hay más.

Como tip: algo que no nos dice el juego, es que además de activar los poderes Bananza con “L”, también podemos hacerlo moviendo los controles Joy-Con 2 rápidamente hacia nuestro pecho imitando a Donkey Kong. Uno de esos pequeños detalles que nos recuerda que los videojuegos deben tratarse, antes de cualquier otra cosa, de diversión pura.
Con todo lo satisfactorio que es controlar a Donkey Kong o destruir el entorno o atacar a nuestros enemigos, debo decir que no representan un reto, lo cual podrá decepcionar a algunos.
Y es que la mayoría son del tipo de personajes que están ahí para estorbarnos y darnos uno que otro golpe, más que para vencernos. Los jefes requieren mayor atención, pero nada como para hacerte sufrir demasiado.
Modo cooperativo en Donkey Kong Bonanza
Donkey Kong Bonanza puede jugarse de manera cooperativa localmente y en línea mediante la función GameShare, bastando con que una persona tenga el juego. También es compatible con GameChat.
Localmente es posible que una persona juegue usando su Nintendo Switch 2 con su copia del juego, mientras que la otra lo haga desde su Nintendo Switch.
El modo cooperativo lo sentí para jugarse por una madre o un padre
con su hija o hijo. Eso, o por un jugador habitual y uno menos experimentado porque uno controla a Donkey —se encarga del trabajo duro—, mientras que el segundo usa a Pauline para ayudar un poco y recolectar objetos.
Algunos taches
Tal parece que tanta destrucción no podría ser solo diversión sin venir acompañada de consecuencias negativas. Y es que la cámara sufre para seguirnos el ritmo al momento de excavar, perdiéndose un poco por momentos.
No es nada que no podamos arreglar relativamente fácil buscando un mejor ángulo de acción, pero sí es, a mi parecer, el área de oportunidad más grande de Donkey Kong Bonanza.
Otro tache aparece en el apartado técnico.
Puntualmente, con caídas de cuadros en el mapa y en una que otra animación —como al recolectar bananas—, además las peleas contra jefes.
Dentro de lo negativo, lo positivo es que no son caídas repentinas que afecten la jugabilidad, pues se mantienen constantes sin presentar picos que puedan hacernos fallar un movimiento. Es decir, que si nos gana un enemigo
es por nuestra culpa y de nadie más.
Siguiendo con algunos taches del desempeño, al avanzar por los mundos vemos a lo lejos aparecer varios elementos, el infame y si siempre mal recibido “pop-in”.
Tanto las sombras como la iluminación también tien áreas de oportunidad.
Donkey Kong nunca se vio tan lleno de vida
Visualmente, Donkey Kong Bananza es una auténtica belleza. Si te parece que las capturas de pantalla y videos promocionales se ven hermosos… pues tienes razón.
Pero no es sino hasta cuando lo ves en movimiento mientras juegas, que de verdad aprecias a detalle el extraordinario trabajo de los desarrolladores en este apartado.
Y es que, no se trata solo de un estilo de arte precioso que le va como anillo al dedo —del nivel de las películas animadas más taquilleras—, sino que además cuenta con animaciones bastante fluidas que le aportan naturalidad a lo visto en pantalla.
Todos los personajes son sumamente expresivos tanto en las cinemáticas como en el juego. Me hizo recordar a Super Mario Bros. Wonder, pues a pesar de ser un título de plataformas en 2D, las expresiones faciales y movimientos del entorno hacen que todo luzca con más “vida”, una línea que espero Nintendo decida seguir replicando, al menos en sus grandes producciones.
El elenco de personajes lo conforman mayormente diferentes especies de animales, además del regreso de una que otra cara conocida. No obstante, quiero hacer especial énfasis en el diseño de unos personajes similares a rocas de cristal, cuya simpleza y ojos saltones me recordaron a Banjo-Kazooie.

Desconozco si fue un discreto homenaje, pero me dieron ese “aire”.
Donkey Kong Bonanza: Una banda sonora para recordar
El apartado sonoro es un regalo para nuestros oídos, con canciones totalmente
originales y remixes de grandes clásicos de la serie, demostrando el legado y los altos estándares de calidad autoimpuestos a través de los años en Nintendo.
Además de las melodías que actúan como música de fondo y los efectos sonoros que siempre están en su punto acentuando cada acción, acá la gran estrella es Pauline.

Aunque cada que adquirimos una nueva habilidad Bananza la vemos sufrir para cantar en público, se agradece su decisión de afrontar el miedo para deleitarnos con su voz.
Y hablando de Pauline: mención especial para el doblaje latino, donde es interpretada de gran manera por la actriz mexicana Elizabeth Infante. En general, puedo garantizar con un 99.99% de efectividad, que quienes tuvimos la
oportunidad de jugar este juego, luego de unos años, terminaremos identificando fácilmente alguna de las canciones de la pequeña compañera de DK. Mi favorita personal es la primera Bananza.
Y claro, creo que más de uno recordaremos el grito de “¡Banana!” tras obtener una pieza de esta fruta.
Pausando a la aventura para esculpir con tu Joy-Con 2
Además de la historia principal, Donkey Kong Bananza nos ofrece también “DK Artist”, modalidad en donde dejamos descansar nuestro espíritu aventurero para sacar el lado creativo y tallar, esculpir, pulir y pintar rocas para darle forma a verdaderas obras de arte digitales.
Para comenzar a crear la figura que tengamos en mente, podemos elegir entre unas cuantas formas base, como la cabeza de Donkey Kong, Diddy Kong de cuerpo entero o unas cuantas bananas, entre otras. Sin embargo, probablemente será la manzana la que encuentres más útil si quieres ponerte muy creativo, pues al ser esencialmente una figura esférica, es mucho más sencilla de manipular.
Acá usamos los Joy-Con 2 separados, con el derecho empleando el modo ratón para trabajar nuestra creación, mientras que con el izquierdo cambiamos funciones como alejar, acercar y rotar la cámara, elegir herramientas o un color en caso de estar pintando.
Sin duda, esta es la parte que encontré con los controles menos pulidos de todo el juego. Intentar dejar la figura justo donde quería para
iniciar a trabajar, fue como volver a fines de 1990 e inicios de los 2000 para pelearme con uno de los enemigos más molestos de los juegos de plataformas de aquella época: la cámara.
Por otra parte, aunque tenemos una opción estilo “Control + Z” para deshacer un
cambio, únicamente podemos dar un paso atrás. Aprecio que los desarrolladores pensaran que no me equivocaría mucho, pero lamentablemente ese no es el caso. Otra decisión que no me gustó, es que para agrandar o achicar nuestra herramienta hay que alejar o acercar la cámara, en vez de hacerlo presionando un botón.
Además, el tamaño más pequeño disponible no permite mucha precisión.
Una disculpa sí parece que mi experiencia en DK Artist fue la peor del mundo, porque para nada es el caso, solo quise compartirles las áreas de mejora que encontré.

Al final, es un modo extra que viene muy bien para echar a volar la imaginación, pues con un poco de práctica se pueden crear esculturas bastante interesantes, tal y como pueden ver deambulando un poco por internet. Yo por mi parte, dejo mi pequeña contribución con un intento del logo de Sopitas.
Donkey Kong Bonanza: El primer gran infaltable en tu colección de Nintendo Switch 2
Donkey Kong Bananza es uno de esos videojuegos que muy pocos desarrolladores son capaces de hacer.
Sabiendo que fue creado por el equipo detrás de Super Mario Odyssey, imaginaba que podría sentirse un poco como un juego de Mario con otro skin. Pero no: se siente como un juego de plataformas en 3D que solamente podía ser
protagonizado por Donkey Kong. Por nadie más.

Cuenta con áreas de mejora en el apartado técnico, pero cuando ponemos esto de un lado de la balanza y en el otro aparecen su hermoso estilo de arte, su sobresaliente apartado sonoro, y, sobre todo, la diversión pura que nos da, las risas, los momentos de felicidad y los nuevos recuerdos que nos crea, está claro que lo positivo gana claramente.
Más allá de quedar en los libros de la historia como la primera gran aventura exclusiva de Nintendo Switch 2, Donkey Kong Bananza es un videojuego con la capacidad de crear nuevos fans del personaje.
Algo tan especial no se ve todos los días, y nos recuerda porque jugamos: para divertirnos.

